Más de mil palos verdes
Este es el noveno y último informe de la investigación sobre los Juegos Olímpicos de la Juventud, en la que tres periodistas repasaron los costos, legados e historias ocultas de Buenos Aires 2018. Tras casi dos años de investigación afirman que la cuenta de gastos es, por lejos, superior a lo prometido por la organización. Para los Juegos se gastaron U$D 1.090.958.779,08, es decir, el equivalente a $47.347.611.012. Es decir, más de 45 veces lo prometido por la dupla Macri-Werthein hace seis años en Suiza.
Por Ernesto Rodríguez para EPHECTO Sport
Llega al final el ciclo de investigaciones sobre los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Hemos desarrollado, hasta aquí, las historias (algunas subterráneas y poco difundidas) de las empresas amigas del poder que facturaron millonadas gracias a sus vínculos con el poder político, los devenires en la construcción y venta del complejo habitacional que fue la Villa Olímpica, los estadios levantados en Villa Soldati que han quedado en estado de abandono mientras se proponen como un nuevo centro de alto rendimiento deportivo, el olvido a los deportistas que han llevado a campeones a pensar en el retiro a los 18 años, las irregularidades en la compra y reparto de los insumos deportivos, los personajes del movimiento olímpico internacional que fueron partícipes necesarios, las redes de influencia tendidas a partir de la generación de empleos temporarios y hasta el negocio detrás de las manifestaciones artísticas que rodearon a Buenos Aires 2018. Pero, hasta ahora, y si bien dimos pistas parciales, no contestamos la pregunta que nos hicimos hace meses cuando comenzamos la investigación: ¿Cuánto le costó al erario público de la Ciudad de Buenos Aires albergar los Juegos Olímpicos de la Juventud?
Lamentablemente, Argentina no tiene un historial de prolijidad en las cuentas y en ninguna de las grandes citas deportivas de los últimos 50 años hubo balances oficiales. Si algo pudo conocer la ciudadanía del discrecional uso de sus recursos debe agradecérselos a los periodistas. Así, si se puede establecer que el Mundial 1978 de fútbol costó al país 520 millones de dólares, según la valiente investigación que hiciera Ezequiel Fernández Moores para la Agencia Diarios y Noticias en plena Dictadura, investigación que recuperó en su libro “Juego, luego existo”. Tampoco hubo un informe exacto de cuánto puso la administración menemista para llevar adelante los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995 y sólo la reconstrucción histórica permitió calcular cifras cercanas a los 160 millones de pesos-dólares. Más acá en el tiempo, tampoco el improvisado gobierno liderado por Jorge Telerman preparó ningún documento de cierre para los muy acotados Juegos Sudamericanos 2006, organizados de apuro en Buenos Aires, que costaron unos ocho millones de dólares, casi tres veces lo pautado al aceptar un año antes el desafío de cubrir la vacante dejada por La Paz.
La pregunta, que flota en el viento, es la misma que muchos intentaron y no supieron responder o dieron cifras que no se acomodan a la realidad. “100 millones (de dólares) más la Villa Olímpica”, respondió Leandro Larrosa –por entonces la mano derecha de Gerardo Werthein y, finalmente, el máximo responsable del Comité Organizador (BAYOGOC)–, cuando en 2012, en tiempos en los que la candidatura aún era un sueño, fue consultado desde la administración nacional. “Los Juegos Olímpicos de la Juventud costarán U$D 104,69 millones. Y los gastos de infraestructura relacionados, otros U$D 126,4 millones, con un dólar futuro de $ 4,50”, falsamente prometía el documento oficial de candidatura que presentaron ante el Comité Olímpico Internacional (COI) Mauricio Macri –en aquel tiempo, jefe de Gobierno porteño– y Werthein –presidente del Comité Olímpico Argentino (COA)–. “Depende del área”, fue la imprecisa respuesta que Horacio Rodríguez Larreta dio en diálogo exclusivo el 3 de octubre, 72 horas antes de que se abrieran los Juegos. “Los Juegos costaron el 40% menos de lo previsto”, aseguró tres días más Thomas Bach, aunque sin poder establecer cuál era el monto del 100%, aunque por lo bajo su aliado en Lausana Gerardo Werthein reconocía, en la misma mesa, que los gastos ya habían escalado a U$D 650 millones. “Unos $ 8.000 millones”, consiguió determinar Blanca Pallaro, integrante del equipo de investigación de La Nación, algunos días más tarde, cuando los Juegos llegaban a su fin.
“El presupuesto asignado fue de U$D 200 millones en cinco años, en lo específico de los Juegos”, afirmó hace unos días Juan Manuel Areco –máximo responsable de la Unidad de Proyectos Especiales Juegos Olímpicos de la Juventud (Upejol), división que depende directamente de Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno–. Areco espera poder darle un cierre formal a su oficina, que se generó gracias al Decreto 66/14 del 14 de febrero de 2014 “en una semana o dos”, para evitar extenderse en el tiempo como sucedió con el EAM 78, cuya persistencia en el tiempo duró hasta bien entrada la democracia, con gastos y obligaciones residuales que se extendieron por casi dos décadas.
Cada uno de esos intentos se han quedado cortos para intentar determinar, de manera fehaciente, a cuánto asciende la cuenta de gastos de los YOG.
Desde fines de 2017 comenzó esta investigación documental para intentar encontrar una respuesta lo más cercana posible al total. No fue fácil. La actual gestión de Cambiemos ha generado múltiples artilugios para invisibilizar la administración de los Juegos Olímpicos de la Juventud ya que, además de lo generado desde Upejol, ha tercerizado gastos por una red de ministerios y secretarías para enredar el seguimiento ciudadano. Muchas de las operativas figuran en el Boletín Oficial pero no así en el Portal de Transparencia Buenos Aires Compra o el de gestión de Buenos Aires 2018 –que no posee actualizaciones desde abril de 2018-. Y, en casos extremos, se han hecho bajo la cobertura de gastos reservados, imposibles de auditar.
El mecanismo de cálculo de gastos fue el siguiente: hemos tomado los datos de los documentos (Boletín Oficial, Buenos Aires Compra y demás fuentes oficiales y extraoficiales), dolarizando los montos al valor del dólar Banco Nación del día en el que están publicados. Por ejemplo, el día en el que Buenos Aires ganó la sede, para conseguir U$D 1.000 había que poner $ 5.410. Hoy, para tener un billete con la cara de Grover Cleveland, hay que disponer de $ 43.400.
Tras casi dos años de cruzar información oficial y oficiosa, podemos establecer que para los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 se gastó un monto equivalente a U$D 1.090.958.779,08 que, traspolados a la cotización actual de la moneda estadounidense según el Banco Nación, da un total de $ 47.347.611.012, es decir más de 45 veces lo falsamente prometido por la dupla Macri-Werthein hace seis años en Suiza. La inmensa mayoría de lo dispensado proviene de fondos públicos: los escasos convenios de patrocinio fueron, en realidad, contraprestaciones y sólo el COI aportó un fondo de asistencia U$D 64 millones ($ 2.777.600.000 al cambio de hoy) –el 28% más de lo que aportó para la anterior edición, en Nanjing 2014– para afrontar los gastos de pasajes de los deportistas, así como los traslados y estadía en hoteles de lujo de los miembros COI y su entorno.
¿En qué se gastó esa monumental suma que prácticamente iguala lo presupuestado en CABA para el rubro salud en todo 2019 ($ 47.913.832.063), casi duplica los gastos previstos para el ejercicio anual del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte ($ 24.468.813.938) y que supera en más de 11% a los servicios de la deuda porteña ($ 42.420.087.279)? ¿Adónde fue un volumen de dinero que equivale a casi 50 presupuestos anuales de los que dispondrá en 2019 la Agencia del Deporte Argentino (ADN), la desvalorizada entidad que maneja las políticas deportivas de nuestro país y está al comando de Diógenes de Urquiza, amigo de la juventud de Mauricio Macri?
El gasto que insumió la Villa Olímpica y las demás construcciones vinculadas en la Comuna 8 (las reformas en el devaluado Hospital Cecilia Grierson, la escuela primaria y el jardín Rayito de Sol además de reformas infraestructurales en la zona) fue de U$D 292.608.031,58. A eso hay que sumarle U$D 217.561.062,21 dispensados para levantar los escenarios deportivos en el Parque Olímpico de Villa Soldati, además de las instalaciones temporarias alquiladas a precio vil. Los gastos operativos acumulados llegan a un monto de U$D 214.342.462,89 teniendo en cuenta que, sólo en cada uno de los 13 días de competencia (del 6 al 18 de octubre), la Ciudad pagó por servicios directos U$D 15 millones –según un informe presentado por Andrea Conde–; la legisladora de Unión Ciudadana calculó que cada día de YOG se gastó el equivalente al presupuesto anual 2018 del SAME. La administración de Cambiemos, además, dispensó U$D 57.691.252,93 en acciones culturales y de publicidad y otros U$D 9.755.969,47 en insumos deportivos de los que, sólo dos de las 32 federaciones deportivas implicadas, han podido recibir, mientras que el resto duerme arrumbado en galpones. La cifra se completa con los U$D 64.000.000 llegados de Lausana para gastos diversos y los U$D 235.000.000 que la Ciudad deberá pagarle a la Corporación Andina de Fomento por un préstamo, en módicas cuotas que se extienden hasta 2026.
¿Es éste el número final que deben pagar la Ciudad –sus contribuyentes, en realidad– por Buenos Aires 2018? No. Por dos motivos. En esta investigación han entrado sólo los gastos comprobados; hay una zona gris que sólo los responsables conocen y que podría revelarse si, en algún momento, desde la gestión de Rodríguez Larreta se presenta un verdadero balance de gastos. Más allá de ello, la suma puede seguir creciendo en virtud a que la administración porteña continúa pagando adecuaciones y actualizaciones de los contratos suscriptos, más allá de que hayan pasado nueve meses desde que se apagó la llama olímpica.
*Por Ernesto Rodríguez para EPHECTO Sport / Edición e Investigación: Federico Teijeiro; Pablo Torres Barthe
** NdE: El resto de las investigaciones que preceden a este artículo se encuentran en EPHECTO Sport