Día de muertxs: bajo la sombra de los jacarandás en flor
Este viernes, en su cuarta edición, la instalacción en Ciudad Universitaria -que durará todo el día- es un convite a agradecer y a recordar a nuestrxs difuntxs, pero, fundamentalmente, a encontrarnos: con ellxs y entre nosotrxs. El sábado 2 de noviembre, propiamente el Día de Muertxs, la colectividad mexicana en Córdoba invita a la Plaza del Cementerio San Jerónimo a un altar para conmemorar esta fecha importantísima en toda América. Dos eventos que nos invitan a construir nuestras memorias ancestrales y actuales, desde el arte y la gastronomía con la profunda creencia de que habitar la vida es también habitar la muerte.
Por Soledad Sgarella y Verónica Ferrucci para La tinta
«El culto a la vida, si de verdad es profundo y total,
es también culto a la muerte.
Ambas son inseparables.
Una civilización que niega a la muerte
acaba por negar a la vida».
Octavio Paz, “Todos Santos Día de Muertos”, El laberinto de la soledad, 1950.
Ahí, entre el Pabellón Gris, habitado por el dibujo y la pintura, y el Pabellón Residencial, tan imponente como clásico, los jacarandás colorean Ciudad Universitaria. Bajo su sombra, oasis para el descanso, el viernes -desde tempranísimo y hasta el fin del día-, la Instalacción Día de Muertis invita a celebrar a lxs queridxs que ya no están entre nosotrxs en una propuesta que conjuga poesía, performance, gastronomía, música, teatro y artes visuales.
“Venimos haciendo la celebración hace cuatro años y es una producción conjunta entre la Facultad de Artes y la Facultad de Filosofía y Humanidades. La idea es poder construir un espacio-tiempo diferente, que irrumpa en la vida cotidiana de la universidad de ese día a día, del trajín. Poder construir un espacio, ya sea para recordar a nuestros muertxs queridxs como para -fundamentalmente- darle gracias y, a través de esas gracias y de lxs difuntxs, poder encontrarnos unxs con otrxs. La vida universitaria, y la vida en general, muchas veces, está llena de reuniones, planillas, clases, congresos, asambleas… pero hay poco espacio para un encuentro más lúdico, más creativo, más cuerpo a cuerpo, cara a cara y celebratorio”, cuenta a La tinta el investigador y docente Gustavo Blázquez, miembro del equipo organizador del evento.
La intervención pública -que, el año pasado, congregó a más de 3.000 personas- propone, en palabras de quienes la coordinan, “crear un espacio-tiempo para agradecer, para recordar, para rememorar. Para hacer presentes, para alimentarnos de esas ausencias que, muchas veces, son muy dolorosas. A partir de ese dolor, hacer dulce y festejar la vida”.
¿Por qué recuperar esta tradición, hoy, en Córdoba? Blázquez y su equipo explican a La tinta que no hablamos de tradición, sino de tradiciones, en plural: “Están las tradiciones asociadas con el mundo católico, cristiano, el festejo de todos los santos y todos los muertos, entre el 1 y 2 de noviembre. Por otro lado, estas celebraciones son muy propias también de las américas y, tanto en América del Norte como en América del Sur, en tiempos precolombinos y en la actualidad, ha habido festejos y celebración a lxs muertxs que estaban relacionados directamente con la vida. Les relacionaban con la lluvia y la lluvia tenía que ver con la posibilidad de que creciera la semilla y se produjera el alimento.
Si bien recuperamos esas tradiciones, nuestra idea no es de ninguna manera imitar una fiesta mejicana o imitar una fiesta andina. No es esa nuestra intención, sino construir nuestra propia celebración. Nosotros trabajamos desde la teoría de la performance, en la que cada repetición es siempre lo mismo y es, a la vez, siempre diferente, entonces, nos nutrimos de otras tradiciones -que también son nuestras tradiciones-, pero para recombinarlas, refundirlas, volver a jugar con ellas y armar algo nuestro.
La particularidad que tendrían estos altares, esta instalacción, esta celebración, es un poco a partir de la carta de gracias. De lo que se trata no es solamente recordarlos, sino darles gracias mediante la palabra, gracias mediante la performance, gracias mediante la música. Agradecer… es una ceremonia de agradecimiento”, agrega Blázquez.
Este año, en el marco del Día de Muertis, en el Museo de Antropología, se ofrecieron diversos talleres gratuitos y abiertos a la comunidad. Uno de ellos fue el “Taller de Calacas de Cartonería Mexicana”, a cargo de las profesoras Mariela Paolorossi y Nora Ballari, y otros tres estuvieron destinados a cuestiones relacionadas a la gastronomía: “Taller de Elaboración de figuras de pan -palomas, escaleras, cruces- para ofrendar en el Altar Andino”, coordinado por la Cátedra de Problemáticas Interétnicas, “Taller de Pan de Muerto” ofrecido por Liz Rincón Gallardo y un “Taller de Mole” coordinado por Ángel Loya.
Tanto Loya como Rincón Gallardo son profesionales de la gastronomía de la colectividad mexicana en Córdoba y cuentan a nuestro medio que han elegido enseñar y compartir “las recetas más representativas de México en nuestra cultura, ya que se tiene un concepto erróneo de la comida mexicana. No son sólo tacos ni son fajitas… las fajitas son comida texmex, hay un amplia variedad de recetas y queremos que lxs cordobesxs prueben y sepan lo más apegado lo que son nuestros platillos hechos por manos mexicanas”.
La comida del día de muertxs viene acompañada de mística. Condimentada de nostalgias, es la esperanza de seguir compartiendo con nuestrxs queridxs la mesa, de agradecerles a través de ofrendas que traen consigo historia y emociones. El “pan de muertxs” es uno de los elementos más tradicionales en estas ofrendas. Es un pan circular que representa los ciclos de la vida y de la muerte, y las partes que lo componen simbolizan un hueso o una lágrima, pero también significan los cuatro puntos cardinales donde se encuentran los dioses aztecas Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tútec y Tezcatlipoca.
“Para unx mexicanx, si no hay comida en una fiesta es como si le faltara la cereza a la torta, por así decirlo, es parte de nuestra cultura porque, en cada platillo, se va contando una historia, de la celebración que se está viviendo. En las familias, se reúnen a cocinar invitando a las generaciones nuevas para que aprendan el platillo, porque en cada familia tiene su secreto.
La gastronomía mexicana fue declarada patrimonio inmaterial de la humanidad por su amplia diversidad: son alrededor de 3000 platillos y cada provincia tiene su platillos especiales, y, aunque se escuche repetitivo, cuentan la historia de la región donde se elabora”, explican las especialistas de Gourmex.
Viernes y sábado serán días para re-encontrarnos con nuestrxs muertxs y para re-encontrarnos entre lxs vivxs en tiempos urgentes. Participando de la instalacción o paseando por la plaza del cementerio de Barrio Alberdi, para quienes seguimos por estos lares, la comida siempre será el fantástico motivo para vernos las caras, prometer nuevos encuentros y tramar, en torno a la mesa, nuevos planes.
En especial, por estas épocas latinoamericanas.
*Por Soledad Sgarella y Verónica Ferrucci para La tinta / Fotografías: La tinta.
► Jueves 31 de octubre. Taller de elaboración de figuras de pan (palomas, escaleras, cruces) para ofrendar en el Altar Andino. Museo de Antropología. De 10:00 a 14:00 horas.
► Viernes 1 de noviembre: Instalacción Día de Muertis. Ciudad Universitaria. De 10:00 a 23:59 (cronograma completo de actividades)
► Sábado 2 de noviembre: Altar del Día de Muertxs en Feria de Colectividades. Plaza del Cementerio San Jerónimo, Barrio Alberdi. De 12:00 a 19:00 horas.