A pesar de Trump, los “halcones” empujan a la guerra contra Irán

A pesar de Trump, los “halcones” empujan a la guerra contra Irán
23 septiembre, 2019 por Tercer Mundo

Pese a despedir a su asesor de seguridad John Bolton, en el gobierno de Trump crecen las presiones para aumentar la confrontación con Teherán.

Por Alberto López Girondo para Tiempo Argentino

Que Donald Trump hubiese designado Consejero de Seguridad Nacional a un experto en negociaciones de rehenes como Robert O’Brien, puede significar una señal auspiciosa para quienes aspiran a una paz duradera en esa extensa región que va de Afganistán a Siria, y que a partir del 11 de setiembre de 2001 se convirtió en una suerte de patio trasero para Estados Unidos. Pero que un halcón como John Bolton haya sido expulsado de la Casa Blanca no implica que los señores de la guerra hayan salido de Washington. En tal sentido, la bandera de la agresividad exterior está por estas horas en manos del secretario de Estado, Mike Pompeo, aunque hay otros dos adalides: el vicepresidente Mike Pence y el enviado especial para el “caso Venezuela”, Elliott Abrams.

El peligro de que sigan cerca del presidente es que la escalada contra Irán termine en un conflicto bélico de imprevisibles consecuencias, que envuelva a las principales potencias, como China y Rusia. Habrá que ver qué ocurre esta semana, cuando los protagonistas de esta saga se crucen en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

Se sabe que Trump, que no suele ocultar sus sentimientos, echaba chispas contra Bolton desde que en mayo pasado fue evidente que su estrategia para derrocar a Nicolás Maduro había fracasado. La situación era irrespirable, dijeron cerca del Salón Oval, porque Bolton tampoco es de callarse, y apuraba definiciones en favor de una intervención contra Irán, uno de los objetivos de su vida como funcionario. A principios de este siglo, había trabajado codo a codo con Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa de George W. Bush, que pergeñó una doctrina junto con el vicealmirante Arthur Cebroswski, que promueve la destrucción de las estructuras estatales en los países que no se sometan a los designios del poder imperial. La llegada de Barack Obama frustró ese plan, porque en 2014 el presidente logró un acuerdo entre las cinco potencias nucleares y Alemania con Irán para el control del proyecto atómico de la nación persa.

EEUU Donald Trump John Bolton la-tinta

Ni bien Trump se mudó a la Casa Blanca, empezó a dinamitar tanto ese acuerdo así como los que venía negociándose con Cuba. Allí vieron un lugar bajo el sol un grupo de neoconservadores aguerridos y brutales. Entre ellos, descollaba Bolton pero también Pompeo, que al principio dirigió la CIA. El primer secretario de Estado, Rex Tillerson, era un CEO de Exxon. Pompeo está ligado también a la industria petrolera, aunque a través de sus sponsors, los hermanos Koch, ultramillonarios ultraconservadores de Wichita.


Trump se maneja de un modo que parece errático, aunque a su favor habría que decir que en estos dos años y medio de gestión, no inició ninguna guerra y abrió negociaciones con un viejo “enemigo” de Washington, el líder norcoreano Kim Jong-un. La gota que rebasó el vaso para los “neocons” parece haber sido la invitación a sentarse a dialogar con los talibanes. Peor aún, había invitado a sus representantes a reunirse en Camp David, la residencia presidencial de verano, para el 11 de setiembre.


También estaba planificando un encuentro en Suecia con miembros de los huties, el grupo yemenita que se enfrenta con el régimen de Abd Rabbuh Mansur al Hadi, y que es ferozmente combatido por una coalición comandada por Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Una afrenta inadmisible para los halcones que consiguieron, tras dos actos aparentemente desconectados, bloquear ambas iniciativas de paz: un ataque en Kabul en que murió un soldado estadounidense y otras 11 personas, y el bombardeo a una refinería saudita que dejó fuera de servicio a la planta que produce el 6 por ciento del petróleo que circula por el mundo desarrollado.

Robert  O’Brien es conocido como un hombre de modales suaves y encantadores. Pero tampoco es un pacifista. Por lo pronto, se formó junto con el mismo Bolton en un despacho de la ONU. Pero conoce el tema Afganistán, ya que participó en el comité que elaboró la Constitución de ese país en 2007. Y en Suecia, hace algunas semanas, negoció con la justicia el caso de un rapero detenido por pelear en una calle de Estocolmo. O’Brien “podría ser tan agresivo como Bolton, pero ciertamente no es un pugilista”, lo definen. Por esas curiosidades de la vida, O’Brien estudió en el Colegio Cardenal Newman de Santa Rosa, en California, para egresar como abogado de la universidad de ese estado.

Estados Unidos Robert O Brien Donald Trump la-tinta

La férrea sociedad Washington-Riad no se rompió tras el asesinato del periodista Jamal Khasshoggi, como no lo había hecho en estos últimos cinco años a pesar de las denuncias por los crímenes de guerra cometidos en Yemen por sus tropas. Más aun, Trump esgrimió como argumento para no castigar al príncipe Mohamed Bin Salman, responsable del crimen, en que el país compró más de 100 mil millones de dólares en armas. Y que habían pagado al contado. Pero se nota su rechazo a condenar con vigor a Irán por el atentado en la refinería de Abqaiq. La versión que defiende Pompeo es que el golpe fue con drones o misiles lanzados por Teherán, a pesar de que los huties se lo atribuyeron como represalia a la invasión saudita.

Afganistán, en la práctica, es una guerra que Estados Unidos no pudo ganar, y Trump está tratando de salirse de allí de cualquier modo. Obama ganó la presidencia con la promesa de retirar las tropas de ese país y de Irak, y se fue sin cumplir. La industria armamentística necesita de la guerra para mantener sus acciones en alto, pero ese no parece ser el negocio del presidente. El caso es si podrá vencer a los que a su alrededor pugnan por mantener ardiendo los campos de batalla. Hasta ahora, les concedió un endurecimiento de sanciones, ahora contra el Banco Central de Irán.

*Por Alberto López Girondo para Tiempo Argentino

Palabras claves: Donald Trump, Estados Unidos, Irán

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