“En Honduras, hay una militarización de la sociedad”
Entrevista a Laura Zuñiga Cáceres, hija de Berta Cáceres, activista por los derechos humanos y militante del COPINH, en la que habla sobre la situación en Honduras.
Por CRBZ
En Honduras se vive una continuidad del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya en 2009. El régimen autoritario que somete al país se expresa en extractivismo, fraudes electorales, sicariato, militarización, narcotráfico y militarismo. A su vez, la gente resiste con base en su capacidad de lucha y en las ideas, y el ejemplo, de mujeres como Berta Cáceres, a quien no pudieron arrancar del corazón de un pueblo que sigue en resistencia masiva en las calles.
A propósito de ese contexto de lucha popular, la CRBZ conversó con Laura Zuñiga Cáceres, hija de Berta, activista por los derechos humanos, y militante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
—En el mes de junio se cumplieron 10 años del golpe de Estado que sacó a Zelaya. ¿Cuáles fueron los motivos del golpe militar de 2009?
—A 10 años creo que hay una perspectiva más profunda de las causas del golpe de Estado. Esto se evidencia ahora con la presencia de la ayuda militar de los Estados Unidos al régimen de Juan Orlando Hernández (JOH). Uno de los motivos fue reafirmar la presencia y el control del gobierno norteamericano sobre Honduras. Recordemos que nuestro país durante las décadas de 1970 y 1980 fue utilizado como base de operaciones para intentar acabar y golpear a los movimientos de liberación nacional que se formaron en Centroamérica durante esos años.
En el momento que se produce el golpe, había un auge, un avance de los gobiernos progresista de izquierda con planteamientos interesantes, como por ejemplo las asambleas nacionales constituyentes. Esta fue una gran bandera del movimiento social en Honduras en el 2009, previo al golpe de Estado y posterior al golpe también. Se debatían ejes de profundos para la refundación del país: hacer una nueva Constitución que permitiera las condiciones legales, el marco jurídico, para avanzar en los cambios hacia la emancipación del país de las garras del imperialismo. En los primeros momentos del golpe se hablaba de asesinatos a líderes sociales que llevaban esta bandera, noticias falsas que no eran casuales.
Uno de los grandes impulsores del golpe fue el empresariado local e internacional, que empuja las políticas extractivistas en nuestra región. Durante los primeros meses, se dieron concesiones en el área minera y energética, que permitieron la entrada masiva de las empresas extractivas a nuestros territorios, muchas de éstas mancomunadas con militares que se volvieron empresarios del extractivismo. A partir del 2009, otro sector que se reafirmó, se reposicionó, fue el narcotráfico. Esto tiene relación con las fuerzas políticas que toman el poder a partir de ese momento. Es muy conocida la relación, los vínculos, con el narcotráfico que tiene Micheletti, quien asume luego del derrocamiento de Zelaya. Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández también son conocidos por estar relacionados con el narcotráfico.
Estos son algunos de los motivos. A 10 años seguimos encontrando que el golpe no se preparó de la noche a la mañana, fue una jugada política de las estructuras de poder que no estaban dispuestas a perder terreno ante un pueblo que se encontraba exigiendo y ganando derechos. El gobierno de Zelaya acompañaba estas exigencias de derechos, entre ellos el aumento del salario mínimo, la detención de las concesiones mineras en el país. El golpe buscaba apagar ese fuego que en Honduras se encendió y que buscaba cambios profundos en el país.
—¿Cómo fue la resistencia del pueblo y sus organizaciones en ese momento?
—Algo muy interesante fue la resistencia masiva de parte del pueblo hondureño. Marchas gigantes que pocas veces se habían visto en el país. Una resistencia muy politizada, entendiendo qué era lo que estaba pasando. La decisión que se tenía era echar para atrás el golpe y volver al orden constitucional. El movimiento social tuvo la inteligencia de construir la unidad en la adversidad, con una dirección política unificada y audaz. Esos aciertos de los movimientos sociales, esos aprendizajes, permitieron que la resistencia se mantuviera durante muchos meses, elevando la politización de la población. Incluso ante un aparato mediático nefasto que siguió las narrativas del golpismo. Había muy poca posibilidad de tener acceso a los medios de comunicación en ese momento. El movimiento social tuvo la claridad para entender que la motivación del golpe era la reubicación del imperialismo en la región. Por eso, la búsqueda de apoyo en los pueblos latinoamericanos, ya que ese movimiento no era solo un golpe al país, sino a toda la región. La resistencia fue masiva, con mucha gente en las calles.
Hay una generación muy marcada por el golpe de Estado, que hoy en día son parte de la resistencia contra la dictadura de JOH, con niveles muy interesantes de politización.
—En 2013 gana JOH y sus dos etapas están marcadas por dos pilares: profundización neoliberal y violencia institucional. ¿Qué medidas en concreto fue tomando?
—Hay una militarización de la sociedad. Un Estado agresivo, autoritario, antidemocrático y dictatorial. Esto va generando y construyendo una pieza clave para los intereses del empresariado extractivo y para los intereses de los Estados Unidos. Esta pieza es Juan Orlando Hernández. Este personaje se logra mantener en el poder con una reelección ilegal, con elecciones fraudulentas (se cambiaron directamente los resultados en medio de un apagón del sistema de conteo de votos,) lo que genera mucha oposición de la población.
JOH profundiza con una gran intensidad el modelo extractivista y el modelo de enclave, bajo lo que en un primer momento se llamó Ciudades Modelos, que es el neocolonialismo. Luego se les puso el nombre de Zonas Especiales de Desarrollo (ZEDE). Son territorios del país que tienen leyes especiales que anulan los derechos laborales obtenidos y, principalmente, anulan la soberanía del país. Porque estas zonas de desarrollo están administradas por empresas transnacionales y por otros países. Cuentan con leyes especiales, específicas, beneficios impositivos. Se marcan y delimitan estas zonas con todo y población. Son zonas destinadas a la explotación de bienes naturales y comerciales. Se generan paraísos fiscales. Hay un extractivismo salvaje, que se rige por leyes que están por encima del Estado. El país se vuelve un dador de sus bienes en beneficios de empresas y otros países. Se les da a escoger a las empresas transnacionales las zonas que serán de su explotación, que se regirán por leyes y beneficios especiales. Es un mecanismo total de entrega. Hay una “feria” de nuestros recursos. Esto se hace a través de eventos como “Honduras está preparado para la minería” o “Honduras is Open for Business”; este último lleva directamente su nombre en inglés.
Se ponen a disposición los recursos de nuestro país. Esto genera grandes niveles de corrupción. Las empresas compiten en corromper a los servidores públicos, a los funcionarios, para que éstos le den los trámites de licenciamiento, de concesión. Esto lo vimos con la empresa Desarrollos Energéticos S.A (DESA), en el territorio de Río Blanco. A su vez, ante la resistencia de las organizaciones y la sociedad, se generó un nuevo marco jurídico para atacar a quienes se oponen a este saqueo y defienden sus territorios. Se judicializa y se encarcela. También hay una militarización de la sociedad, como lo hablaba anteriormente. Son los militares, su represión, quienes mantienen a JOH en el poder e imponen el terror en la sociedad, porque asesinan de manera cruel. En Honduras hay asesinatos selectivos, se crearon aparatos paramilitares, importados desde Colombia. Se genera una unión entre el narcotráfico y las empresas extractivas, un modo de operar que se ha visto también en México.
—En materia de violencia institucional, paramilitarismo y asesinatos selectivos, en marzo 2016 se produjo el asesinato a manos de sicarios de Berta. ¿Por qué se da este asesinato? ¿Qué vínculos tiene el gobierno en este caso?
—El asesinato de mi mami, de Berta Cáceres, viene marcado a partir del golpe de Estado. No sólo por ser una persona conocida por sus ideas y acciones en contra de la dictadura, por lo cual era perseguida, sino también porque Berta Cáceres trasciende a una lucha para sacar a un presidente golpista. El asesinato se da para detener la lucha de nuestra compañera, para intentar detener ese símbolo que no sólo era nacional, sino que tenía un gran peso internacional, que lograba generar redes en la región. También para acabar con el símbolo de resistencia que es el COPINH para el pueblo hondureño y, sobre todo, para las personas que se enfrentan al sistema extractivo. Porque el COPINH, junto a otras muchas otras organizaciones, viene haciendo escuela sobre la defensa de los territorios ante el extractivismo. Es así como se ha logrado derrotar a grandes empresas, incluso, por ejemplo, a la represa binacional Del Tigre, que es una represa que se intentó hacer entre Honduras y El Salvador, y que se logró echar para atrás gracias a la organización y la lucha de la población, que también es parte del COPINH.
Concretamente, nuestra compañera Berta Cáceres estaba siendo coordinadora del COPINH desde el 2013. Ella y el COPINH organizaban la comunidad de Río Blanco, que es una comunidad que está en defensa de su río en contra de la empresa DESA. Esta empresa asesina y criminal, vinculada a hechos de corrupción, también asesinó a nuestro compañero Tomás García. Para seguir construyendo la represa necesitaban la destrucción del tejido social y de la organización de la comunidad de Río Blanco. En 2015 se había logrado parar la construcción de esta represa, cuando una de las constructoras más grandes del mundo, Sinohydro, se retiró de la construcción a partir de la lucha de la comunidad y de la organización liderada por Berta Cáceres. La empresa DESA había intentado criminalizar a nuestra compañera y a otros compañeros, pero al ver que la criminalización no podía parar esta lucha, entonces la asesinan.
Nosotras vinculamos el asesinato a los sectores del empresariado del área del extractivismo que se han beneficiado con el golpe de Estado. Concretamente a los socios de DESA, la familia Atala Zablah, una de las familias más ricas y poderosas de Honduras y Centroamérica. También vemos la vinculación de los militares en este asesinato, ya que por ejemplo, gran parte de los sicarios que fueron condenados, que son la autoría material, eran militares. La autoría intelectual también está vinculada al gerente general de DESA, David Castillo, un ex militar entrenado en la academia de West Point de los Estados Unidos. Los militares que, como decía antes, se convirtieron en empresarios del extractivismo y ahora aplican el terror a quienes se oponen a estos proyectos.
—Pasando a otro tema, ¿puedes explicarnos cuál fue el impacto en términos políticos la caravana de migrantes?
—Es algo bien difícil, algo bien doloroso. Hay una parte de la población que perdió las esperanzas y busca irse. Honduras siempre fue un país dador de migración, pero estos últimos años hemos visto cómo se está yendo toda la familia. Esto trajo varios problemas para el gobierno de JOH, ya que desde el gobierno de Estados Unidos se hizo presión para que JOH frene la inmigración y la caravana migrante. La caravana fue transformándose en un fenómeno, hasta el momento hubo ocho caravanas. Es un fenómeno de huida masiva hacia los Estados Unidos. El gobierno norteamericano amenazó con cortar su ayuda financiera de estos programas de “desarrollo”. Hay una construcción también contra el inmigrante en Estados Unidos, lo construyen como enemigo interno.
Yo no creo casual la captura del hermano del presidente justo después de las caravanas. Se capturó a Tony Hernández, hermano del dictador Juan Orlando Hernández, quien está detenido en Nueva York. Esto fue una acción de Estados Unidos moviéndole el piso directamente y personalmente a JOH.
—Actualmente se vive un nuevo período de movilizaciones masivas. ¿Cuáles son los planteos inmediatos y las tareas que se desprenden para las organizaciones sociales?
—Hay un crecimiento de la capacidad de movilización del pueblo hondureño. Vimos en 2009 movilizaciones masivas concentradas en la capital, con un nivel de politización interesante. Luego volvemos a ver otro momento marcado por la movilización del pueblo hondureño en 2013 y 2014, a partir de la quiebra del seguro social en Honduras. Estas movilizaciones masivas ya no estaban concentradas solamente en Tegucigalpa, sino que la población se moviliza en su territorio, tal vez con menos politización que en otros años.
Otro momento de grandes movilizaciones tiene que ver con el fraude electoral de 2017, cuando la gente sale a movilizarse en sus territorios y también logran paralizar el país con las tomas de carreteras. Se logra superar a los militares y las policías, que no pueden reprimir en todas las zonas que están siendo tomadas. Hay un crecimiento de la politización de la población y de la indignación que trae la imposición de otro período del asesino Juan Orlando Hernández.
Recientemente, vimos lo mismo en cada región con tomas de carreteras que también paralizan el país, pero esta vez las movilizaciones son aún más masivas que las del fraude electoral. Se suman a las organizaciones también gremios, como el docente y el de los auxiliares de la salud. Lo que permite que los paros sean más fuertes, paros de labores, de clases, de hospitales, de transporte de cargas. Hubo momentos, incluso, donde un sector de la policía se sumó a estos paros.
La respuesta es cada vez mayor en tanto resistencia al gobierno de JOH. Esta Honduras es una Honduras que es “pasto seco”: tarde o temprano una chispa provoca un incendio, que tiene que ver con esto de la movilización. Esto es lo interesante, un movimiento que va creciendo. Hay una población que está movilizada. Como movimientos sociales nos falta afinar cómo podemos canalizar, organizar, esta molestia del pueblo para construir una propuesta de país. Tenemos un reto que es el de construir qué proyecto de país queremos cuando caiga JOH, cómo construimos la vuelta a la democracia.
*Por CRBZ