El ex CEO de Atlántida no sabe a quién le vendió la empresa
Luis Castro, el ex CEO de Televisa, reconoció a lavaca que no sabe a quién le vendió Editorial Atlántida. Y brindó su hipótesis de por qué Televisa tuvo que irse: “La Argentina no ayudó”. A casi cuatro semanas de conflicto, Editorial Atlántida ya despidió a 21 personas. Los trabajadores y el SiPreBA impugnaron el Procedimiento Preventivo de Crisis que presentaron los abogados de la empresa, quienes anunciaron que se estaban haciendo cargo del conflicto porque el directorio está “estresado”. La Comisión Interna pudo reunirse con el ministro de Producción, Dante Sica, quien se comprometió a presionar a la compañía para que todo lo haga en el marco de la ley. Los colaboradores pasaron a cobrar el 5 por ciento de lo que cobraban el año pasado. La situación, según periodistas que hoy siguen trabajando: “Hace días que llegamos, y tocamos el timbre sin saber si nos van a dejar entrar o no”.
Por La vaca
Martín Bedori, jefe de arte de Billiken, fue uno de los cuatro despidos de los siete profesionales de planta que conformaban el staff de la histórica publicación de Editorial Atlántida, que en noviembre cumpliría 100 años. A los cuatro los echaron bajo una misma y supuesta causa: un paro interno en la revista que, semanas atrás, había retrasado el cierre por tres días, ya que la discontinuidad de otras ediciones como La Valijita había llevado a la reducción del sueldo de los dibujantes e ilustradores que trabajan como colaboradores permanentes.
De esta manera, como sus otros 20 compañeros y compañeras de la Editorial, que desde enero fueron despedidos bajo supuestas causas, Bedori no pudo ingresar al centenario edificio.
Un empleado del personal de intendencia, lista en mano, le dijo que no podía pasar.
Ahora está parado frente a la Secretaría de Trabajo, en Callao al 200, a la espera de una nueva audiencia con funcionarios nacionales y abogados de la empresa, que la semana pasada presentaron una propuesta de Procedimiento Preventivo de Crisis (de ser aprobado, podría empeorar la situación de los trabajadores). A su lado están Mauro Serafini (41 años, ilustrador) y Vanesa Barrios (34 años, diseñadora). Ambos son colaboradores permanentes.
Los tres, desde hace tres semanas, están exigiendo sus reincorporaciones. Vanesa sintetiza:
“Vaciaron casi toda la redacción. Yo era prácticamente una diseñadora más, porque todo lo que salía como suplemento, libro o coleccionable, era mi tarea. Cuando la revista pasó de semanal a mensual, mi trabajo bajó mucho. A mitad del año pasado ya se había reducido un 50 por ciento. Mi labor, como tal, ya no está. Y la empresa lo que ofrece es pagarme la republicación, es decir, material viejo de archivo. Así justifican no indemnizarme”.
Su experiencia muestra la otra cara de la brutalidad de los despidos en la Editorial, que también es símbolo del fin del periodismo en Argentina: la precariedad del enorme abanico de colaboradores y colaboradoras en los medios de comunicación.
Mauro agrega: “De ese material, además, te pagan la mitad. Imaginate lo que es para nosotros, que pasamos a cobrar un 5 por ciento de lo que cobrábamos el año pasado. Más allá de la situación general del país, acá no se respetó ningún logro laboral de los trabajadores. Nada”.
Los tres coinciden en una misma lectura: “Nos dejaron en la marginalidad absoluta”.
Andanzas de “El financiero”
Esa situación de “marginalidad absoluta” comenzó en enero con los primeros despidos, pero los trabajadores ubican la génesis mucho antes. Entre 2016 y 2017 hubo más de 50 cesantías, cuando la patronal aún era la mexicana Televisa. A comienzos del 2018 el Grupo comenzó a irse del país. Quedó a cargo el CEO de Televisa, Luis Castro, y a mitad de año vendieron la empresa a un fondo de inversión anónimo. Nadie puede especificar quiénes son los actuales propietarios o integrantes de fondo, pero sí -al menos- quiénes conforman el directorio de la Editorial: el actual CEO es Federico Polledo, y los directores ejecutivos Irene Sabalaian, Juan Astibia y Gustavo Pesce.
Lavaca tuvo una breve entrevista con Luis Castro: es la última persona que figura en documentos oficiales como propietario de Atlántida, ya que el 7 de febrero de 2018, el secretario de Comercio, Miguel Braun, habilitó que Castro adquiriera el 100 por ciento de las participaciones del Grupo.
-¿Usted continúa en la empresa?
-Yo me fui de eso hace un tiempo largo, el primer trimestre del año pasado. No tengo ni idea. Me mataste. Yo ya no figuro para nada. Me fui, me aprobaron la gestión y todo. Cero.
–¿Cómo se produjo la venta?
-Vino un grupo inversor. Yo no tenía los recursos para hacer caminar la compañía, y cedí la compañía por cero pesos a 1 dólar, y la gente ésta la siguió. Pero también la Argentina está muy complicada.
-¿Quién es “la gente ésta”?
-No tengo ni idea. Sé que era un fondo de inversor que, creo, era de un ex estudio contable. Pero eso lo tenés que hablar con Gustavo Pesce, el financiero que fue el que hizo todo.
-¿El mismo Gustavo Pesce que hoy figura en el directorio?
-Claro.
–¿Pero usted no sabe quiénes lo integran o quiénes son sus accionistas?
-Yo no lo sé, pero ellos seguro que sí.
–¿Usted no hizo el trámite?
-Todo lo manejó el financiero, y cuando firmé la transferencia de acciones fue con un representante. No tengo idea quién es el fondo. Tienen que preguntarle a Gustavo Pesce. Es el que manejó todo.
-¿Por qué se fue usted?
-La empresa necesitaba recursos y yo no tenía. Y la gente que lo siguió no quería seguir trabajando conmigo. Siempre fui el CEO, porque cuando la tenía Televisa, también lo era. Manejaba finanzas. Yo la tuve tres meses y la transferí a esta gente. Televisa no creía en el futuro de este tipo de compañía, el país, cuestiones estratégicas de Televisa en México… No conozco el detalle. Yo no tenía los recursos para hacerla funcionar, necesitaba rápidamente alguien que se haga cargo. Apareció esta gente, me pareció seria. La trajo el financiero.
-¿Por qué le pareció seria?
-Porque, según las charlas que tenía con el financiero, querían transformar la empresa en digital, tenían recursos. El norte estaba bien orientado. Incluso pusieron a un CEO que viene con más orientación digital. En principio parecía que todo estaba bien. Pero la Argentina no ayudó. Hoy estas empresas son muy dependientes del dólar.
Todos los trabajadores que dialogaron con lavaca subrayaron que el nuevo directorio asumió con un ágape en el que prometían un esquema de metas y objetivos. Sin embargo, la primera señal de esta nueva tanda de despidos ocurrió cuando Billiken modificó su frecuencia semanal y empezó a ser mensual. Luego, a comienzos de año, Atlántida dejó de imprimir La Valijita, Para Ti Tejidos, Para Teens y Para Ti Mamá, lo que dejó a muchos colaboradores sin trabajo.
Y en febrero continuaron los despidos con falsas causas a profesionales que estaban de vacaciones, que estaban con licencia médica o con bebés internados en terapia intensiva (https://www.lavaca.org/notas/atlantida-los-despedidos-por-un-directorio-invisible/).
¿Qué opina Castro de este nuevo presente? “Es triste. Así, todo. Todo está muy mal. No hay rubro, no hay empresa, no hay prácticamente ninguna persona que esté al margen de esta situación”.
El estrés de los empresarios
Durante las dos audiencias que hubo esta semana, los trabajadores fueron acompañados por una delegación de la Comisión Gremial Interna de la Editorial junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Allí impugnaron el Procedimiento Preventivo de Crisis. Félix Vallejos, delegado y trabajador de Paparazzi, resume a lavaca: “A su vez pedimos que se realicen las reincorporaciones, porque los despidos se produjeron casi en simultáneo con la presentación del Procedimiento, y durante ese período, de ser aprobado, no pueden echar a nadie”.
Luego de la audiencia del martes, pudieron reunirse cara a cara con el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Allí estaba el secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, y la encargada del área de Relaciones Laborales, Gabriela Marcello. Los trabajadores les manifestaron su preocupación por la irregularidad de los despidos y la incertidumbre del rumbo de la empresa.
-¿Qué les respondieron?
-El propio Dante Sica nos dijo que iba a pedir a sus secretarios informes para plantear una reunión con la empresa, y que ellos iban a presionar para que todo sea en el marco de las leyes. Pero no nos genera demasiada tranquilidad: el Procedimiento Preventivo es algo que está en el marco de la ley. Sabemos que, si no se impugna, esto va a ser una masacre.
-¿Qué ocurre con quienes fueron despedidos bajo causas falsas?
-Se comprometieron a darles el mismo tratamiento que a los despidos que quieren hacer ahora, incluirlos dentro de la supuesta “crisis” de la empresa y no con causa. Lo que dijeron es que se comprometían pagar el 75 por ciento de las indemnizaciones a los futuros despidos, y hacer lo mismo con los que fueron echados en enero y febrero. No sabemos si lo van a cumplir.
Vallejos contó que la semana pasada se habían presentado dos abogados que nunca habían sido vistos dentro de la empresa. ¿Pudieron saber algo más de ellos? “Lo que dijeron es que se están haciendo cargo porque para el directorio ´es una situación muy estresante´. De esta forma no quieren desviarlos de sus objetivos: salir a buscar plata y hacer negocios. Una vergüenza”.
El shock del vacío
En la calle, frente a la Secretaría, hay algunas trabajadoras de Para Ti que vinieron a apoyar el reclamo por las reincorporaciones. Ellas no fueron despedidas. Y quieren hablar, pidiendo que mantengamos sus identidades bajo reserva, para que no tomen represalias puertas adentro.
“En la revista echaron a la directora y, esta semana, a otra compañera que volvió de vacaciones”, cuentan a lavaca. “Se lo notificaron el día que llegó a la redacción. La dejaron así, en la puerta. No sabemos aún si le pusieron causa o no. Supuestamente, nos dijeron que la empresa quiere seguir echando, que de 240 personas la idea es reducir a 80. Es una locura: dejan afuera, en la calle, a trabajadoras sin dejar siquiera que entren a buscar sus cosas. La compañera se quedó llorando”.
Describen que esa bronca y angustia también repercute puertas adentro: “Es insano. No podés trabajar así. No sabemos qué hacer. Además, la revista dejó de salir en papel: sólo estamos con algunas notas de digital y no más. Quedamos 18 personas en la redacción, y de llevarse adelante esa reducción que dicen, quieren que haya solo 8”.
Ambas resumen: “Es el shock del vacío. Una incertidumbre total. “Hace días que llegamos, y tocamos el timbre sin saber si nos van a dejar entrar o no. Es una locura”.
* Por La vaca