La insalubre normalidad
Parece que, en Córdoba, los gobiernos de la provincia y de la ciudad aún no se enteraron que la pandemia del coronavirus puso sobre la mesa cuán necesaria es la calidad de la salud pública y ambas administraciones recortan en esta área: ¡en los últimos 5 años, hubo un ajuste presupuestario del 17% a nivel provincial! Decidiendo desde escritorios lejanos, la Secretaría de Prevención de Adicciones rescindió el convenio con el Programa del Sol, que busca contener situaciones problemáticas de consumo. Entonces, nos siguen pegando abajo.
Desde la Dirección General de Gestión Sanitaria de Salud Mental de la provincia, a cargo de María Pía Guidetti, el 6 de abril, cerraron el Equipo de Atención Comunitaria de Villa El Libertador por reclamar los suministros mínimos para la atención, trasladando a tres profesionales, mientras que, en el Centro de Salud N° 92 del barrio Los Cortaderos, la Municipalidad no garantiza barbijos ni computadoras con internet para tareas administrativas ni elementos de librería para difundir información esencial. Quienes están en la línea de fuego no recibieron el bono de Nación y, por el recorte en la jornada laboral, se vieron forzados a reducir el horario de atención. Con absoluta certeza, montaron un ataúd en la puerta, con la inscripción: “La salud está muerta”.
En el Centro de Salud N° 32 del Barrio Yapeyú, también alarma el vaciamiento; en un barrio donde viven más de 8500 personas, sólo hay dos médicos generales, una ginecóloga, una odontóloga, una psicóloga y dos enfermeras bajo carpeta médica. Para peor, faltan insumos, como dice María Pereyra, que mensualmente toma Enalapril para la presión y Metformina para la diabetes: “Cuando el dispensario no puede garantizar la medicación, ya que no le llega desde la Municipalidad, debemos comprarla”. Una médica que arriesga su vida ahí denuncia que “el centro no está preparado para atender casos de COVID-19. Acá, no contamos con los elementos de protección necesarios lamentablemente”.
¿Y al interior del interior? ¡La distancia con la salud pública es aún mayor! En El Sauce, en Sierras Chicas, debemos caminar más de 3 kilómetros hasta otra comuna para acceder a un centro de salud que sólo tiene atención primaria en horarios limitados. Para los casos de emergencia, la única opción es recorrer ¡19 km! hasta el Hospital Provincial José María Urrutia. Sin perder la maña ni la saña, no hay pretexto para que la vieja normalidad se asuste con esta película de terror: aún en este contexto, el ajuste es sólo para el pueblo trabajador.
*Por La garganta poderosa / Imagen de portada: La tinta.