Cómo les gusta a los ortibas todo lo milico
Por Diego Valeriano para La tinta
Cómo les gusta la cosa esa de los caballos, granaderos, tanquetas, aviones, desfiles y palco oficial. Cómo le gusta ir a las vallas sacudiendo la banderita, aplaudiendo, vivando y riendo. Esa paz interior de ahora poder gritar ¡Viva La Patria! pero la Patria posta, la verdadera. Cómo le gusta poder volver a opinar después de tanto tiempo que tuvo que estar callada.
Cómo les gusta a los ortibas todo lo milico: el chocolate, las botas, el paso firme, sentirse respetado, hacer caso, esa cosa del honor y los fierros. Cómo les gusta que los fierros estén en las manos que tienen que estar.
Cómo les encanta opinar de que acá hace falta que vuelva el servicio militar, una mano dura, mucha disciplina y así estos guachos aprenden lo que es el respeto, el orden, el miedo. Cómo les agarra eso en el pecho, ese orgullo ortiba, esa rara mezcla de pañuelo celeste, Malvinas, Virgen María, crítica al Diego al pasar, masculinidad y negación de que fueron 30 mil.
Cómo estaban de escondidos, de agazapados, de callados. Cómo estaban esperando una oportunidad de tener aliados para decir, gritar, agitar de manera manija todo ese odio, esas frustraciones, este rencor que escupen diariamente.
Cómo sienten que ya no están solos, que ahora tienen compinches, socios, cómplices. Cómo les gustan los milicos en las calles, los uniformes, los aviones arruinando ese cielo hermoso y esa manera tan imbécil de sentirse poderosos. Cómo disfrutan saber que hay cosas que nunca pasan de moda, que es solo cuestión de saber esperar.
* Por Diego Valeriano para La tinta / Imagen de tapa: Pepe Mateos.
