Crisis en EE.UU.: “Se manifiesta la desesperación”

Crisis en EE.UU.: “Se manifiesta la desesperación”
Anabella Antonelli
4 junio, 2020 por Anabella Antonelli

Entre el accionar del gobierno estadounidense por la pandemia y las manifestaciones antirracistas desde hace días, el contexto actual de Estados Unidos nos mantiene alertas. Conversamos con Isa Noyola, directora de Mijente y co-presidente de Womens March Board, sobre la realidad actual de aquel lado del continente, sus desafíos y esperanzas.

Por Anabella Antonelli para La tinta

“Como mujer transgénero luchadora, que vengo de ancestros indígenas, no llegué a este lugar sola, todes hemos seguido el legado, las historias y las lecciones de los movimientos de nuestros antepasados”, explica Isa Noyola en diálogo con La tinta y ubica el terrible asesinato de George Floyd a manos de la Policía y el contexto actual de rebelión en EE.UU. en la memoria larga de su pueblo. “En 1992, vimos, por primera vez en video, la violencia policíaca del Estado sobre Rodney King y fue impresionante la reacción de la comunidad y lo que se vivió en Los Ángeles”. Entendiendo al racismo como constitutivo de la sociedad estadounidense, explica que la violencia estatal es la misma que entonces mientras que el poder de la Policía aumentó. “Una persona inmigrante indocumentada o una persona trans o negra en EE.UU. vive eso todos los días. Hemos sobrevivido y continuamos esa sobrevivencia, pero llega un límite donde las personas se desesperan”.

¿Cuál es la particularidad de este momento que hace que, ante una situación que se vive a diario, la sociedad reaccione de esta forma? La respuesta parece ser el hartazgo. “Es historia larga la construcción de la idea de racismo en Estados Unidos, nunca llegó a reconocer realmente todo lo que ha pasado. Tenemos leyes que dicen que protegen a la gente contra la discriminación, pero esa no es la realidad. Lo que está pasando ahora es la acumulación de muchas cosas porque no se llegó nunca a una respuesta”. Desde el Estado, prometen más y mejor entrenamiento destinado a las fuerzas represivas para evitar abusos, “pero esa no es la respuesta, tenemos que llegar más allá de esas soluciones que son temporarias y nunca van a llegar al centro de lo que pasa”.

Hoy, el pueblo estadounidense está en las calles con una diversidad de actores protagonizando las protestas en más de 70 ciudades de todo el país. “El capitalismo nos hace sentir que todo está bien, tenemos nuestro trabajo, nuestro apartamento, podemos ir al cine, a la disco y todo parece que está bien, pero, en estos momentos, nos enfrentamos a una realidad que no está bien. Muchas personas no veían los valores de esta sociedad que están siendo cuestionados ahora”. Isa explica que parte del pueblo es consciente recién ahora sobre la racialización y la situación que viven estas personas en su país. “También hay mucha gente que estuvo en esta lucha durante años, que hemos sido pacientes y queremos cambiar el sistema. Hay personas que quieren que esto destruya al Estado, que tienen lecturas relacionadas al racismo o de clase, en relación al capitalismo”.

Como sucede en la mayoría de los estallidos sociales, los grandes medios cargan contra el “vandalismo”. A diferencia de discursos que pretenden correrse de esos hechos, Isa explica que “la gente se tiene que desquitar por todo lo vivido, tienen que poner esa energía en un lugar, porque se manifiesta la desesperación. No hay protesta segura, siempre hay un riesgo para la persona y lo que hacemos, al demostrar físicamente las emociones y traumas, todo lo que hemos sobrevivido, eso es parte de este momento”. El cambio profundo, de sistema, amerita acciones de otra envergadura. “En nuestra historia, vimos momentos donde la escala de violencia hizo que el Estado reaccione abriendo una posibilidad para cambiar algo sistémico. Eso también es parte de este momento. Todo lo que hemos sobrevivido y sufrido no puede ser solo para un cambio pequeño, tiene que abarcar más allá y ser más profundo para transformar la realidad de racismo”. Los gobiernos, explica Isa, deben sentir la presión social y que no pueden más con lo que está pasando, sólo así se dan las transformaciones realmente importantes.

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La lucha racial que permanece activa en EE.UU. recuerda otros estallidos sociales, como el del pueblo chileno, en cuanto a la sostenibilidad en el tiempo, debatiendo cambios profundos. Sin embargo, para Isa, esta es una batalla más de un largo camino: “Para quienes hemos luchado por la justicia racial contra sistemas opresivos, sabemos que es a largo plazo. Llegar a la raíz no va a ser fácil, no viene de la noche a la mañana, tenemos que pensar en tácticas y estrategias para no desgastarnos en un solo momento”. En distintas ciudades del país desde los gobiernos, mantienen la prohibición de salir desde determinada hora, “porque están desesperados por oprimir la expresión de la gente.


Es importante pensar cómo podemos mover esa energía para concientizar a personas que ahora están abiertas para entender que no es una persona más de Minneapolis, porque el acoso y la brutalidad de la policía pasa todos los días. La sociedad ha permitido que se pueda aceptar esa realidad. Resistir y luchar por nuestros derechos y nuestra humanidad es a largo plazo, no es una marcha o encender un edificio, eso es parte, pero no es todo. Es una gran oportunidad para concientizar a nuevas generaciones para que continúen este trabajo y las demandas que, desde nuestros ancestros, hemos tenido”.


Como respuesta al estallido social, mientras el alcalde y el fiscal general de Minnesota condenaban el accionar policial, Trump realizaba despliegues teatrales amenazando con mayor represión para sofocar las protestas y manifestaciones. Isa trabaja con comunidades migrantes, quienes llegan a EE.UU. para librarse de realidades violentas de sus lugares de origen, en muchos casos, atravesadas por los intereses de esta potencia que “ha hecho mucho daño a otros países, por ejemplo, de Latinoamérica”. Esas personas buscan un lugar donde desarrollar una vida digna, “llegan a la frontera y encuentran otra realidad que la esperada. La comunidad inmigrante está sufriendo demasiado el temor que siente y la discriminación. Hoy, ven que todo lo que hemos peleado como organizaciones y movimientos se está desvaneciendo en estos 3 o 4 años en esta administración, parece que el trabajo que hemos hecho en años se ha desvanecido durante el gobierno de Trump”. Las comunidades migrantes se enfrentan a un gran reto “porque esta administración quiere derribar hasta los logros pequeños y eso hace aumentar la desesperación y la ansiedad de la gente”, declara Isa.

La situación de las mujeres e identidades diversas en el país no es mejor. “La mujer trans y personas con diversidad de géneros están enfrentando una situación también difícil. Hay visibilidad por Hollywood y cómo se cuentan nuestras historias en los medios de comunicación, pero no ha cambiado la realidad. Esa visibilidad no se traduce a la creación de una vida saludable. Seguimos luchando como mujeres transgénero en todos los movimientos y estamos viendo cómo podemos centrar nuestras historias y la lucha que vive la comunidad que no es cisgénero y enfrenta la discriminación y la violencia todos los días”.

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(Imagen: Christian Monterrosa | AP)

La fuerza para luchar, dice Isa, es el resultado de reconocer que no llegó a este lugar sola, “todos hemos seguido el legado, las historias, las lecciones y los movimientos de nuestros antepasados. Esa es la esperanza que tratamos de enseñar a nuevas generaciones. Esta es una batalla, a veces, tenemos logros y, a veces, tenemos momentos que vemos todo desvanecerse. Aprendimos cómo organizarnos con lo poco que tenemos. Las comunidades están respondiendo de manera espectacular, están proveyendo alimentos, lugares seguros para la gente que lucha en su enojo y en su coraje, la comunidad está de pie y siguen adelante, porque no hay otra”.

Isa es parte del Womens March Board, uno de los movimientos feministas más grandes de EE.UU. Entre la pandemia y las manifestaciones antirracistas en las calles, las redes de cuidado feministas han sido fundamentales.


“Las organizaciones lideradas por mujeres negras, latinas, asiáticas, que están al pie luchando, vemos cómo cuidamos nuestras comunidades, nuestras mujeres, lo poquito que tenemos para preservarnos y no desgastarnos, para poder seguir en nuestra lucha. El cuidado es físico, espiritual, mental, emocional. Si no tengo autocuidado para enfrentar el trauma que el trabajo y la lucha nos tiran, nos vamos a quebrantar. Eso ha sido hablado y es una intención grande y fuerte en el trabajo. No es solo estar en las calles, pelear, luchar y demandar. Es importante tener momentos y acceder a cosas que nos alimentan nuestro ser, nuestras vidas, nuestra salud”.


La pandemia representa un gran desafío, “porque, como mujeres, estamos acostumbradas a reunirnos de manera física en momentos difíciles, donde tenemos ese poderoso círculo de mujeres. Cuando la violencia nos roba a una mujer transgénero o donde hay asaltos y acosos, hemos tenido esa reunión de la comunidad. Es difícil poder acceder ahora a esos espacios y crearlos por la pandemia. Pero sabemos que estamos conectades con nuestres hermanes de diferentes maneras y seguimos viendo cómo nos cuidamos”.

Para Isa, desde aquel lado del continente, un camino de esperanza a seguir en una realidad tan compleja se encuentra en diferentes lugares, “veo la esperanza en una nueva generación que cuestiona lo binario, uniéndose al mensaje feminista de que nuestros cuerpos y nuestras identidades no pueden ser oprimidos por el Estado, por el patriarcado, por fuerzas que nos quieren ver destruides. Esa esperanza sigue adelante y, aunque no vea todo lo que quiero ver realizado en mi vida, sé que algún día eso va a pasar y, por eso, sigo adelante. Cada año, voy a protestas y, cada año, voy a funerales donde la violencia nos robó a alguien de nuestra comunidad. Cada vez que voy, el compromiso crece, porque hemos perdido demasiadas vidas, la sangre se ha derramado demasiado y eso también nos conmueve en nuestros corazones, poder realizar los sueños de tantas personas que sus sueños fueron robados.

Todas las que estamos en las calles elevamos nuestras voces y llevamos a esas personas en nuestras voces, en las historias, en esa energía. Aunque esas personas ya no estén, siguen en nosotras. Tenemos ese compromiso, por eso, estamos al pie y seguimos adelante”.

Por Anabella Antonelli para La tinta. (Imagen de tapa: Chandan Khanna / AFP)

Palabras claves: Estados Unidos, George Floyd, Isa Noyola

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