Las cifras para ir a la huelga del #8M
Europa no escapa al flagelo del patriarcado, donde las mujeres son víctimas de la violencia machista y de la reducción sistemática de sus derechos.
Por María F. Sánchez para Cuarto Poder
Aunque las movilizaciones feministas llevan un tiempo arrasando en sus convocatorias, todavía hay quienes preguntan cuáles son los motivos que empujan a las mujeres a realizar la huelga feminista del #8M. El movimiento feminista considera que las mujeres sufren la violencia machista y la desigualdad en todas las facetas de su vida y, por este motivo, las huelga de este viernes se realiza en cuatro ámbitos distintos: laboral, cuidados, consumo y educación.
Las mujeres han alcanzado importantes conquistas en el mundo desde el siglo XIX, que fue cuando, al menos desde la perspectiva anglosajona, surgió el feminismo. Derechos como el sufragio, el divorcio, el aborto o la educación de las mujeres se han conseguido gracias a la movilización feminista, aunque en muchas partes del mundo todavía siguen sin materializarse. En otros lugares estas conquistas se lograron y ahora están en peligro por el ascenso de la extrema derecha.
La primera huelga feminista se realizó en Islandia en 1975 por las mujeres que, aunque habían conseguido el voto, solo tenían un cinco por ciento de representación parlamentaria. Este modelo de protesta vuelve a recuperarse este #8M en todo el mundo, también en España, para exigir los derechos civiles que todavía no han sido conquistados y reivindicar, además, una igualdad real que aún no se ha conseguido a nivel social.
La violencia contra las mujeres
La violencia de género es la violencia que sufren las mujeres por el hecho de serlo y, aunque algunos actores políticos hayan comenzado a cuestionarla, su existencia se corrobora con las cifras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia contra la mujer es “un problema de salud de proporciones epidémicas”.
La violencia en la pareja es el tipo de violencia más común contra la mujer porque afecta al 30 por ciento de las mujeres de todo el mundo. En los peores casos, esta violencia acaba con las vidas de ellas. En todo el mundo, un 38 por ciento de los asesinatos de mujeres son cometidos por sus novios o maridos. En España, entre 2010 y 2012 los hombres que asesinaron a parejas y ex parejas son 131, mientras las mujeres que asesinaron a sus parejas y ex parejas son 17.
Otra cifra para preocuparse: en nueve años, desde 2008 a 2017, se ha triplicado la cifra de menores encausados por violencia de género. Los jóvenes de 14 a 17 años investigados por esta cuestión han aumentado de 124 a 356, según informó el gobierno el año pasado. ¿Estamos educando a nuestros jóvenes en igualdad?
Agresiones sexuales y brecha salarial
Las violaciones son un ejemplo claro de la violencia que sufren mayoritariamente las mujeres y niñas. Tan solo en 2015, Europa registró 215.000 agresiones sexuales y, de ellas, 80.000 fueron violaciones, según Eurostat. Una cifra que, con seguridad, es mayor, ya que otras muchas no se denuncian. De todos estos casos, el 90 por ciento de las víctimas fueron mujeres, y el 99 por ciento de los que ingresaron a prisión por estos delitos fueron hombres.
La brecha laboral en España es una realidad y además aumenta cada vez más. Ellas cobraron un 30 por ciento menos (4.745 euros menos que ellos) en 2016 y sus pensiones son un 37 por ciento más bajas, según el último estudio de los Técnicos de Hacienda (Gestha). Las mujeres cobran menos porque alcanzan menos puestos de responsabilidad y acceden a trabajos parciales y más precarios.
En Europa y en España las mujeres tienen el doble de probabilidades de cobrar un sueldo bajo. Los sectores más precarizados en nuestro país son el de la hostelería y el turismo; y el trabajo del hogar y de cuidados. Las mujeres representan el 55,8 por ciento de la fuerza de trabajo en la primera y el 89,9 por ciento en la segunda, según datos de Oxfam Intermón.
Sin embargo, de los 609 puestos directivos en las empresas que más facturan en Europa, solo 36 estaban ocupados por mujeres en 2016, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Mujeres y migrantes
Si la pobreza tiene rostro de mujer, aún más si es migrante -especialmente si su país de origen está fuera de la Unión Europea-. España tiene la tasa más alta de Europa de pobreza laboral de las mujeres migrantes: una de cada tres está en riesgo de pobreza.
Además, hay que tener en cuenta que estas mujeres huyen de países conflictivos. Aunque muchas veces no participan directamente en los conflictos, sufren sus peores consecuencias. Según Oxfam Intermón, al menos una de cada cinco mujeres refugiadas o desplazadas en entornos humanitarios ha sido víctima de violencia sexual.
Las tareas del hogar, el cuidado de los menores y las personas dependientes siguen cargándose en las espaldas de las mujeres. Por este motivo, ellas suelen aceptar más trabajos parciales cuando en realidad aspiran a un trabajo a tiempo completo. En 2017, el 27,5 por ciento de las mujeres que trabajaron a tiempo parcial lo hicieron para cuidar de hijos, hijas o personas adultas en situación de dependencia, mientras solo el cinco por ciento de los hombres tenía un empleo parcial por este motivo.
Según la Encuesta Nacional de Vida (ENV) en el tramo de 55 a 64 años, una de cada cuatro mujeres españolas cuida de manera no profesional. Este trabajo no remunerado es prácticamente obligatorio para las mujeres porque el sistema de ayuda a la dependencia es insuficiente -hay 928.000 hogares en España con necesidades no cubiertas de ayuda a domicilio- y se ha visto recortado en los últimos años. Tal y como muestran las cifras, ellas son las que se ven abocadas a asumir este déficit del Estado.
*Por María F. Sánchez para Cuarto Poder
