Navidad en La Favela, otra victoria
La Favela no es sólo brasilera, podríamos decir a algún despistado. En Córdoba tenemos nuestro asentamiento llamado así, en el barrio popular Villa Urquiza, a la vera de la avenida Costanera Norte. Ahí estuvimos el sábado de la semana pasada, atravesamos sus calles de tierra -donde termina el asfalto comienza el barrio- para visitar la sede de la cooperativa La Victoria, conocer su historia y sus proyectos: «Navidad en la Favela», el más ambicioso.
Por Agustin Mingorance para Trabajadores del Ambiente-FACCyR Córdoba
En el barrio nos esperaba la “Pity” Teresa Tissera, presidenta de la cooperativa La Victoria, y el “Tara” Diego Villarreal Rivarola, secretario y militante en ella desde sus comienzos. Conversamos. Cerca de nosotros unos vecinos mateaban en la sombra, justo al frente de la placita que se busca mejorar antes de fin de año. Apenas comenzamos a hablar de la cooperativa y la historia de su organización, apareció el tema de la lucha por la tierra y la vivienda en La Favela, como dos caras de una misma moneda.
Me cuentan que en el año 2012, la obra municipal de la Costanera Norte avanzaba y preveía atravesar el asentamiento, que ya en 2005 el gobierno había querido desalojar, mandando su gente a otros barrios. En poco tiempo, los vecinos habían vuelto a poblar la villa y esta vez, atentos a la amenaza de la obra, se organizaron en una asamblea barrial para que no los desalojen nuevamente. Realizaron acciones directas como cortes, pararse frente a las máquinas, una olla popular. “Sin bulla pero molestos”, sintetiza la Pity.
Así, lograron una mesa de negociación con la Municipalidad de Córdoba. El resultado de la misma fue el cambio de curso de la Costanera, que terminó bordeando el barrio, y la construcción de módulos habitacionales en reemplazo de las edificaciones precarias de pallets y nylon. Si bien el Municipio no las entregó con agua corriente, luz eléctrica y baños, como habían acordado, “eso garantizó el primer escalón a un mejoramiento habitacional”, evalúa el Tara. Mejoras que desde la cooperativa trabajan para continuar, en un asentamiento donde hoy viven 57 familias.
Hasta La Victoria
En paralelo a la lucha por el techo y la tierra, por otro lado, se pensaban soluciones para el trabajo. La Pity ya trabajaba como recicladora. “Yo soy cartonera desde que tengo uso de la razón -cuenta con los brazos detrás, frente a uno de los lugares donde acopian material recolectado-, creo que nací adentro de una caja de cartón… No, chiste (risas)”. Cartoneros, carreros, recicladores, trabajadores de la economía del barrio, construyeron una discusión problematizadora junto con técnicos de la UNC, del INTI, del SEHAS, el CIC de Villa Siburu, y pasantes de arquitectura y trabajo social. “Fue tanto lo que salió de ahí que empezamos a establecer vínculos y pensar un proyecto de cooperativa”, recuerda el Tara. A finales de 2015, obtuvieron la personería jurídica y comenzaron a meterle fuerte.
La cooperativa de trabajo y reciclado La Victoria hoy tiene dos patas: la productiva y la social. “Lo social es el acompañamiento a familias que están muy complicadas; también estamos con S.U.R.R.Ba.C en el comedor del barrio haciendo la copa de leche y donde una vez a la semana tenemos una olla popular”, explican.
Lo productivo es la recolección, selección y acopiamiento de toneladas de cartón y papel, materiales a los que han sumado plástico y trapos este año. Mediante becas sociales pudieron dejar el carro y empezaron a trabajar en camionetas, laburando en conjunto con la fundación Green Drinks para hacer retiros en distintos puntos de la ciudad. También, al igual que otras cooperativas pertenecientes a la Federación de Trabajadores del Ambiente- FACCyR Regional Córdoba, algunos de los integrantes de la coope trabajan como servidores urbanos en la limpieza y mantenimieno del barrio.
“En definitiva esa base de organización social nos permitió empezar a laburar y articular con un montón de sectores -comenta el Tara- creando asociaciones estratégicas con todos”. Una de estas articulaciones estratégicas es la que devino en el proyecto «Navidad en la Favela», junto a la ong Yo amo mi plaza y las fundaciones Provocar Arte y Green Drinks.
Navidad en La Favela
“En un momento esto era todo era un basural a cielo abierto”, me cuenta el Tara y con una mano marca la imaginaria montaña de residuos que taparía casas, el arroyo y la plaza. El mismo se fue limpiando y quedó solo la tierra. Si bien en comparación con esa situación la mejora del hábitat es notable, aún falta. Por eso la cooperativa propuso realizar el evento Navidad en La Favela en coordinación con las organizaciones mencionadas, recuperando el otrora espíritu solidario que significaba esa fecha, olvidado muchas veces en este capitalismo tardío.
Luego de un trabajo colaborativo que se viene realizando desde mediados de año, planificaron bajo ese marco acciones colectivas concretas a realizar del 8 al 22 de diciembre. Entre ellas se cuentan: recuperar una plaza, diseñada en un proceso de participación ciudadana de los niños y niñas del lugar junto a los técnicos, colocando juegos y mobiliarios nuevos; realizar muralismo participativo en 43 casas y espacios comunes; forestación, a través de la colocación de 130 árboles; mejorar los accesos peatonales al barrio; y limpieza y saneamiento integral.
La frutilla del postre va a ser la construcción de un gran árbol de navidad y un regalo personalizado para cada una de las 200 niñas y niños con asignación de padrinos y madrinas.
Quien leyendo estas líneas quiera colaborar puede hacerlo aportando dinero mediante un depósito en la cuenta bancaria de la Fundación o a través de Mercado Pago (+ info www.navidadenlafavela.org). También puede apadrinar el regalo de un niño y participar en las jornadas colaborativas de limpieza, muralismo, forestación y embellecimiento de espacios comunes.
Para finalizar este cronista quiere destacar que, como ejemplifica el caso de La Victoria, la organización y trabajo de cooperativas de la economía popular está muy ligada al desarrollo de los barrios donde están erradicadas. Los lazos comunitarios entre éstas construyen acciones transformadoras concretas. En tiempos que el neoliberalismo nos tapa el horizonte, volver la vista a estos lugares nos brindan claves políticas: quizás por ese lado de la cancha juegan a los hay que darle el pase para no perder el partido por goleada.
* Por Agustin Mingorance para Trabajadores del Ambiente-FACCyR Córdoba