Anarquistas: la huelga de lxs inquilinxs de 1907
En Buenos Aires vive la mayor proporción de inquilinos del país. Más del 35% de los hogares está sometido a demandas abusivas de aumentos que superan cualquier paritaria salarial, además de condiciones que exigen inmobiliarias y rentistas, que por falta de una regulación eficiente se ve obligado a aceptar. Hace 111 años las anarquistas impidieron abusos similares con una gran huelga y se enfrentaron a la policía de Ramón Falcón. Lo cuenta Juana Rouco Buela en este escrito*.
Por Latfem
A fines del año 1907 organizó y patrocinó la FORA una huelga de inquilinos, a la que respondió toda la ciudad de Buenos Aires, donde se reclamaba la rebaja de alquileres. Mitines, reuniones, asambleas, comisiones que recorrían casa por casa para que se adhirieran al movimiento, que era general en las casas particulares e inquilinatos. Todo Buenos Aires estaba convulsionado, y los anarquistas éramos quienes controlábamos ese movimiento grandioso, en el que se sucedieron una serie de hechos de sangre provocados por las autoridades, que no podían con todo el pueblo que se había levantado en huelga, exigiendo una cosa justa: la rebaja de los alquileres.
Estos hechos son históricos; hubo de todo: prisiones, desalojos, deportaciones, pero se llegó al triunfo; se consiguió la rebaja de los alquileres, que era lo que se pedía. En uno de esos tantos desalojos que intentó realizar la policía, lo hizo en el conventillo llamado de las “14 Provincias”, que albergaba a más de 200 familias, situado en Chacabuco y San Juan.
La mujeres se defendieron del ataque policial y desde los corredores tiraban agua hirviendo a la policía y a los bomberos, que con la presencia del propio jefe de policía Ramón Falcón, querían realizar el desalojo. La policía, por orden de Falcón, hizo fuego contra sus moradores, mujeres, hombres y niños, que aterrorizados por el tiroteo que con toda impunidad les hacía la policía en sus propias casas, se defendieron valientemente, obligando a los bomberos y policías a retirarse.
Hubo una víctima de las balas policiales, un muchachito de 17 años que se llamaba Miguel Pepe. Esa muerte indignó a todos los habitantes de la casa y defendieron su vivienda y sus hijos frente a ese ataque policial. También todo Buenos Aires se indignó con este hecho y sirvió para retemplar los ánimos de todos los huelguistas y moradores de la ciudad, que coronó con el más rotundo triunfo de ese movimiento.
La Federación Obrera Regional Argentina se hizo cargo del velatorio de Miguel Pepe, por el que desfilaron miles y miles de personas de todas las categorías sociales. El entierro fue algo que impresionaba. Millares de personas aguardaban en las aceras y las calles para iniciar el cortejo. Lo llevamos a pulso desde Chacabuco y Humberto 1° hasta la Chacarita, pero a cada momento, y durante todo el trayecto, hubo varios choques con la policía que obligaba a abandonar el cajón en la calle y reiniciar el camino. Antes de darle sepultura, lo despidieron en nombre del pueblo y de la FORA los compañeros Tonietti, Anderson Pacheco, Artoneda, Balsan y yo, que hablé en nombre del Centro Femenino. Todos nos indignamos ante el crimen policial dirigido por su propio jefe, el coronel Ramón Falcón, y la justicia del movimiento de inquilinos. En la sepultura de Miguel Pepe, se le puso una placa que decía: Víctima de la huelga de inquilinos, asesinado por la policía.
Terminado ese movimiento, la represión policial se hizo sentir de inmediato, y se puso en acción la Ley de Residencia, que en el año 1902 había sido sancionada por el gobierno del general Roca. Muchos fueron los compañeros deportados, entre ellos recuerdo al “negro” Pérez, Artoneda, Pañeda, García de la Mata, Forcat, Tonietti y Virginia Bolten. También a mí me tocó y alcanzó la Ley de Residencia; a mis 18 años, me consideró la policía un elemento peligroso para la tranquilidad del capitalismo y el Estado, y me deportaron.
*Fragmento de Historia de un ideal vivido por una mujer. En este enlace se puede acceder al periódico Nuestra Tibuna. Quincenario femenino de ideas, arte, crítica y literatura, dirigido por Juana Rouco Buela, y digitalizado por el CeDinCi.