Hay que romper con el pacto masculino

Hay que romper con el pacto masculino
12 noviembre, 2018 por Redacción La tinta

Por Javier Vargas para La tinta

El pacto de hombres, o pacto masculino, es un concepto que trabajó la filósofa feminista Celia Amorós y en el que estamos implicados la mayoría -por no decir todos- los hombres. Se trata de una alianza entre varones basada en la complicidad, en las actitudes machistas, y que también significa cuidarnos las espaldas entre nosotros.

Pasa una mujer por la calle y un sujeto, al que no conozco, me mira con complicidad y la señala. No me hace falta el poder de la telepatía para comprender que está buscando un aliado, alguien con quien compartir un “qué buena está esa mina”. Lo mismo pasa, otro día, cuando un auto hace marcha atrás y choca la moto de un pibe, la cual se cae al piso. El daño es menor, no está ahí el inconveniente. El auto estaba conducido por una mujer, lo que tampoco diría mucho si no fuera por el comentario que escuché después. Resulta que la escena la presenció un hombre, sentado en un banco, y que cuando la mujer que conducía el auto se fue, tiró un “zafó el flaco, mi mujer es igual… nunca miran los espejos”.

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Foto: Colectivo Manifiesto

En estos dos comentarios (uno con mímica y otro directo), se puede evidenciar el denominado “pacto masculino” o “complicidad machista” o “pacto de hombres”. Por el hecho de que soy varón, estos sujetos masculinos asumen que voy a compartir esas ideas y las dicen así nomás, libremente. No creo que le pudieran decir eso a otra mujer con esa tranquilidad. Y en ese gesto, el de “vos y yo estamos en la misma”, cargado de misoginia, reproducen esta idea de que entre nosotros nos cuidamos, somos compañeros opresores en esta sociedad y estamos de acuerdo en que las pibas están para mirarlas, para considerarlas un objeto, para tratarlas como menos.

¿Otro ejemplo? Estoy en una concesionaria de autos. El vendedor, muy pintón y locuaz, se me acerca y me pregunta cuánto tengo para gastar. Le digo que busco gastar lo justo para hacer una buena inversión. La respuesta es insólita, “sí, nadie quiere gastar dinero de más… excepto las mujeres cuando compran zapatos”. Yo lo miro, callado, y al no encontrar respuesta, el vendedor prosigue: “Tienen el placar lleno. Pero dicen que no, que les faltan zapatos”. Por supuesto que, después de eso, escuché dos o tres giladas más y me fui, convencido de que no le iba a escribir al celular que me brindó para que lo llame.


Reconozco que no les llamé la atención a ninguno de estos hombres, ahí hay un inconveniente. No les seguí el juego, pero tampoco negué esa complicidad. Es algo que me cuesta: a veces, no hay ganas de soportar el castigo social que implica pararles el carro a los machos. Pero es lo que hay que hacer, hay que dar vuelta la tortilla. Porque se va a terminar dando vuelta. El castigo va a comenzar a recaer en el que acosa por la calle, en el que todavía considera que las mujeres no pueden manejar.


El primer paso, recomiendo, es el círculo cercano. Es ese grupo de Whatsapp de los muchachos, es la oficina, el lugar de trabajo, el curso e incluso la familia. Y aprendí que no hay que dar “a ninguno por perdido”, que hay que escaparle a esa idea de “yo me estoy deconstruyendo… y el que no, es menos”. En este proceso, entramos todos.
Hay que comprender que muchos aprendizajes del ser hombre y de nuestra camaradería son imposiciones del sistema patriarcal, de la masculinidad hegemónica. Y no somos menos hombres por no compartir la idea de viralizar mujeres desnudas en grupos de Whatsapp, para nada.

Lucho Fabbri plantea en una entrevista en Rosario Plus: “Pareciera, aparentemente, que la credencial de virilidad y heterosexualidad está puesta en ser cómplice de ese tipo de repertorios”. Y, en realidad, hay muchas otras maneras de formar nuestras masculinidades.

Romper el pacto de hombres no significa dejarles de hablar a otros varones. Es, más bien, plantearles que algunas de las cosas que están haciendo no están buenas, que son violencia. Es discutir con ellos, debatir, compartirles algún material. Es poner en evidencia sus actitudes machistas y es, también, mostrarles que nosotros también las tenemos y que podemos acompañarnos en este camino de la deconstrucción.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Javier Vargas para La tinta.

Palabras claves: Masculinidades

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