Nicolás Trotta: “Argentina será la vanguardia de un proceso de cambio en Sudamérica”

Nicolás Trotta: “Argentina será la vanguardia de un proceso de cambio en Sudamérica”
1 noviembre, 2019 por Redacción La tinta

APU entrevista a Nicolás Trotta, realizador junto a Esteban Alfredo Cuevas del documental Latinoamérica, territorio en disputa. Un film indispensable que aporta una mirada colectiva a problemáticas y tensiones que se repiten a lo largo y a lo ancho de un continente en disputa.

Por Inés Busquets para Agencia Paco Urondo

Nicolás Trotta es abogado, doctorando en Educación y docente universitario. Autor de diversos libros y publicaciones, realizador junto a Esteban Alfredo Cuevas del documental Latinoamérica, territorio en disputa.

Latinoamérica, territorio en disputa es la persistencia de un sueño: la del triunfo de los procesos populares frente a la dialéctica histórica de vencedores y vencidos. Culturas heterogéneas, líderes fuertes y una misma matriz en defensa de la autonomía, de la ampliación de derechos y de la libertad de los pueblos. La ansiada búsqueda de forjar un pensamiento nacional que dé cuenta de la importancia de la política en la vida cotidiana. Latinoamérica, territorio en disputa es un material de aprendizaje que invita a reflexionar hoy, en una coyuntura de emergencia en democracia, a pocas semanas de una elección donde la voluntad popular es la protagonista definitiva de cambiar el rumbo para recuperar nuestra identidad.

Es un documental indispensable que aporta una mirada colectiva a problemáticas y tensiones que se repiten a lo largo y a lo ancho de un continente en disputa que se dirime entre los sectores que luchan por la justicia social y aquellos que bregan a favor de los intereses del mercado.

—¿Cuál fue el disparador para la realización del documental?

—Habíamos hecho un ciclo de dos años que se llamaba: Latinoamérica piensa, era un programa en A24 donde entrevistábamos a todas las figuras latinoamericanas y cuando llegamos a la mitad de la primera temporada nos dimos cuenta de que todo el material dialogaba entre sí. Entonces empezamos a recabar imágenes y direccionar también parte de la entrevista para que sirva para este documental. Que no tenían nombre pero que nos parecía que era una pieza muy importante en un contexto donde veíamos que las fuerzas reaccionarias estaban a avanzando en  América latina y que los propios procesos populares habían encontrado un limitante.

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(Imagen: Página 12)

—¿Cómo fue el proceso creativo?

—Lo empezamos a desarrollar entrado este año cuando tomamos la decisión final de apurar la marcha del documental porque nos parecía que era una herramienta de cara al proceso electoral, este octubre que estaba transitando el cono sur con elecciones en Argentina, Uruguay y Bolivia, obviamente no teníamos la mirada de lo que podía llegar a ser cuando empezamos a comienzo del año la realidad electoral en nuestro país. A partir de ahí empezamos el vínculo con varias instituciones para acceder al material de archivo, como Telesur y demás organizaciones políticas y sociales de los países: El Partido de los Trabajadores en Brasil, Frente Guasú en Paraguay, Ricardo Stuckert, el fotógrafo personal de Lula; ATB, la segunda televisora de Bolivia. A partir de todo eso con Tristán Bauer que colaboró con imágenes de documentales que tenía para poder generar esas imágenes corales de todo el continente.

—¿Podrías mencionarme características en común de todos estos países de Latinoamérica?

—Los procesos de los gobiernos de cambio, no de los gobiernos de izquierda en América Latina fueron muy heterogéneos, por la realidad cultural, social e histórica de cada uno de esos países, por la diferente correlación de fuerzas que cada una de estas expresiones políticas se encontró al asumir el gobierno. Y también por las propias características  de los líderes o dirigentes que encabezaron estos procesos. Pero yo creo que en común tuvieron la voluntad de iniciar un camino de profundización de la integración de nuestros países. La centralidad de un rol activo del estado, no sólo como mediador de las distintas fuerzas sociales y económicas sino como principalmente una herramienta promotora del desarrollo, de ataque a la inequidad de herramienta distributiva de la riqueza y reguladora de la economía.

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—Y en función de ese correlato: ¿Cómo ves los procesos que vienen?, ¿Argentina puede ser el primer país en restablecer un gobierno popular?

—Creo que Argentina, sin lugar a dudas, se va a transformar en la vanguardia de un proceso de cambio en Sudamérica. Muchos teníamos la expectativa de que Lula da Silva podría haber jurado el primero de enero pasado como presidente de Brasil y que Brasil ocupe ese lugar de liderazgo, pero la correlación de fuerzas no lo permitió, la manipulación político-judicial impidió la candidatura de Lula y abrió la puerta a un gobierno de tinte autoritario como es Jair Bolsonaro.

Yo creo que octubre es un mes de elecciones clave que va a definir el panorama político para la próxima década.  Si los tres países que tienen elecciones: 27 de octubre Uruguay y Argentina con la victoria de Alberto Fernández y Cristina Kirchner; en Uruguay la posibilidad de que Daniel Martínez le dé continuidad a tres mandatos del Frente Amplio y la reelección de Morales- García Linera en Bolivia, podría implicar un  avance importante de las fuerzas populares en Sudamérica, conjuntamente con los que es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México podría ya hablarse de una paridad en términos de representatividad, inclusive que algunos países que hoy son parte del Grupo de Lima, pueden empezar a virar hacia una mirada mucho más progresista a partir de que emerja la figura de Alberto Fernández a nivel continental.

—APU: Me interesa tu opinión con respecto al pueblo, en referencia a los triunfos democráticos de los gobiernos conservadores y políticas neoliberales: ¿Les mintieron, faltó espíritu crítico o se trató de una manipulación desde el marketing que se disfrazó de un “futuro mejor”?

—Hubo un poco de todo. A los procesos populares que ampliaron los derechos en distintos ámbitos, uno de ellos en el ámbito del consumo, le costó asumir las nuevas demandas de sus ciudadanos. Una agenda de justicia social, de combate a las inequidades a muchos sectores ya no los interpelaba porque habían ganada derechos y siendo sectores medios en cuanto a consumo tenían otras demandas y creo que muchos de estos procesos políticos en términos de la dimensión electoral tenían más una mirada reivindicativa de lo realizado que la capacidad de ofrecer nuevas alternativas o nuevas agendas para interpelar estos procesos. Al mismo tiempo creo que el caso de la Argentina se vivió claramente una profunda estafa porque la candidatura de Mauricio Macri asumió compromisos que de entrada sabía que no iba a cumplir y eso llevo a que muchos sectores a partir de promesas muy puntuales acompañen la candidatura de Macri. Desde el ejemplo de que los trabajadores no iban a pagar ganancia y creo que un sector importante de la sociedad no tuvo la capacidad de ser consciente del enorme impacto que la política  tiene en sus vidas.

Hay una encuesta que siempre mencionan Lula, Dilma y los principales referentes del Partido de los Trabajadores, que cuando les preguntaban a los brasileros a qué se debía ese ascenso social o ese bienestar que habían transitado en los gobiernos del PT en primer lugar aparecía: en primer lugar, esfuerzo individual; en segundo lugar, el apoyo de la familia; en tercero, Dios; en cuarto, el patrón y recién en quinto lugar, el estado. O sea, no se llegó a generar esa conciencia de que las políticas públicas y el estado tienen un impacto fundamental en la construcción de nuestra realidad individual y colectiva y creo que eso en síntesis puede explicar lo que han sido estos retrocesos o que ciertos sectores sociales inconscientemente terminen eligiendo al verdugo que finalmente les restringe derechos.

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—¿Por qué Latinoamérica es un territorio en disputa?

—Somos un continente en disputa desde dos perspectivas. Una disputa entre el campo popular, la izquierda y las fuerzas conservadoras que derivan en reaccionarias y un sector de las elites económicas que pretende que no haya marcos de regulación, que busca maximizar la propia rentabilidad de su sector económico de esas elites, que son funcionales a esta división internacional del trabajo, que pretende que América latina sea una región exportadora de comoditis, importadora de empleos de otros rincones del mundo.

Me parece que el desafío que se nos presenta en estas disputas entre los fuerzas populares y las elites es lograr fortalecer la apuesta por una educación democratizante que termine de perfilar la sociedad que queremos hacia el futuro y también el camino hacia procesos de integración política y también procesos de nuestra matriz industrial, procesos que permitan transitar un eje central en la innovación en ciencia y tecnología, como herramienta para disminuir la enorme brecha que tenemos con los países desarrollados. También tenemos un territorio en disputa a partir de lo que es la disputa del G2, los Estado Unidos y China que terminan intentando tener una posición hegemónica hacia adentro del continente. Yo creo que parte de la crisis política que hay en Brasil se vincula a eso. Un Brasil que se animó a ejercer un liderazgo muy importante en términos regionales, una fuerte proyección a nivel internacional  y a partir de la propia expansión de su mercado y de su economía.

Brasil era el único emergente después de la foto de los victoriosos de la segunda guerra mundial que podría implicar un proceso de disputa de esa fotografía y creo que en parte de eso está la voluntad de interrumpir lo que fue ese gobierno de cambio que fue con Lula y con Dilma  y hoy Brasil es un zombi que deambula sin destino y absolutamente marginal en la referencia internacional. Creo que esos dos aspectos son lo que confirman que somos un territorio en disputa y que tenemos que mirar más hacia adentro de nuestro propio territorio y no sólo echarle la culpa a las potencias que siempre han intentado condicionar no únicamente el territorio de América latina, sino aquellas regiones que siguen estando en la periferia dos siglos después.

—El documental queda abierto, con interpelaciones. Para mí terminó con un dejo de esperanza. Como dice Lula: ¿Triunfará la verdad?

—Estoy convencido de que en el corto plazo triunfará la verdad, pero como dice Pepe Mujica: “Nuestras victorias no son permanentes, la disputa es constante.” Y tampoco nuestras derrotas lo son, entonces el desafío es ir acumulando en términos latinoamericanos mayor presencia internacional, mayor capacidad de construir realidades de justicia social y desarrollo de nuestro continente y esa es la disputa que creo que está presente y estoy convencido que a partir del resultado en octubre de la argentina se abre otra ventana de oportunidad para nuestro continente, que debería poner también en valor lo realizado en todos esos años y también los propios limitantes con los que se encontró el campo popular en los últimos tiempos.

La Patria Grande es una trama invisible unida por un conjunto de valores, de luchas y de conquistas. Una misma matriz de pensamiento como dice Alcira Argumedo, inmersa en complejidades heterogéneas, en distintos entramados socioculturales. Una matriz, muchas identidades unidas por la resistencia en defensa de la libertad. Líderes variopintos impulsados por el mismo sentimiento ancestral de forjar un pensamiento nacional y popular en favor de la mayoría. De lograr una hegemonía de fuerzas colectivas, capaces de fortalecer una patria libre, justa, soberana en cada rincón de la región.

*Por Inés Busquets para Agencia Paco Urondo.

Palabras claves: Cine, Documental, Latinoamérica Territorio en disputa, Nicolás Trotta

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