Nonogasta: el Chernobyl riojano que respira cromo
Un pueblo envenenado, generaciones hipotecadas por una curtiembre que contamina gracias a la complicidad del Estado. Cáncer, malformaciones, laceraciones, un combo espeluznante que impacta por la crudeza de como se manifiesta.
Por Alejandro Maidana para Conclusión
Nonogasta es un pueblo cercano a Chilecito (La Rioja), allí se levanta la Curtiembre ex Yoma, perteneciente como es de público conocimiento a los familiares políticos del ex presidente Carlos Saúl Menem. A medida que uno se acerca a Nonogasta, comienza a percibir el fuerte olor que emana de sus efluentes y que hace que aún con ojos vendados, uno sepa que llegó a ese lugar.
Si bien puede parecer más una obra de ciencia ficción que una aplastante realidad, los habitantes de Nonogasta en su gran mayoría padecen algún tipo de trastorno en su salud debido a la contaminación que proviene del vientre de “Curtume”. Este tipo de empresas suelen radicarse en pequeñas poblaciones en donde el trabajo escasea, y la necesidad de un ingreso impera de manera notable.
Bebés con dos cabezas, sin ano, sin cerebro, malformaciones en manos, columna y pies, sumado al cáncer y severos problemas en riñones, hígado y piel, son las semillas que esta curtiembre va sembrando ante la deleznable complicidad estatal.
Un panorama tan desolador como impúdico, un cuadro de situación que genera un altísimo grado de impotencia.
Una lógica perversa que atraviesa los cuatro puntos cardinales de nuestro país, una matriz económica partera de un ecocidio sostenido y silenciado por un Estado socio de la desidia. La retórica política tiene su anclaje en la necesidad de proteger los puestos de trabajo de esta empresa, ocultando bajo la alfombra de la historia tergiversada, el irreversible daño al ambiente y a la salud de los habitantes de Nonogasta.
Eduardo Chavarría es periodista y autor del libro “Los pilares del feudo” que contiene esta invaluable información. Actualmente produce y conduce el programa “En la calle con la gente” en radio Nacional La Rioja, este colega tuvo la amabilidad de dialogar con Conclusión para profundizar sobre este flagelo que vive Nonogasta.
“Los Yoma son famosos en nuestro país por su relación con los más resonantes casos de corrupción. El Yomagate, Suifgate, Narcogate, tráfico de armas y otros tantos “Gates”. Esta familia es para Nonogasta y zona de influencia, un ejemplo del impúdico manejo feudal de sus intereses, y de la impunidad de la que gozan”, afirmó Chavarría.
¿Viste el derrame de cianuro de la Barrick en Jáchal? Multiplícalo por 90, nos dice Eduardo Chavarría para que podamos graficar de manera sincera la magnitud de este suceso.
“La curtiembre CBR arroja en Nonogasta sin tratamiento alguno, 90.000.000 de litros de efluentes tóxicos al mes. Sí, 90.000.000 de litros de efluentes tóxicos al mes, y esto desde hace mas de 30 años a la vista de todo el mundo, contaminando, envenenando, enfermando, y matando de a poco a todo un pueblo. Cabe destacar que esto sucede mientras los funcionarios riojanos siguen mirando para otro lado”, enfatizó.
Es tan explícita en su accionar esta destructiva actividad, que basta con llegarse al lugar donde se vierten los desechos para contemplar con impavidez con la impunidad con la que se manejan. ”Se puede presenciar como la empresa realiza descargas ilegales a cielo abierto de sustancias tóxicas al río que divide el predio de la empresa Camuflada por unos árboles, han abierto una zanja en el terraplén y los días de lluvia simplemente dejan que el agua que trae se lleve todo con la corriente. Aquí también el agua y la vida NO se negocian”.
El grupo empresario “Curtume” se hizo cargo de la empresa que era propiedad de los Yoma a cambio de una inversión considerada mínima por distintos sectores, y la construcción de una planta de tratamiento de efluentes. Pero esto nunca se llevó a cabo, y el Estado nacional nunca controló que se cumplieran los acuerdos tal como estaba previsto.
La Ley de Residuos Peligrosos nº 24051 prevé penas de 10 a 25 años a quién o quiénes “envenenare, adulterare o contaminare de un modo peligroso para la salud, el suelo, el agua, la atmósfera o el ambiente en general”. Sabido es que en nuestro país nada de esto se cumple, el poder no solo no paga, a cambio recibe una obscena y desprejuiciada protección que hace que su actividad avance sin restricción alguna.
Esta empresa brasilera, cuenta con más de 4 kilómetros de piletones con desechos extremadamente contaminantes. El cuero se trata con más de 8 millones de litros de agua dulce que viene del Cerro Famatina, y 500 kilos de productos químicos, entre ellos se encuentra el cromo, arsénico, pinturas y sulfuros. La filtración a través de la arena pasa de piletón a piletón, pero el producto final llega con una cantidad de cromo 168 veces superior a la permitida.
“El índice de cáncer en este lugar quintuplica el índice que se estipula a nivel nacional. Muchos de los niños recién nacidos, ya cargan con esta cruel enfermedad antes de nacer, el daño que origina el cromo entre otros químicos, es demoledor”, cuenta la doctora Patricia Rippa.
Al cromo se lo utiliza para el curtido del cuero, este no solo afecta a las napas de agua, sino también que debido a que la zona es muy ventosa, llega como la muerte misma a través del aire que respiran los habitantes de Nonogasta.
Una condena a muerte que utiliza la rancia excusa de la “enorme necesidad de trabajo del lugar”. Un viejo paradigma que debe destruirse para darle vida a uno nuevo, sin venenos ni explotación, con sueños alejados de las oscuras pesadillas que genera esta curtiembre, la segunda más grande de Sudamérica.
Latinoamérica como tubo de ensayos para el resto del mundo, un laboratorio a cielo abierto que experimenta con humanos, el capitalismo más salvaje y desbocado del globo terráqueo se hace carne en la Argentina.
*Por Alejandro Maidana para Conclusión