Rusia y Estados Unidos marcaron el ritmo en Medio Oriente en 2018
El año que se va deja a Medio Oriente con profundas disputas no sólo de los poderes regionales sino de las potencias internacionales que pujan por la región.
Por Jonatán Carné para IREMAI
Este año se encontraron en Medio Oriente grandes poderes como Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia, que trataron de marcar el ritmo regional. Pero 2018 marcó un obstáculo en la tendencia de los últimos años, en donde las potencias regionales, especialmente Arabia Saudí e Irán, incrementaban sus márgenes de maniobra. Hoy parece estar claro que ese incremento tiene sus costos. Es importante destacar que el contexto actual de Medio Oriente está marcado por dos crisis políticas, militares y humanitarias: la siria y la yemení, en las cuales la geopolítica efectivamente está presente en sus distintos niveles.
En 2018, Donald Trump marcó su impronta en la región MENA (Medio Oriente y el Norte de África) con su deseo de volver a ocupar una posición hegemónica. Esto queda en evidencia en distintas decisiones políticas que desestabilizaron el statu quo regional. En primer lugar, la salida del Acuerdo Nuclear firmado con Irán fue la decisión más disruptiva, sumado a la consiguiente imposición de sanciones económicas que limitaron la proyección diplomática y económica iraní. Si bien la salida estadounidense fue rechazada por la comunidad internacional, Irán queda golpeada, ya que los acuerdos comerciales y de inversión pasan a estar bajo un nuevo filtro. A pesar de que Europa, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) prometen seguir en el Acuerdo, la realidad es que la tensión Estados Unidos-Irán fue in crescendo.
En segundo lugar, la política estadounidense de imponer altas tarifas aduaneras al aluminio y acero turcos fue una de las causas de la crisis que vivió Turquía este año. El país se vio desestabilizado en sus cuentas, lo cual afectó su rol como barrera de contención de las grandes oleadas migratorias de refugiados a Europa. Por lo que, sin la asistencia financiera europea, dejaría de ocupar ese rol. Por otro lado, el asesinato del periodista árabe Jamal Khashoggi en Turquía, le dio la posibilidad a Ankara de generar una buena imagen internacional, como un país serio que investigaría más allá de que los imputados sean parte de la familia real saudí, lo cual fue sutilmente apoyado por Estados Unidos. Es así como Arabia Saudí recibió un fuerte golpe a su prestigio internacional, con consecuencias negativas en su estrategia de cambio de imagen internacional. Arabia Saudí se vio en la silla de los acusados perdiendo credibilidad, y esto se refleja en los cambios del discurso oficial sobre el caso Khashoggi, lo cual llegó a manchar la Conferencia del G20 en Buenos Aires. Sin embargo, no deja de ser un actor imprescindible en la región, siendo el factor clave para el fin de la crisis humanitaria en Yemen.
Israel es quien recibió grandes apoyos de la administración Trump. La mudanza de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y el apoyo estadounidense en distintos organismos internacionales, es una fiel prueba de una alianza que fue reforzada tras haber estado dañada en los años de Obama.
Por el lado ruso, Vladimir Putin sigue siendo el hombre con mayor injerencia en la crisis siria. Es quien lidera las conversaciones de Astaná, presentándolas como una solución política y negociada por encima de una solución militar, con participación de Turquía, Irán y Siria. A principios de diciembre, la ONU destacó la relevancia de estas conversaciones dándole legitimidad al proceso. Rusia es quien está mejor posicionado en la resolución de la crisis y es quien logró su objetivo: presentarse al mundo como un actor resolutivo imprescindible en cualquier negociación.
Para 2019, la geopolítica puede cambiar, por eso es necesario estar atentos a las crisis siria y yemení, y a los actores que determinan su resolución, especialmente Rusia y Estados Unidos como actores extrarregionales, y Arabia Saudí e Irán como los grandes pesos regionales al día de hoy.
*Por Jonatán Carné para IREMAI