El guaraní, de los ancestros a las redes
Estigmatizado y prohibido a lo largo de la historia, el guaraní siempre resistió y hoy es una lengua viva con la que hablan y piensan millones de personas, entre ellas, jóvenes que quieren verla reflejada en Internet. Hugo Ruiz desarrolló una plataforma de entretenimientos en su lengua materna, donde se publican desde memes hasta música.
Por Carolina Flechas para ANCCOM
En un panel del segundo Congreso de Lenguas Indígenas realizado en el Centro Universitario de Idiomas, un joven se destaca del resto de los oradores. Sentado entre profesores y autoridades de comunidades originarias, está listo para presentar su proyecto que busca difundir el idioma guaraní en las redes, Ndish. Comienza a exponer y el público lo escucha atento. Cuando termina, responde un par de preguntas y lo despiden con un fuerte aplauso.
Hugo Ruiz, de él se trata, nació en Ybycuí, una pequeña ciudad de Paraguay, donde creció hablando en guaraní. Hoy vive en Buenos Aires, es diseñador gráfico, le gusta la música y trabaja en una agencia de publicidad. Dedica casi todo su tiempo libre a Ndishtv, la primera plataforma de entretenimiento totalmente en guaraní, como él dice, que se inició en Facebook, donde alcanzó más de 100 mil seguidores, y recientemente se mudó a Instagram, donde ya tiene 11 mil.
—¿Cómo empezó el proyecto?
—Nació en 2012 y fue creciendo. En esa época, tenía otro nombre y, por un tema de derechos de autor, tuve que cambiarlo a Ndish. Desde el principio, quise hacer todo desde el diseño gráfico, con determinada estética y desde el humor. En Internet, no había muchos espacios dedicados al guaraní y los que existían tenían un carácter más académico, educativo y didáctico, lo que dejaba a todo el contenido de entretenimiento que suelen consumir los jóvenes afuera. Sentí que se necesitaban materiales que pudiesen reflejar lo que comparten ellos, sus consumos culturales –memes, música–, pero en guaraní.
—¿Cuál es el lugar de la cultura pop en el guaraní?
—En Paraguay, hay dos idiomas oficiales, español y guaraní, pero éste siempre marginado, principalmente, porque en el imaginario colectivo se le asignó su uso a ciertos sectores sociales. Con la llegada de los medios, en la segunda mitad del siglo XX, el español fue ganando terreno en la televisión y la radio, mientras que la gente decía que el guaraní entorpecía el habla. Estas concepciones no nacen de la nada, tienen un componente histórico.
—¿Qué significó esto para el idioma?
—El guaraní ha sobrevivido a todas las prohibiciones a las que ha sido sometido, porque representa nuestra idiosincrasia, la manera en que pensamos, cómo nos expresamos. Además, fue un arma de resistencia a la dictadura y a todo lo que intentó suprimirlo. Su protesta fue resistir. Fue un idioma que se prohibió en muchas épocas de la historia, especialmente, en el régimen de (el dictador Alfredo) Stroessner.
—Una crítica posible al proyecto es que “vende” una lengua ancestral a las redes, que, al fin y al cabo, son un negocio, ¿cómo te planteás esto?
—El guaraní es hablado por muchas personas de diversos sectores sociales. Abandonó a las comunidades indígenas que le dieron origen y se convirtió en algo más grande. Se habla en las grandes ciudades y se convirtió en una lengua oficial que habla la población en general. Mi proyecto busca mostrar que el idioma evolucionó, que no se quedó en el pasado y que es capaz de adaptarse a las nuevas configuraciones del mundo, a las nuevas tecnologías y formatos. Hay palabras nuevas que se van a comenzar a regular, que generan rechazo dentro de la comunidad académica más purista, como, por ejemplo, “wifi” o “televisión”. Por eso, más que venderlo al capitalismo, quiero abrir el guaraní al mundo, a lo que está pasando en el país y alrededor.
—¿Cómo funciona su enseñanza?
—Hay dos tipos de guaraní: el corriente de uso cotidiano, el yopará –que es el de uso mayoritario y significa “mezcla”– y hay otro más formal. Yo lo aprendí en mi casa, pues era lo único que hablábamos, pero, cuando entré al colegio, todo el programa y los contenidos estaban diseñados en español. Hasta los cuatro años, hablamos y pensamos en guaraní y, cuando entramos a la escuela, nos obligan a pensar en español. Esto genera un choque cultural y emocional. En la actualidad, ya está contemplada la enseñanza de guaraní en los colegios, pero no es el lenguaje que se escucha en la calle. No refleja la manera en que habla la gente y el sistema educativo no termina de enseñar bien ninguno de los dos.
—¿Por qué hay mucha gente que entiende el guaraní, pero no lo habla?
—La reticencia a hablarlo viene de la vergüenza y de la creencia de que lo usa la gente de bajos recursos y la del campo. Hay familias que se niegan a hablarles guaraní a sus hijos, lo que genera ese choque cultural que supone pensar en un idioma y hablar por imposición en otro.
—¿Qué esperás de Ndishtv?
—Mi audiencia está compuesta, en su mayoría, por jóvenes de 15 a 25 años, lo que me pone muy contento. Hemos crecido y hablo en plural porque somos una comunidad donde los usuarios comentan, hacen sugerencias, me envían contenidos que quisieran ver y yo trabajo a partir de eso. Arranqué intentando llenar un espacio que estaba vacío. En 2010, gané una mención en la Bienal Iberoamericana de Madrid, en la categoría de diseño social, y ahí me di cuenta que tenía que apuntar a algo más grande y, entonces, comencé a buscar otros recursos para seguir creciendo. Mi idea es generar otros espacios, sumar más gente y crear un club de conversación en guaraní, que ya se hace en Paraguay, y que se puedan crear foros de divulgación del lenguaje.
*Por Carolina Flechas para ANCCOM. Fotos: Noelia Guevara.