Tomar el derecho en mano propia: posesión de tierras en Villa de María del Río Seco
Más de quince familias ocuparon un predio abandonado en las adyacencias de Villa Alicia, en Villa de María del Río Seco, al norte de la Provincia de Córdoba. Exigen el acompañamiento oficial para la realización de un barrio y rechazan los intentos de privados por judicializar la toma. Además de viviendas, se proyecta el espacio con fines productivos, laborales y comunitarios.
Por Redacción La tinta
Un grupo de más de quince familias ocupa, desde casi un mes, una parcela de monte colindante a la ciudad de Villa de María (departamento de Río Seco) con el fin de construir allí sus viviendas y un barrio donde vivir. Se trata de un terreno de, aproximadamente, tres hectáreas que se encuentra abandonado y descuidado, utilizado como basural y sin indicios de posesión.
Lxs vecinxs empezaron, hace más de 20 días, a lotear para la construcción de viviendas y ya se empiezan a ver los primeros ranchos de nylon habitados por familias, algunas con niñxs chicxs. «Se inició un proceso que espera empezar a revertir la falta de acceso a una serie de derechos elementales de las familias de los pueblos del norte de Córdoba. Son los hijos e hijas de los habitantes de esta comunidad ubicada en la periferia del pueblo quienes, siendo víctimas de la crisis económica, social y cultural en la que vivimos, decidieron ejercer sus derechos por propia voluntad, ante la inacción de los diferentes estamentos del Estado«, expresaron desde el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC).
Desde la organización campesina, señalaron que el primer paso lo dio Evita, joven de 23 años que se volvió a Villa de María cansada de ser objeto de la violencia machista, del padecimiento por acercar un plato de comida a sus hijos y por la constante marginalidad y violencia que se vive en la, cada vez menos, humanizada capital provincial. Ella, que no entraba en la casa materna, por el hacinamiento que soportan las familias de Villa Alicia, hizo la punta y decidió ocupar aquel viejo monte donde jugaba de niña, que fue siempre de todos, y que se transforma en la oportunidad de ser la solución para las jóvenes familias que están caídas del mapa de los derechos garantizados.
Así, después de Evita, se sumaron esas otras familias para comenzar a transformar ese espacio abandonado en una comunidad que tome el destino en el hacer de sus manos y en las marcas que dejan sus pies al pisar la tierra.
Hoy, las familias organizadas están discutiendo la marcación de los terrenos, estableciendo acuerdos y gestionando el acceso a servicios básicos; también planean construir un espacio comunitario para seguir dando la copa de leche a más de veinte niños del barrio, trabajar una huerta y producir verduras y pollos.
Por lo pronto, recientemente, tuvieron que resistir la intención de un privado de alambrar el terreno que están ocupando. «No aparecen como tierras con dominio. Yo nací acá y, ahí, en ese terreno, nunca hubo nada ni nadie realizó ninguna mejora. Nos quedaremos acá hasta que haya una solución para esas familias, gente humilde que no puede alquilar», expresó a La tinta Ángel, vecino de la zona.
«No hay nada que ocultar, se grita a viva voz la exigencia planteada en el cumplimiento de los derechos elementales de las personas, pero la respuesta ha sido el silencio de las autoridades y las amenazas y aprietes de los que se arrogan títulos que no tienen. Frente a esta situación, se exige el reconocimiento legítimo del asentamiento, la no judicialización del ejercicio de un derecho básico y la inmediata atención de las autoridades municipales, provinciales y nacionales para garantizar los derechos de las familias», concluyeron desde el MCC.
* Por Redacción La tinta