Condenada por mala madre
El mismísimo 19 de febrero, día del Pañuelazo Federal, el Tribunal de Bahía Blanca condenó a una mujer por homicidio calificado, ya que, al parir en su casa, se desmayó y, cuando despertó, su hijx estaba muertx. La (in)justicia continúa aplicando fallos desde la moral y sin tener perspectiva de géneros. La Ley Micaela sigue en veremos.
Por Redacción La tinta
El 19 de febrero de 2018, con miles de personas en las calles convocadas desde los feminismos para luchar por nuestras libertades y por la posibilidad de decidir sobre nuestras vidas y destinos, se realizó el pañuelazo. Esto dio fuerza para el tratamiento del proyecto de la legalización del aborto. A dos años, mientras el país se teñía de verde y gritábamos con fuerza que no queremos más una sociedad patriarcal, en Bahía Blanca, terminaba el juicio en el que condenaban a una persona por homicidio calificado, al no haber actuado como su “instinto materno” manda.
La llamaremos R para preservar su identidad. Ella es de Argerich, un pueblo cercano a Médanos, a unos 30 kilómetros de Bahía Blanca. En ese entonces, trabajaba extensas jornadas en un frigorífico de una cooperativa que dependía de la Universidad Nacional del Sur. No tenía ningún derecho laboral garantizado. De hecho, durante los últimos embarazos, tuvo que ocultarse para no poner en peligro su continuidad laboral.
En 2005, tenía 4 hijxs y estaba cursando su 5° embarazo. Pidió licencia por descanso y para poder tomarse los últimos días antes del parto. Un día, empezó a sentirse descompuesta, con dolores intensos, se recostó y comenzó con contracciones. Parió sola en el baño de su casa, se desmayó, estuvo inconsciente varias horas y, cuando despertó, su hijx estaba muertx.
R estuvo detenida un año desde mayo de 2005. En 2006, su abogado defensor de ese momento consiguió una excarcelación extraordinaria. Pasaron 13 años de aquel momento, ya parecía que no volvería a reanudarse la causa. Sin embargo, en junio de 2019, cuando iba en el subte, una cámara escaneó su rostro y detectó un pedido de captura vigente. La detuvieron y llevaron a la cárcel de Azul.
Fabriana Vannini, su abogada oficial, junto con R, decidieron ir a juicio, ya que no se estaba contemplando una perspectiva de género en el caso. La defensora afirmó que “el fiscal Jorge Viego la acusa por no haber atado el cordón de la recién nacida y haber atado el suyo. En la sentencia, hay un pasaje curioso que muestra la absoluta falta de perspectiva de género: que la defensa no puede plantear que ella no sabía qué tenía que hacer porque R es una mujer que tuvo 4 hijos y que ya estaba bastante experimentada en el tema. El planteo es un disparate: ¿cómo una mujer madre de 4 hijos no sabe qué hacer en un parto?”.
El fiscal argumentó que decir que se había desmayado era ponerse en una mejor situación cuando él no pudo probar lo contrario. Los jueces concluyeron que el desmayo existió, pero que, de todas formas, ella debía haber auxiliado a su hija.
Desde su defensa, buscan apelar el fallo. A R la juzgan por “mala madre”, por no haber hecho uso de su “instinto” materno, por no aplicar su experiencia en una situación en la que era sumamente vulnerable, por ser pobre, por no contar con derechos laborales, por no tener redes y criar sola a sus hijxs.
Qué paradoja, se la juzga por no haberle brindado a su hijx, que vivió unos minutos, los auxilios necesarios para que no muriera, aunque ella misma corriera peligro de vida, pero si R hubiera muerto, en cambio, sería una heroína. No queremos más está (in)justicia patriarcal. Exigimos su libertad inmediata y un tratamiento adecuado a la situación que tuvo que atravesar.
*Por Redacción La tinta / Imagen portada: Eloisa Molina para La tinta.