Amor, felicidad y subversión

Amor, felicidad y subversión
7 marzo, 2019 por Redacción La tinta

Por Laia Font para Revista Furias

Me topé con la definición de amor de Gueshe Kelsang Gyatso, un reconocido monje budista, y me pareció genial: ‘’El amor puro no está mezclado con el apego y nace del deseo de que los demás sean felices; nunca causa problemas, solo proporciona paz y felicidad tanto a nosotros mismos como a los demás’’.

Para todes les que nos identificamos como feministas y rechazamos el amor tradicional y romántico que fomenta relaciones de dependencia y sufrimiento, leer esta definición nos lleva inevitablemente a pensar que acabar con la monogamia es la mejor forma de llegar a este amor puro, real, y lleno de felicidad.

La palabra poliamor está hoy hasta en la sopa, pero el hecho de que se haya puesto de moda puede ir en su contra. Me decían unas amigas de mi ciudad que desde hace unos meses se escucha cada vez más a chicos decir que están en una relación abierta, cuando en realidad lo que hacen es tener relaciones sexuales con gente diferente a la persona a la que llaman su pareja pero sin que exista entre ellos una relación afectiva y de confianza ni una comunicación transparente.


El problema lo definió muy bien @MaJoSexologa en un tweet que se hizo viral: ‘’No digan poliamor cuando lo que se quiere decir es pretendo deshumanizar y explotar sexoafectivamente a cuanta persona atraviese en mi camino y me sea atractiva, sin un mínimo de ética amorosa y valiéndome verga cómo queden al final’’.


A esa gente que se ha apoderado del concepto para dar una justificación rápida y eliminar su sentimiento de culpa por comportamientos que no hacen más que reproducir las estructuras del amor patriarcal, se suman los que se muestran en contra del poliamor desde la crítica, diciendo que no es más que una excusa para quienes quieren tener sexo sin tener que cargar con ninguna responsabilidad. Y también añaden otros argumentos, como que si no te importa que tu pareja se acueste con otra persona es que no la quieres suficiente, o que el poliamor no es factible porque siempre surgen conflictos y envidias.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Pero con todo esto, ¿qué se entiende por el concepto de amor?

Si creemos que querer a alguien es, como decía Gyatso, desear su felicidad, ¿no entra dentro de esta felicidad satisfacer los deseos sexuales, además de muchos otros? Pero claro, solo se habla de los primeros porque es el sexo lo que sigue siendo tabú y causando polémica, pero dejarlo ahí sería simplificar demasiado.

Cuando hablamos de amor libre nos referimos a este tipo de amor que desea la máxima libertad del otre porque es dentro de esta libertad donde la persona podrá encontrar el mayor placer o, como mínimo, estar abierta a encontrarlo, sin tener que someterse a un control externo o reprimirse y dejar de hacer lo que de verdad desearía.

Como consecuencia, el amor libre, basado en relaciones de igualdad, es decir, horizontales, sólo puede darse si se rebela contra la visión del amor tradicional. Ese que se ve como una necesidad, que se proyecta hacia una eternidad impostada, que considera a las personas una posesión y que sitúa a las mujeres en una posición de inferioridad y dependencia.

Al querer resolver cualquier conflicto que pueda desembocar en sufrimiento, eliminando la condición básica de la felicidad mutua, este amor se desarrolla también a través del respeto, la confianza, la transparencia y una comunicación constante, ¿porque no es esta la forma en la que se resuelven los problemas, no solo en pareja sino con cualquier persona?


La escritora feminista Virginie Despentes dijo en una entrevista: ‘“La no monogamia no va solo de tener sexo con otras personas, que también, para mí la no monogamia más revolucionaria es llevar un plato de sopa a tu vecina de enfrente, que sabes que es mayor, y preguntarle cómo está. Eso también es poliamor”.


Y ahí está la idea básica. Para que el amor libre lo sea de verdad debe partir desde la crítica completa al patriarcado, pues es la base a partir del cual se han creado todas las relaciones entre individuos en esta sociedad. Si el amor no es subversivo, no será realmente libre.

El amor entendido como el querer la felicidad del otre no es real en los que dicen que tienen una relación abierta como la que me cuentan mis amigues, en la que una ve a le otre como algo de lo que se puede aprovechar sin tener en cuenta sus sentimientos, sin establecer un vínculo fuerte y tener disposición para resolver problemas que puedan surgir. Eso es el amor tradicional de toda la vida.

El poliamor fomenta formas de interacción social sanas que se inscriban en un todo mayor, una manera de ver al mundo y a los demás, que busque generar felicidad a todos los de alrededor para encontrar también ahí la felicidad propia. Se da desde lo íntimo a lo comunitario, y viceversa.

Lo particular es político. El amor libre es un acto de rebeldía contra la posesión, el control, la individualidad y la exclusividad en todas sus formas. Es liberador para una y a la vez revolucionario, porque nos saca de las dinámicas machistas que tenemos interiorizadas, y nos da rienda suelta a modelar nuestras relaciones a nuestra manera sin tener que cumplir con nada.

La también escritora feminista Coral Herrera lo llama “amor compañero’’, “consiste en juntarse libremente para compartir la vida, el ratito o los ratitos que queramos estar juntos. No se construye como el amor romántico desde el interés o la necesidad, sino desde la libertad y las ganas de estar juntos. En el amor compañero no se firman contratos esclavizantes ni se hacen promesas irreales de futuro: se disfruta como se disfruta la amistad, en el aquí y el ahora’’, escribía.

Y es que el amor solo nos dará placer y diversión si nace de la rebeldía. Sólo entonces será libre, y solo entonces se convertirá en un juego en el que todes saldremos ganando.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Laia Font para Revista Furias.

Palabras claves: Amor romántico, Poliamor

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