Sentencias mediáticas: el caso de Brenda Barattini

Sentencias mediáticas: el caso de Brenda Barattini
28 agosto, 2019 por Redacción La tinta

Los medios de comunicación y la opinión pública muestran su patriarcado más enquistado cuando somos las mujeres las que estamos en el ojo de la tormenta, las menos de las veces, como las victimarias. Encuentran su oportunidad para gritar sus verdades: “La violencia es de los dos lados” como un cuento que se repiten hasta el hartazgo, y les funciona. Cuando un varón es acusado de violencia machista o abuso sexual, los medios y el sistema judicial y penal se encargan de cubrir su rostro, no dar su nombre y no mostrarlos hasta que el hecho “se pruebe” para “protegerlo” del escarmiento público. Sin embargo, cuando es una mujer la que supuestamente cometió un delito contra un varón, en el que se entrecruza la violencia machista, son los mismos medios los que se encargan de realizar un ADN en vivo de la victimaria: quién es, qué hizo, su historia sexual, su pasado, su presente, su futuro. Todo está disponible, aparecen las sentencias mediáticas para recordarnos que las mujeres somos ciudadanas de última categoría, para nosotras no se aplica el principio de inocencia.

Por Redacción La tinta

El lunes, en el inicio del juicio, Brenda Barattini se abstuvo de declarar por ahora, y se escuchó el testimonio de la víctima, Sergio Fernández. La acusación original era por “lesiones gravísimas calificadas por el vínculo y por alevosía” y ahora, por el pedido de la querella, cambió a “homicidio calificado por el vínculo y por alevosía en concurso ideal en grado de tentativa”. Por tratarse de un supuesto crimen agravado no puede ser juzgado por el tribunal colegiado que presidía la audiencia desde el lunes. Irá a jurados populares. Una estrategia perfecta: los medios y la sociedad ya juzgaron a Brenda, sólo necesitan ahora un proceso que lo justifique.

Brenda sostiene que la relación con el músico estaba signada por la violencia y el acoso. Los vínculos afectivos y la responsabilidad estaban siendo constantemente violados por Fernández, quien llegó incluso a circular entre sus conocidos fotos íntimas que Brenda le enviaba. Todo eso se constituye en violencia de género, sistemática, psicológica y afectiva. Ella afirma que no quiso asesinarlo, sino herirlo para que sienta lo que ella sintió cuando él la expuso en su intimidad. La trató como un objeto. Atacar sus genitales fue una manera de que sienta lo que sentimos las mujeres cuando nos denigran, nos cosifican y nos violentan. Brenda reconoce su acción, pero pide que entiendan el contexto en el que se sucedió.

¿Cuál es el rol de los medios y de la opinión pública en este caso?

Cuando una mujer aparece como victimaria, una parte de la sociedad aprovecha para marcarnos la cancha: ustedes sólo pueden ser víctimas, y un solo tipo de víctima. Cualquier transgresión que intenten será castigada incluso con más severidad que la que se le impondría a un varón que cometiera el mismo o un crimen peor. Sino, veamos los ejemplos. El caso paradigmático es el de Nahir Galarza, la joven sentenciada por asesinar a su pareja. Nahir fue juzgada y sentenciada primero por la opinión pública, para luego serlo por el sistema judicial. Las situaciones de violencia psicológica previas fueron desestimadas, y la severidad se hizo presente, ¿cómo una de nosotras se atrevería a desafiar el pacto masculino imperante? ¿Cómo podríamos atrevernos a decir basta, usando sus propias armas? No, eso no nos está permitido.


Con esto no intentamos justificar los hechos, sino dar luz a los distintos tratamientos que hace la sociedad sobre este tipo de casos. Cuando el victimario es un hombre, el aparato mediático y judicial se desvive por proteger el principio de inocencia -hasta que se demuestra lo contrario-, e incluso luego de eso. Cuando la victimaria es una mujer, la sentencia se esgrime desde un principio: el morbo, la unicidad de estos casos y el machismo se unen para mostrarnos que las mujeres también podemos ser malas, para deslegitimar todas nuestros reclamos sobre la violencia machista estructural. ¿Ven que la violencia viene también de ustedes?


Lo particular de ambos casos, el de Nahir y el de Brenda, es que ambas tienen una historia de violencias de género con los varones víctimas. Violencias que nos enseñan a naturalizar. Violencias que nos niegan la voz. Violencias que se reproducen en los sistemas estatales y que nos revictimizan si nos animamos a nombrarlas. Pero como estas violencias son muchas veces intangibles y no dejan marcas visibles, son negadas e invisibilizadas por el sistema judicial y por los medios.

En Córdoba, un caso paradigmático fue el de Dahyana Gorosito, inocente, pero sentenciada por los medios desde el primer día como una “mala madre”. Ese mismo discurso se coló en el juicio y fue la bandera del fiscal que siempre, y constantemente, se encargó de remarcar que Dahyana había omitido cumplir con sus “deberes de madre y de no salvar a su hija de las manos del asesino, su ex pareja”. Los medios cubrieron a Luis Oroná, no mostraron su rostro nunca ni el de su familia, pero empapelaron sus diarios con el rostro de Dahyana, para hacerle saber que no podría escapar del escrutinio público. Si hubiese sido culpable, incluso, todos sus derechos de debido proceso fueron violados con estas prácticas. El jurado popular fue influenciado por este ardid mediático incesante, y llegaron al juicio con su mirada formada: Dahyana era culpable, aunque no había pruebas físicas. Lo dijo la tele. Lo dijeron los jurados: fue sentenciada a 3 años como Luis Oroná, ambos fueron encontrades culpables, en el mismo nivel de implicancia.

Para Brenda se juega un destino parecido. La sociedad ya invisibilizó su discurso. Ya la condenó. Su posibilidad de defensa, de contar su verdad, de entendimiento han quedado coartadas. Por eso, organizaciones feministas salieron a denunciar la situación, tal como lo hicieron en el caso de Nahir. Piden condiciones de juicio justas. Piden el mismo cuidado que se les da a los varones en estos casos. Pero como ya sabemos, el sistema judicial es patriarcal.

En las calles están las chances de Brenda. Nunca es justo el sistema judicial para nosotras. Ni como víctimas ni como victimarias. Basta de (in)justicia patriarcal.

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*Por Redacción La tinta.

Palabras claves: Brenda Barattini, feminismo, justicia, Nahir Galarza

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