Presidente Topo: sin historia, sin argumentos

Presidente Topo: sin historia, sin argumentos
7 agosto, 2019 por Redacción La tinta

“Hago el Topo Gigio como Riquelme”, dijo el Presidente en el cierre de campaña porteño. En qué momento el recordado gesto de protesta del ídolo xeneize en 2001 contra Macri pasa a ser parte de la campaña del propio Macri. De Boca a la Nación, pide a sus seguidores postear su voto en redes sociales sin esgrimir argumentos, apela a la desmemoria e invita a un paraíso del eterno presente. Un presente absurdo y con amnesia.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

En una sociedad regida por la velocidad de la inmediatez y la fugacidad de las historias de Instagram, la Historia puede modificarse según el antojo del momento. De Boca a la Nación, el presidente, que pide a sus seguidores postear su voto en redes sociales sin esgrimir argumentos, apela a la desmemoria e invita al paraíso del eterno presente. Un presente sin historia. Un pasado anecdótico. Tan anecdótico como un recuerdo de sobremesa, al que nadie le exige rigurosidad empírica. Un pasado editable para un presente instantáneo. En fin, una historia sin argumentos.

Entonces: ¿Cómo es posible que un reclamo salarial contra el patrón se transforme en un acto de campaña de dicho patrón? Así. De ese modo. Burlando la línea temporal de los hechos, cavando túneles ocultos y reapareciendo en el presente: “Hago el Topo Gigio como Riquelme”, dice Macri, sonriente, mientras le gritan “sí se puede”.

A comienzos de 2001, el mundo Boca atravesaba un terremoto institucional y mediático. Juan Román Riquelme, la joven joyita xeneize de 22 años, era pretendido por clubes de Europa tras la final ganada al Real Madrid en 2000. Mauricio Macri, presidente del club, se rehusaba ceder al 10 y también se negaba a mejorarle su salario, en concordancia con las ofertas del viejo continente. “Boca está pasando por un momento económico muy difícil”, repetía el presidente. ¿Coincidencias?

Mientras la opinión pública se debatía en las calles y los bares de qué lado estar, la mayoría de los futboleros se inclinaban por la postura del jugador. «Es un crack, que le paguen lo que vale o lo dejen ir», decían algunos transeúntes a las cámaras de TyC Sport, al momento de la encuesta callejera.

Fiel a su estilo -un estilo que conoceríamos mucho más en los próximos años-, Riquelme esperó el momento indicado para hablar. Con la misma capacidad de ralentizar todo lo que sucede en la cancha y hallar ese instante preciso para filtrar la pelota, Román esperó al domingo 8 de abril de 2001. Aquel día, Boca le ganaría 3-0 en la Bombonera a un River Plate que iba puntero. En ese escenario, en el minuto 25 del segundo tiempo, frente al punto penal, el enganche estampó el 2-0 parcial. A continuación, se desarrollaría el acto de protesta más recordado de los últimos años del fútbol argentino. El jugador, de frente a los palcos, alzaba sus manos y las pegaba a sus orejas. El presidente sonreía incómodo.

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«Cuánto tendrá que ver con la transferencia, con el contrato, con el pase a Barcelona», deslizaba Tití Fernández en plena transmisión. «¿Por qué gritaste el gol de esa manera, por qué pedías?», le preguntó Marcelo Benedetto segundos después de finalizado el clásico. «A mi hija le gusta el Topo Gigio. Nada más», respondió el 10. Finalmente, Riquelme jugaría en Barcelona desde 2002.

El Topo Gigio quedó grabado en la memoria popular como un gesto de desafío de abajo hacia arriba. Un reclamo del empleado al patrón. La popular marioneta de la televisión italiana que fue furor en América Latina, representada por un ratón (en italiano, «topo») se asoció instantáneamente al presidente de Boca. El presidente ratón que no escucha, no vende y no mejora el salario de su mejor jugador.

Pero el Topo Presidente no es tonto. Se oculta y reaparece. Seis años más tarde, cuando Román estaba de regreso en Boca, Macri salió del hoyo. En plena conferencia de prensa, usó aquel mensaje de protesta. Se lo recordó y se lo apropió. «Gracias, Román, por volver. Gracias por acompañarnos. Yo tengo un regalito para tu retorno. Quiero entregártelo y que lo compartas con todo». Entre sonrisas incómodas, un muñeco del Topo Gigio apareció en escena.

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Apareció como ayer, en pleno acto de campaña y a cinco días de las PASO, el presidente topo utiliza un gesto de protesta laboral para acompañar el cantito de sus seguidores que lo aplauden. La amnesia no necesita argumentos. Sin pasado, el presente es muy absurdo.

*Por Gonzalo Reyes para La tinta

Palabras claves: Boca Juniors, Juan Roman Riquelme, Mauricio Macri

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