Denuncian despidos y flexibilización en la empresa de delivery PedidosYa
Por Ezequiel Luque para La tinta
En la ciudad de Córdoba coexisten al menos media decena de empresas de cadetería que funcionan tercerizando la entrega de productos: Rappi, Glovo, PedidosYa, Uber Eats, entre otros. Desde que esta modalidad desembarcó en Córdoba no ha parado de crecer y la presencia de ciclistas o motoqueros con jorobas de mercaderías fue mes a mes convirtiéndose en una imagen cada vez menos inusual en las calles cordobesas.
Básicamente, se trata de empresas que se encargan de vincular comercios -prácticamente de todo tipo- con consumidores, a través de deliverys que toman los encargos por medio de una aplicación de celular. Las empresas cobran entre 30 y 45 pesos de recargo, y ese es el excedente que se le paga al cadete por cada viaje.
Detrás de la tentadora propuesta de poder concretar los deseos de consumo con sólo un par de clicks desde el móvil y del fenómeno de la autonomía laboral, existe toda una trama de trabajadorxs en situación de flexibilización. Sí, son «trabajadorxs independientes que puede conectarse y desconectarse cuando quieran». Pero también son trabajadorxs que no tienen contrato, ni los protege ningún convenio colectivo, ni reciben aportes patronales, ni tienen vacaciones pagas, ni licencias o descansos, incluso muchos ni siquiera cuentan con seguro de accidentes.
De cerca a la estatua se le ven las grietas, y la popularidad de este tipo de aplicaciones fue creciendo en paralelo a las denuncias de los y las repartidoras.
La compañía uruguaya PedidosYa -luego vendida al grupo alemán Delivery Hero- fue la primera empresa de este tipo en desembarcar en el país. Hasta hace poco tiempo, eran además los únicos que tenían en blanco a sus cadetes como trabajadorxs en relación de dependencia. A diferencia de lxs repartidorxs de las otras app, quienes trabajaban para PedidosYa en Córdoba tenían obra social, aportes jubilatorios y ART.
Ante el crecimiento de la competencia -y tal vez notando la permisividad de los estados que deberían velar por los derechos de sus ciudadanos- la empresa comenzó a tomar en diciembre una serie de determinaciones que perjudicaron directamente a sus empleados. A través de un comunicado, trabajadorxs de la firma manifestaron que se cortó el beneficio de tener horarios fijos para quienes tenían certificados de alumno regular, se recortaron vacaciones y cada vez se registran más errores en los recibos de sueldo.
No suficiente, acusan que PedidosYa comenzó a incorporar trabajadorxs monotributistas para poder desprenderse de los cadetes que mayor antigüedad tenían. Los despidos ya llegan a 14. Según lxs trabajadorxs, la compañía «planea sostener a un reducido número de empleados en situación formal y planta permanente, como pantalla de los monotributistas que son los que sostienen a la mayoría de estas empresas».
«Los despidos de la última semana fueron realizados a la vista de todos en el punto de encuentro donde nos logueamos, sin ningún tipo de formalidad, ni preaviso: a los trabajadores se les pedían sus elementos de trabajo y se los desvinculaba de la empresa de forma oral y sin causas. También se realizaron despidos ‘con causa’ que claramente no son motivos de desvinculación ya que no hubo apercibimientos ni suspensiones anteriores (los cuales se realizan también en las mismas condiciones: de forma oral y sin ningún tipo de formalidad)», describieron.
Gremialmente la situación de los y las cadetes también es irregular. Señalan que si bien están vinculados y aportan a la Asociación Gremial de Empleados de Comercio (AGEC), al solicitar la afiliación activa al sindicato, la empresa Pedidos Ya les niega la firma en la orden solicitada por el gremio.
Otro aspecto que critican de la empresa es que sólo está contratando hombres, por lo que piden un cupo femenino para revertir la situación. «A la empresa no entra ninguna trabajadora hace más de tres meses. No ingresa ninguna mujer a trabajar en la empresa con rumores y excusas como un mayor número de lesiones o carpetas: excusas totalmente retrógradas».
Más allá del relato «usuario que quiere comprar, comercio que quiere vender y repartidor que quiere repartir», las empresas como Rappi, Glovo y PedidosYa están siendo demandadas en todo el mundo por vulnerar derechos laborales (la Justicia falló a favor de lxs denunciantes en países como España, Italia, Francia y Australia). Arrinconadxs entre empresas inescrupulosas, sindicatos ausentes y gobiernos permisivos, lxs repartidorxs de aplicaciones y cadetería de Córdoba de a poco comienzan a organizarse para discutir cómo mejorar sus condiciones de trabajo.
* Por Ezequiel Luque para La tinta. Imágenes: Colectivo Manifiesto.