Geolocalización, cuarentena y cómo salir de este enredo – Parte 1
Un análisis acerca de la app CuidAR, aplicación de autoevaluación de síntomas de Covid-19 que presentó el Gobierno Nacional. ¿Hay formas de implementar esta herramienta sin caer en la violación de la privacidad de las personas?
El pasado lunes -y tal como el presidente Fernández había anunciado el viernes anterior en conferencia de prensa-, se presentó la app CuidAR. Una aplicación que, según la presentación oficial, tiene “el objetivo de esta segunda versión es permitir la autoevaluación de síntomas en pocos pasos y sumar la posibilidad de añadir al Certificado Único Habilitante de Circulación (CUHC), un código que muestra que el ciudadano o la ciudadana está habilitado/a para movilizarse, siempre y cuando en el autoexamen no se detecten síntomas de Covid-19”.
A grandes rasgos, promete ayudar a salir de la cuarentena de manera segura, cruzando datos, que permiten aislar y detectar a personas que den positivo de Covid-19, sus contactos estrechos y los lugares donde estuvo, e incluso alertar a otrxs al respecto de un caso positivo. Una manera eficiente de evitar el proceso -lento- que implica cruzar datos y detectar posibles contagios, a través de entrevistas, que es el medio que, hasta ahora, se viene utilizando.
Hace unos dos meses, se dio a conocer que un equipo de epidemiólogos y criptógrafos está desarrollando una aplicación de código abierto para rastrear contactos que no revela información sobre la identidad, geolocalización, quiénes son tus contactos o incluso cuántos contactos has tenido previamente, pero sí permite rastrear y detectar áreas para tomar medidas y poder contener los contagios. Y uno pensaría que esta es la aplicación que ha implementado el gobierno para Argentina, pero no.
Esta aplicación -CuidAR- que fue desarrollada en conjunto entre la Secretaría de Innovación Pública -siguiendo los requerimientos y necesidades del Ministerio de Salud-, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, la Fundación Sadosky, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi), que nucleó a las empresas Hexacta, Globant, G&L Group, C&S, QServices, GestiónIT, Intive, Finnegans y Faraday, tiene una serie de vacíos que preocupan y mucho. Solicita datos personales (incluido el escaneo del DNI), domicilio, información familiar, etc., todo con carácter de declaración jurada y aclara que, de ingresar información falsa, “puede considerarse una contravención grave”.
Si bien unx, inicialmente, puede no autorizar la geolocalización, una vez que la persona da positivo de Covid-19, la geolocalización se activa y controla cada 15 minutos la actividad de la persona que ha dado positivo. Además, toma información de los movimientos y contactos de los días anteriores, pues, aún cuando no hayamos autorizado la geolocalización, toma datos de otras maneras, ¿cuáles?, imposible saberlo, pues, a diferencia del desarrollo que se estaba realizando de una app mundial, esta no tiene código abierto (no es de acceso público) y en sus bases y condiciones indica que está prohibido descifrar, investigar el código fuente y/o divulgarlo, tanto al código como algún problema de la aplicación.
Básicamente, no tenemos permitido saber cómo funciona, qué hará con nuestros datos, etc. Pero sí está claro que podrá ser controlado por la policía, quien podrá solicitar a las personas que demuestre que tiene la aplicación descargada y activa, y que está vinculada con el certificado de circulación.
No, no es obligatoria tenerla descargada, pero…
Mucho Palo Noticias dialogó con René Montes del Partido Interdimensional Pirata para ahondar en este complicado tema, que, más que apuntar a la salud pública, apunta a ir camino a un exacerbado escenario de control social:
—¿Qué implica usar aplicaciones que utilicen geolocalización y cuánto de esto ya existe hoy entre nosotrxs?
—La geolocalización está ocurriendo todo el tiempo en nuestros celulares, incluso de mil formas que por ahí ni siquiera nos esperamos. Salvo que le saquemos la batería, en eso caso ahí si no habría una geolocalización en principio pero no es casualidad que hoy día, ya desde unos años es imposible sacarle la batería al celular. La única opción es modo avión, y entonces el celular no sirve de mucho.
Geolocalización es el proceso de rastrear el smartphone, que se puede hacer de varias maneras. En realidad rastrear el smartphone no es lo que interesa, sino rastrear al dueño del smartphone. Hay aplicaciones más agresivas e irrespetuosas y por eso Andriod hace unos años tiene solicitud de permisos, por eso las apps te piden permiso para acceder a tu ubicación, aún cuando no lo necesiten para las funcionalidades de la app. Algunas aplicaciones son mas respetuosas y te permiten instalarlas aunque no les des acceso a tu ubicación.
La geolocalización la pueden hacer también las redes sociales, que te piden permiso al ser instalados y en ese caso no se instalan sin ese permiso, y ahí se puede ver el interés del desarrollador, empresa, o quien lo provea.
Antes de los permisos, las aplicaciones de redes sociales en particular, pero muchas mas también que estaban en el Play Store también, te comen la batería porque activaban el GPS cuando querían y vos ni siquiera estabas usando la app. Si bien con los permisos mejoró bastante, sigue siendo un problema porque te pide permiso, y si se lo das, es un permiso permanente, entonces no hay un verdadero resguardo de la privacidad, le das el permiso pero después tenes que navegar un montón de menús para poder sacar ese permiso, o permitirlo solo una vez.
El tema del permiso y de la interfaz de la aplicación es algo que sigue teniendo como un paradigma: nos dan un montón de “servicios gratis” y en el medio nos quieren estar midiendo de distintas maneras ¿para que lo hacen?, bueno se pueden imaginar escenarios muy distópicos. Antes de esos escenarios, podemos citar a Marta Peirano, que tiene una charla TED ¿Por qué me vigilan, si no soy nadie? y habla del caso de cómo los Nazis cuando entraron en Holanda pudieron arrasar muy rápidamente con los judíos, principalmente porque tenían censos realizados (sin digitalizar) de quienes eran de diferentes etnias o religiones. Tenían la información básicamente disponible de relevamientos del estado.
En definitiva, las Apps se va adaptando a los Sistemas Operativos. Así las aplicaciones empezaron a pedir permiso, y ahí se acabó el tema para Android y lo que nos provee, pero podría ser diferente, si uno quisiera imaginar y pensar en otras formas.
Para resolver lo del gasto de batería cuando se usa la función de GPS, están desarrollando otra forma de geolocalizar, por ejemplo, por el wifi. Google tiene un mapa muy bueno de todas la redes Wifi del planeta, y que están actualizando constantemente, entonces, muchas veces ni siquiera necesitan el GPS, solamente miran qué redes hay alrededor del celular y con que esté encendido el Wifi se localiza, y el GPS es para darle más exactitud, cuando hace falta.
Hay otras formas de geolocalización también como, por ejemplo, hace algún tiempo, se hizo pública la noticia de locales de ropa de países del primer mundo estaban guardando la señal de los celulares que tenían encendido bluetooth o wifi, y la gente entraba a comprar y con tener eso encendido y las redes, busca la señal que emite el propio celular, es como una huella que la hace única, con formas sofisticadas que tiene la tecnología por supuesto. Entonces, ellos veían cada vez que tenían esa huella única, que no tenía un nombre ni nada, pero sí un perfil único, como una identidad, y podían juntarla con distintos negocios de, por ejemplo, un Shopping, y ver esa huella en qué negocios estuvo, canto estuvo en cada negocio, en que horarios, si hubo compras o no y con eso hacer análisis de mercadotecnia, básicamente. Que son formas también de control y localización que hay. Si bien esto no sucedió en lo cotidiano en los centros comerciales de acá de Argentina, pero sí en otros países del mundo. Y es algo que uno se entera siempre tardíamente, con mayor o menor latencia, pero siempre uno se va enterando tarde de las cosas, más todas las que ni nos enteramos y ahí está el juego que hace la tecnología.
“Es cierto que nos siguen y escuchan lo que deseamos constante y cotidianamente. Ya existían son las que generan las ganancias multimillonarias de los ricos que ahora más que nunca sueñan con colonizar el espacio. Solo que han montado la infraestructura del control que se prestó también a sus intereses durante la cuarentena: trabajo precarizado, alrededor de transporte y logística a domicilio, software de copiar y pegar para armar app de seguimiento en dos meses, centros de datos distribuidos por el mundo de forma que no se pierda ni un registro, etc: son Uber, Rappi O’Globo, Amazon, Microsoft, Google y Facebook” dice una nota que escribimos sobre el tema, desde Partido Pirata.
—¿Qué implicaciones puede tener la aplicación de la app CuidAR?
—Me parece buena la pregunta, la app se va a aplicar sí o sí, ya se está haciendo. Para responder esto podemos citar una parte de una nota que recomiendo leer, y que escribió Byung-Chul Han que es un filósofo y ensayista surcoreano, para el diario El País del Estado Español, donde analiza cómo se viene dando la experiencia de aplicaciones y mecanismos digitales de control en otros países y aclara -detallando el modelo de China que está utilizando drones para controlar que la gente cumpla la cuarentena- lo peligroso de extender ese escenario a otros países: “China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza. (…) Ojalá que tras la conmoción que ha causado este virus no llegue a Europa un régimen policial digital como el chino. Si llegara a suceder eso, como teme Giorgio Agamben, el estado de excepción pasaría a ser la situación normal. Entonces el virus habría logrado lo que ni siquiera el terrorismo islámico consiguió del todo.
«El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa».
No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta”.
—¿Es posible salir de la cuarentena ayudadxs por la app CuidaR, a qué intereses sirve esto?
—Una aplicación efectivamente podría tener un uso muy bueno. Incluso preservando la privacidad de las personas, como se puede ver en el cómic que subimos a nuestro blog. La misma persona que hizo el cómic tiene una página que tiene simuladores, para que uno vaya viendo dónde funcionan los modelos SIR y SIER, donde uno va viendo cómo las personas se van contactando y se pueden ir contagiando, y van pasando de ser susceptibles, a estar infectadas, y después recuperadas, y recuperadas en el modelo se llama recuperadas pero también son las personas que mueren. Las personas recuperadas tienen cierta inmunidad con el virus, pero todavía no se sabe efectivamente cuánto tiempo dura esa inmunidad. Si la inmunidad dura lo suficiente y la población tiene un ritmo lento de contagios, uno puede pensar en tener una población con una inmunidad generalizada, llamada inmunidad en manada en epidemiología, llamada R, y es cuando la tasa de contagio de por sí no puede ser más grande que 1. Cuando no hay crecimiento exponencial de casos entonces uno puede empezar a pensar en retomar su vida normal. Para llegar a este punto una comunidad debería tener el 60% de la población inmunizada. La forma de conseguir eso es que la gente se infecten y tengan la inmunidad natural, que es un poco lo que en Suecia y Reino unido hicieron y bueno, así les fue, tuvieron un montón de muertos pero la están haciendo hasta dar con la vacuna, que ya de antemano quien la consiga tiene un gran mercado.
Con la vacuna y la proporción de población para conseguir la inmunidad se podría salir del escenario, pero ¿qué pasa si no tenemos la vacuna? No saldríamos nunca de la cuarentena, es como un poco una trampa meterse en cuarentena, porque ahora cuando vos salgas de la cuarentena primero hay una dinámica poblacional que va a ser particular que es que todo el mundo va a querer moverse más de lo normal digamos. Eso puede generar un problema de efecto rebote de por sí, y aún si la población sale paulatinamente, salir de una cuarentena siempre tiene como un efecto rebote. Nosotros no podemos estar en cuarentena 5 años, hasta que la vacuna se invente, se aplique y con una ventana grande de posibilidades, la vacuna puede estar en unos meses o en dos años.
Salir de la cuarentena de manera gradual con una aplicación como soporte de contención, detección y aislamiento funcionó muy bien en países como China, Corea del Sur, lo retrata de manera muy didáctica el cómic: si vos con la aplicación podés rastrear los contactos de las personas y tenés muy buen testing, y las personas realmente apenas manifiestan síntomas van al hospital son testeados, dan positivos de Covid-19, y el celular con la aplicación que tiene la información sea del que preserva la privacidad de las personas, aplicando el protocolo DP3T, podés salir gradualmente de la cuarentena de manera efectiva y cuidando la privacidad de las personas.
Este desarrollo, que era opensource, y que se iba a aplicar la Unión Europea, después Facebook y Google se pusieron a trabajar juntos en una adaptación y esa adaptación es sobre la que trabajaron desde el gobierno nacional, está basado en el original, que plantea obtener información a través del Bluetooth del contacto de un teléfono tiene con otros teléfonos y no se conocen entre sí, cada aparato tira ruido y cuando va captando el ruido de los otros, eso es como una huella (como lo que sucedía en los Shopping de otros países). Cuando una persona va al hospital le dicen “tenés coronavirus” se carga en el celular, se analizan esas señales, que no son identidades de personas, sino señales únicas que emitieron celulares cuando se conectaron entre sí, se entrecruzan estos datos y permite contener, identificar y tomar medidas de aislamiento y cuidado a través de eso. Para lo cual se necesita una gran infraestructura que en Argentina no existe, por eso la adaptación de geolocalización y la utilización de los servidores de Amazon, y ahí es donde entran todas las problemáticas de privacidad que podamos empezar a ir analizando.
«La aplicación permitió efectivamente analizar caso por caso, en la aplicación en otros países, pero hay formas de aplicarla sin caer en la violación de la privacidad de las personas».
Necesitamos salir gradualmente de la cuarentena, una aplicación permite que puedas contener e identificar los contactos que la persona tuvo durante las 48 horas anteriores a que esta persona presenta síntomas y decirles que deben aislarse y cuidarse. Así, por ejemplo, Corea del Sur agarraban un caso y ahí estaban enseguida los otros que estuvieron en contacto y con eso contenían realmente los contagios, con la aplicación, con algún grado de error e incerteza y demás seguro, pero la verdad es que la aplicación en el fondo es lo que esperamos nos permita salir de la cuarentena, pero el problema de cómo se piensa aplicar y la funcionalidad en Argentina y no tener acceso al código fuente, hace que nos debamos preocupar sobre el uso de nuestros datos.
Acá podés ver el cómic completo “Proteger la vida y la libertad” de Nicky Case
Leé la segunda parte de la entrevista
*Por Mucho Palo Noticias.