España: conciliación y vuelta al colegio en la nueva normalidad

España: conciliación y vuelta al colegio en la nueva normalidad
3 julio, 2020 por Tercer Mundo

Está entre los diez países más afectados por la pandemia mundial con más de 249.000 casos y 28.000 personas fallecidas por coronavirus. España implementa planes, adapta medidas y diseña políticas a contrarreloj para una realidad que ya ha llegado.

Por Raquel Rero para La tinta

Terminada la desescalada por fases y casi cuatro meses después, España se adentra en la llamada “nueva normalidad”. Con el fin del estado de alarma y una sociedad intentando recomponerse de las secuelas de la pandemia, son constantes las dudas sobre los pasos correctos a seguir y los temores a los rebrotes en unos de los países más afectados por los estragos de la COVID-19.

Movilidad sin restricciones dentro del país, a punto de abrirse las fronteras para el turismo foráneo, los bares y comercios más afortunados recuperando clientela, las calles y carreteras en movimiento, empresas poniendo fin al trabajo desde casa. Y en medio de los reencuentros de quienes llevaban demasiado tiempo sin verse, siguen sucediéndose las decisiones políticas y sanitarias. Una luz de neón dejando bien claro: “Esto no ha terminado, estamos diseñando para lo que viene después”.

Parte del diseño de la nueva-vieja realidad pasa por virar la mirada hacia abajo. Una pandemia, una larga cuarentena y la maraña del debate de la conciliación y los cuidados aún por resolver. ¿Quién piensa en los más pequeños y su entorno? Una vez más, la discusión para otro día a pesar de todo lo hablado del cambio de paradigma y de aprovechar lo vivido para crear un punto de inflexión sobre aquello que se da por hecho en la organización y las necesidades de las familias.

¿Y para la infancia qué?

“Las medidas que se proponen para los niños y las niñas suelen sonar muy bien, pero, cuando se miran en profundidad, se ve que son insuficientes y no se ajustan a sus necesidades reales. Es duro decirlo, pero, en una crisis como esta, los niños no han sido prioridad. Las familias y los profesionales hemos tenido que movilizarnos para reivindicar que fueran tenidos en cuenta y pedir medidas ajustadas y coherentes. Los niños han tenido las medidas más restrictivas desde el principio, a pesar de ser población más vulnerable por las propias necesidades intrínsecas a la infancia y, actualmente, las medidas que se están tomando no es pensando en lo que es mejor para ellos, sino en lo que es mejor para la economía o la conciliación”, asegura a La tinta la psicóloga Beatriz Cazurro.

Infancia coronavirus la-tinta

Esta especialista explica que las predicciones sobre las consecuencias del confinamiento se han cumplido, dejando diferentes secuelas sobre los niños y niñas, como pesadillas, miedo al contacto, irritación, apatía o problemas de concentración. ¿Se han adaptado? Sí, pero no sin efectos. “El verdadero alcance del impacto de esta crisis en la salud mental de niños y niñas la sabremos dentro de un tiempo, por eso, es importante comenzar a descartar algunas creencias -como que los niños no se enteran igual que los adultos o que, al adaptarse, estarán bien- para poder estar atentos, detectar los problemas que vayan surgiendo y articular una red de apoyo y tratamiento que les ayude”, añade.


La situación empeora entre los menores más vulnerables. Antes de la pandemia, España ya era el tercer país de la Unión Europea (UE) con mayor índice de pobreza infantil, con un 26,8 por ciento de los niños y niñas menores de 18 en riesgo de pobreza. Es un fenómeno estructural agravado por la devastadora crisis económica de 2008 y, ahora, por la derivada del coronavirus.


“Ha habido familias con dificultades para alimentar a sus hijos y para cubrir sus necesidades básicas. Aquellos que no han tenido acceso a tecnología se han quedado descolgados, no solo académicamente, sino del vínculo con personas importantes y de recursos importantes para su equilibrio emocional -detalla Cazurro-. También ha habido muchos niños y niñas que han estado encerrados con progenitores que los maltratan, o en familias en las que hay violencia de género, y menores con necesidades especiales que han tenido que abandonar de manera forzosa todos los recursos que suponían un apoyo para su desarrollo y para el equilibrio y cuidado de los cuidadores”.

Solo en la primera semana de confinamiento, la ONG Save the Children alertó que el 60,5 por ciento de las familias que atendía antes de la emergencia ya habían visto alterada su situación laboral y el 41 por ciento estaba registrando problemas de convivencia. En otro informe, advertía sobre el incremento de la brecha educativa y desveló que, entre los más de 3.000 alumnos en situación vulnerable atendidos por la organización, hasta un 40 por ciento no contó con equipamiento tecnológico en casa para poder continuar con su educación.

Para Aurora, madre de un niño de tres años y medio, la clave está en las familias, “en cómo es la unidad familiar en su conjunto y qué recursos tiene”. En su caso, con los dos progenitores trabajando desde casa a jornada completa y haciendo horas de más, el salvavidas ha sido poder coordinarse con su hermano y hacer una rotación familiar para el cuidado de tres menores gracias a una custodia compartida. “Si no hubiéramos podido hacerlo así y mi hijo no hubiera visto a otros niños, hubiera sido mucho más complicado porque ha quedado claro que el teletrabajo no es con hijos en casa. Incluso por mucha flexibilidad que tengas, sin los turnos, nos habría sido imposible. La conciliación es el gran engaño, porque no hay tal conciliación en realidad”, cuenta a La tinta.

La Asociación Yo No Renuncio -del Club de las Malasmadres- presentó ante el Ministerio de Trabajo y Economía Social de España una propuesta por un teletrabajo con perspectiva de género, que no lastime la empleabilidad de las mujeres y permita conciliar vida laboral y familiar. El temor es que, como sucede con la reducción de jornada o las excedencias, la opción de trabajar desde casa sea solicitada de forma mayoritaria por las madres, con el impacto que pueda tener para el futuro de sus carreras. Por ello, la asociación demandó paridad y poner los cuidados en el centro con cinco medidas para regularlo: derecho al teletrabajo cuando las escuelas estén cerradas debido a una crisis como la actual o en situación similar; derecho de los trabajadores/as a teletrabajar si hay menores a su cargo enfermos/as; teletrabajo con carácter semipresencial; flexibilidad horaria de entrada y salida, y trabajo por objetivos, además de regular el derecho a la desconexión digital.

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¿Qué hay de la vuelta al cole?

La maraña se enreda todavía más conforme las empresas piden la vuelta a las oficinas, mientras los colegios y guarderías permanecen cerrados. Las familias hacen equilibrios entre sus realidades domésticas y la falta de información de las Comunidades Autónomas y los centros.

Save the Children pidió una vuelta a las aulas con “enfoque de derechos y equitativa”, que garantice el interés superior del niño y atienda a quienes más consecuencias educativas han sufrido por el confinamiento y distanciamiento. La psicoterapeuta Beatriz Cazurro viralizó el hashtag #AsíNoSePuedeVolver ante las medidas de distanciamiento social planteadas para la reapertura de escuelas infantiles y colegios.


“Creo que las medidas que se tomen deben tener en cuenta el bienestar integral de los niños y niñas, es decir, su salud física y, desde luego, también su desarrollo emocional y social. Algunas Comunidades Autónomas en España siguen proponiendo distancia de 1,5 metros en niños en edad de 0 a 3 años. Con las ratios que hay y el número de docentes, eso es imposible sin violencia. Y no podemos permitir que, aunque de forma no explícita, se esté proponiendo algo así. La vuelta a las aulas se tendrá que hacer como la vuelta a las empresas: con la mayor normalidad posible, pero minimizando riesgos; introduciendo nuevas rutinas de higiene, dedicando recursos económicos, bajando las ratios, destinando espacios al aire libre para llevar a cabo la actividad y, sobre todo, permitiendo una cierta flexibilidad a los centros para ajustar las medidas sanitarias a las necesidades del grupo de alumnos”, explica. 


“Los niños se tienen que relacionar –opina Aurora-. La forma de hacerlo es tocar y experimentar unos con otros. Es su forma de aprender y es imposible encerrar a 10 o 20 niños, y pretender que no se acerquen. A lo mejor, reducir grupos y que se mantengan solo dentro de él puede ser una opción, aunque no sea tan diverso”.

Tras las reclamaciones de diversos grupos y colectivos, la última guía de los ministerios de Sanidad y Educación sostiene la obligación de mantener, de forma general, una distancia de seguridad de 1,5 metros, pero añade la posibilidad, para Educación Infantil y Primaria, de establecer grupos estables de convivencia de entre 15 y 20 alumnos. Los integrantes podrían interactuar sin necesidad de mantener la distancia interpersonal, evitando el contacto con otros grupos.

Se recomienda también priorizar las actividades al aire libre, escalonar las entradas y salidas, y las horas de descanso. El uso del barbijo será obligatorio a partir de los seis años cuando los menores estén fuera de sus grupos de convivencia si no pueden mantener la distancia de seguridad.

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Es el diseño de un futuro tan inmediato que ya es presente, pero seguirá mutando. Para la infancia y para las familias, como para todo lo demás, esta crisis llegó sin manuales. ¿Servirá realmente para aprender a tener a los menores más presentes?

“Ojalá esta situación sirva para tomar conciencia de lo poco que sabemos sobre cómo atender al bienestar emocional de los niños y niñas, especialmente ahora, porque nos van a necesitar más que nunca. Pero, para eso, necesitamos ponerles como prioridad y dedicar tiempo, recursos y espacio a psicoeducar a las personas para que puedan atenderles de la mejor manera posible”, concluye la psicóloga Cazurro.

*Por Raquel Rero para La tinta / Foto de portada: RTVE

Palabras claves: coronavirus, España, infancias

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