La USAID regresa a Ecuador
La agencia que depende del Departamento de Estado norteamericano es señalada desde hace décadas como una herramienta de injerencia y desestabilización.
Por Mateo Flores para Revista Crisis
El 15 de mayo pasado, el representante de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), regresó al Ecuador por pedido del gobierno de Lenin Moreno. José Valencia, canciller del Ecuador, se reunió el miércoles con Mark Green, administrador de la USAID, con motivo de la suscripción y renovación de varios acuerdos de cooperación que, tal como lo manifestaron en rueda de prensa, ayudarán a promover el desarrollo social, ambiental, educación, etc., así como también la cooperación de 30 millones de dólares para atender la migración de venezolanos en el país.
Pero, ¿qué hay realmente detrás de todo esto? La USAID es conocida por ejercer una política injerencista en varias regiones, incluida Latinoamérica. Está entidad del Departamento de Estado de Estados Unidos se creó para ayudar a que las democracias a nivel mundial se consoliden, ante la posibilidad del avance del comunismo en distintas regiones en la época de los sesenta. Su mayor temor era que en América Latina surjan más experiencias como la de Cuba con Fidel Castro. La estrategia de Estados Unidos ya no fue la intervención militar, sino que ahora esa misma estrategia pasó a hacer una intervención psicológica; mediante el trabajo de organizaciones de la sociedad civil que se declaran apolíticas, como las ONG que reciben fondos internacionales, con un evidente mensaje de imponer la ideología de Estados Unidos y su política de injerencia.
La manera en como Estados Unidos ejecuta su política exterior es delegando al Departamento de Estado la herramienta política, al Pentágono la herramienta militar y a la USAID la herramienta que influye en la sociedad civil.
El discurso de la USAID jamás será confrontativo, sino que va a apelar a la sensibilidad de las personas, utilizando a diferentes sectores vulnerables de diferentes países para que desestabilicen y desgasten los procesos populares que están creciendo en estas regiones, convenciéndolos de que lo que hacen ellos es para el bien común.
En 2012, en Ecuador el representante en ese entonces de la USAID confirmó que brindaba apoyo a grupos opositores al gobierno de Rafael Correa. Para esa época, se conocía que en cualquier país en donde la USAID tenía injerencia iba a existir algún proceso de desestabilización política. Se sabía que la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en ingles), financiaba a la USAID, confirmando así que el brazo ejecutor de la línea política que querían aplicar es está agencia. La NED responde únicamente a la CIA.
Es claro que esta agencia servía y sirve para fortalecer la injerencia política de los Estados Unidos en los países latinoamericanos. Es por eso que vemos con absoluta preocupación que sigamos retrocediendo en cuestión de soberanía y dignidad, y permitamos que volvamos hacer el patio trasero de Estados Unidos.
La verdad ya no nos sorprende: el entreguismo del gobierno de Moreno, tampoco lo que es capaz de hacer o permitir. Es evidente de que no tenemos un gobierno que represente a las y los ecuatorianos, sino que siempre estará disponible para el poder estadounidense y para cualquier acuerdo que lo “haga quedar bien”.
Sabemos que el regreso de la USAID es parte del acuerdo que tiene el gobierno de Ecuador con el de Estados Unidos, así como fue la entregue de Julian Assange, entre otras cosas más.
Como siempre, la solución está en las calles. No pasarán.
*Por Mateo Flores para Revista Crisis