La parte de mi cuerpo que más me gustaba
Siempre que me preguntaban que cuál era la parte de mi cuerpo que más me gustaba, yo contestaba que mis manos.
Para mí siempre fue algo «común», porque son suaves, no están maltratadas ni por el frío ni por el calor, ni por el viento ni por la tierra. Son manos de clima templado y de clase media, de joven que ha podido ser niñe y adolescente.
Pero claro, también son manos que pueden ser de jóveno o de jóvena o de jóvene, quizás sea la parte más andrógina de mi cuerpo de mujer biológica, que durante tantos años me dijeron que era y lo que durante tantos años fui.
Hoy las miro y recuerdo y entiendo. Entiendo por qué cuando me preguntaban cuál era la parte que más me gustaba de mi cuerpo, yo contestaba: alas.
Por Lucca Aromando / Foto: Horacio Aromando