A donde vayan los iremos a buscar

A donde vayan los iremos a buscar
10 diciembre, 2018 por Redacción La tinta

En primer plano la mirada vacía, despojada de todo sentimiento, es la mirada de un genocida. Atrás vemos la efervescencia de la lucha, en un claro gesto de gritos que piden justicia y que lucha contra el olvido. A quien vemos en primer plano es al asesino y represor de la última dictadura Alfredo Astiz, detrás integrantes de la agrupación H.I.J.O.S. Este escrache contra el represor sucedió el 25 de febrero del 2000, cuando él enfrentaba su primer audiencia de un juicio oral por apología del delito. Esta denuncia se había realizado a raíz de sus declaraciones en una entrevista en la revista Tres Puntos.

Por Redacción La tinta

La fotografía fue tomada por Daniel Jayo, que en ese momento trabaja para Página/12. En esos años aún estaban vigentes las leyes de Obediencia debida y Punto final por lo tanto, los militares no podían ser juzgados por los delitos de lesa humanidad que perpetraron en la última dictadura cívico militar. Astiz tuvo que presentarse ante los tribunales federales por sus dichos en una entrevista con la periodista Gabriela Cerruti.

En esa conversación, el genocida dijo cosas como: “No me arrepiento de nada”, “las Juntas fueron cobardes. (…) no se bancaron salir a decir que había que fusilarlos a todos», «¿si hubiera torturado si me hubieran mandado? Sí, claro que sí. Yo digo que a mí la Armada me enseñó a destruir. (…) Sé poner minas y bombas, sé infiltrarme, sé desarmar una organización, sé matar. Todo eso lo sé hacer bien».

Esas declaraciones que fueron publicadas en enero de 1998, generaron una gran cantidad de denuncias por apología del delito, las que lo llevaron a sentarse en el banquillo. Quien estaba a cargo de la causa era Claudio Bonadío, que luego de la acción de H.I.J.O.S. amenazó con realizar una denuncia por disturbios en el juzgado.

La agrupación Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), desde su conformación en 1995 y ante la falta de justicia, había adoptado el escrache como una forma de condena social. Aquel mediodía, les jóvenes ingresaron a la sala con buzos y camisas que ocultaban sus remeras, apenas Astiz se sentó en el banquillo se quitaron sus abrigos y comenzaron a cantar «como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar».

En su perfil de Facebook Cora Gamarnik, recoge el recuerdo de Daniel Jayo de aquel día: “Lo que recuerdo de ese día es que todo fue muy rápido. Nuestro acceso, el acceso de Astiz, la acción de H.I.J.O.S. Me sorprendió mucho que nos dieran acceso al tribunal y nos pusieran frente a semejante personaje. (…) me sorprendió gratamente la acción de H.I.J.O.S. de la que nadie tenía idea antes de que sucediera. (…) Recuerdo que esa tarde mientras cubría otra nota me llamó Mario Wainfeld que en ese momento era el editor de política de Página/12, para felicitarme por esa toma cosa que aún hoy me llena de orgullo”.

En el marco del Día de la Restauración de la Democracia, recordamos esta acción de H.I.J.O.S. que junto a otros organismos de Derechos Humanos, ayudaron a mantener la memoria en tiempos de impunidad y encubrimiento.

*Por Redacción La tinta / Fuente: Cora Garmarnik

Palabras claves: Alfredo Astiz, escrache, ex ESMA, H.I.J.O.S.

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