Inocencia perdida

Inocencia perdida
20 febrero, 2019 por Redacción La tinta

17 años de un lado y 17 del otro. Los acusadores, una pareja de 40 años de edad. Los jueces son esos policías que dejaron agonizar a Ezequiel, delante de una sociedad que, el más curioso, se acercaba a ver el espectáculo que los efectivos brindaban junto a la pareja.

Por Juan Meza para ANCAP

El viernes pasado, en Miramar, Ezequiel Lamas, de 17 años, se disponía a ir al cajero a retirar dinero junto a sus amigos, quienes estaban vacacionando en la ciudad costera. Un hecho fortuito hizo que Ezequiel tropezara con una mujer de aproximadamente de 40 años. Ezequiel siguió camino, brindando las respectivas disculpas que el hecho merecía. Al volver del cajero, sobre la peatonal, había un grupo de personas reunidas con la policía. Ezequiel con sus amigos se acercan a curiosear y ahí es donde la pareja, que antes había sido interceptada por Ezequiel de manera involuntaria, indica a la policía que él y sus amigos eran los que le habían querido robar y que habían amenazado a su hija de 5 años. La policía se dispone a requisarlos y averiguar antecedentes.


El disgusto para este grupo de amigos hubiera terminado allí, ya que la policía había constatado que, del grupo oriundo de González Catán, ninguno tenía antecedentes, pero, de manera lamentable, otro joven de 17 años, como creyendo impartir justicia, ataca por la espalda a Ezequiel propinándole un golpe en la nuca. Ezequiel cae sobre el piso. Se repone con sangre en su nariz. Al cabo de un tiempo, se le nubla la vista y cae desvanecido. Luego de dos días internado en el Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, muere.


En el momento del impacto por detrás, la policía no intentó detener al agresor de Ezequiel, posando toda su atención sobre los “problemáticos” amigos que estaban demorados por los agentes de seguridad. Cuando Ezequiel cayó convulsionando, los policías no hicieron absolutamente nada. Desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, justificaron el accionar de los agentes que actuaron por “protocolo”, ya que debían esperar que llegue el SAME a socorrer al joven herido.

En el día de ayer, detuvieron al presunto agresor, también de 17 años, quien se encontraba en el barrio porteño de Caballito. Este joven de 17 años será trasladado a Mar Del Plata, imputado por “homicidio preterintencional”.

Este caso no es un hecho aislado. En diciembre pasado, en Santa Fe, un policía de civil detuvo a un niño de 13 años y lo golpeó, lo peligroso que hizo el chico fue correr a su amigo porque se habían perdido. Al verlo correr, una señora intuyó que el chico había robado y comenzó a gritar, y ahí es donde apareció el agente de civil. En los videos que circularon, se ve a un nene asustado debajo de la rodilla de un civil (policía) esperando que lo dejen ir, porque él solo estaba corriendo.

El gobierno de Mauricio Macri, con Patricia Bullrich a la cabeza del Ministerio de Seguridad (uno de los pocos ministerios que no sufrió la perdida de calidad al grado de secretaría, como sí sucedió con el de educación), hacen saber que la bajada de línea es clara, ante la duda, hay que disparar, después preguntar.

La demonización de la niñez está superando cualquier límite y ni el peor de los vaticinios hubiera acertado el odio que intenta imponer el macrismo, en una sociedad que se deja llevar para donde el poder de turno quiera.

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*Por Juan Meza para ANCAP.

Palabras claves: Abuso policial, violencia institucional

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