La Superfinal fuera del país
Se jugaría el día 8 o 9 de diciembre en el exterior. Tras la renuncia del ministro porteño Martín Ocampo, la Conmebol sumó mas dudas sobre las instituciones a cargo de la seguridad en el país: «No están dadas las condiciones para jugar en Argentina», dijo Alejandro Dominguez. Un partido que nos lleva a recordar los vínculos del macrismo dentro de las estructuras de Boca y de River y la consolidación de los “barras de saco y corbata” en el negocio privado de venta de entradas.
Por ANRed
Las declaraciones del presidente de la Conmebol y el comunicado presentado por la cuestionada institución minutos antes suponen un fuerte cuestionamiento a todas las fuerzas de seguridad en Argentina. La final se jugaría el 8 o 9 de diciembre en el exterior, probablemente en Asunción del Paraguay, si bien todavía no está oficialmente confirmado ya que todavía esta pendiente el fallo del Tribunal Disciplinario ante el pedido de Boca de quita de puntos y descalificación para River. El fallo se daría a conocer el jueves próximo. Tampoco hubo precisiones acerca del público, es decir, si el partido se jugaría a puertas abiertas o cerradas y de contar con público, los detalles pertinentes en relación a las parcialidades.
De cara a la cumbre del G20 y las extremas medidas de seguridad y suspensión de derechos individuales sobre la libre circulación por la ciudad de Buenos Aires por parte del gobierno (sin consulta popular alguna), las dudas sobre el accionar de las fuerzas represivas se incrementan. Mientras desde el Ministerio de Seguridad y el propio Presidente se justifican acciones ilegales como el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel, el ascenso de oficiales como Luis Chocobar luego de matar por la espalda a un joven, o las detenciones arbitrarias en los alrededores de manifestaciones, el peligro que suponen estas fuerzas afecta a la totalidad de la población.
La seguridad y negocio del fútbol: las complejidades del entorno macrista
La renuncia de Martín Ocampo no nace de un repollo, tiene una historia de internas entre las distintas fuerzas represivas. Supone internas entre el Ministerio de Seguridad de la Nación y el de la Ciudad, pero también internas dentro del macrismo y sus afinidades. Mientras Ocampo, que hasta hace poco era un “hombre de Angelici”, -ya que el mismo presidente de Boca habría incidido para su ascenso en el cargo- se encontraba mas afín al sector de Rodríguez Larreta y Elisa Carrió, paradojicamente antagónico al titular xeneize, en muchos aspectos.
Angelici no es solo el presidente de un club, tiene sus espacios de poder en los ministerios de seguridad tanto de la Ciudad como de la Provincia de Buenos Aires. También es conocido su poder dentro de la justicia y el negocio del juego. El desplazamiento de Martín Ocampo podría suponer un retroceso en su escalada de poder, aunque nada es seguro en este entorno.
Por otra parte, en la vereda de enfrente tampoco se puede considerar la inocencia de un simple club de deportes. El sucesor de Martín Ocampo es un cambio de vereda en relación a los colores por los que simpatiza el ahora ex ministro. El sucesor de Ocampo, Diego Santilli, no es sólo un hincha de River, sino que proviene de una familia que históricamente formó parte de la gestión del club. Hijo de Hugo Santilli, quien fuera presidente de River en los años 80′ y presidente del Banco Nación entre 1989 y 1991, es también una figura dentro del “peronismo macrista”. Pero no es el primero ni el único “millonario” que ocupa un cargo trascendente en el manejo de fuerzas represivas: el actual Secretario de Seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco, también es hincha de River y fue señalado porque estaba en la cancha como espectador y no cumpliendo con el trabajo pertinente. Burzaco es hermano del ex dueño de una parte del paquete accionario del multimedio TyC Sports denunciado hace no mucho tiempo por las causas de corrupción en la FIFA.
Las barras bravas macristas: un negocio blindado
El vinculo de las barras bravas con la dirigencia del fútbol es mas que conocido, también con distintos sectores del poder político. Sin embargo, esos comentarios de sentido común suelen carecer de rigor periodístico. El “dato duro” sólo aparece cuando es necesario denunciar a alguien antagónico, como sucede actualmente al hablar en medios hegemónicos del vinculo de “los Moyano” con la barra brava de Independiente.
¿Y Boca, el club que fue presidido tantos años por Macri? La pregunta suena permanentemente, pero no la respuesta. Los negocios en relación a reventa de entradas y trapitos se multiplicaron durante la gestión de Mauricio Macri en el club. Conocido, aunque sin mucho alcance mediático, había sido el episodio donde el legislador del PRO Roberto Quattromano amenazó en plena sesión legislativa a Marcelo Ramal, diciéndole “la barra brava te va a romper la cabeza”.
No sólo se multiplicaron sino que se expandieron con la llegada del macrismo a la política. Durante su gestión “La 12” desarrolló un negocio muy conocido hace unos años vinculando el fútbol con el turismo receptivo: ir a la cancha con la barra brava para vivir una experiencia única. La empresa a cargo de esa experiencia se llamaba “Juancho Fútbol”, y si bien estaba a cargo de La 12, el negocio se expandió por otros clubes mostrando el vínculo entre barras de equipos rivales para “co-gestionar el negocio”.
Rivales en la cancha, socios en el negocio. La violencia en el fútbol tomó un nuevo giro: las peleas ya no eran entre barras de distintos equipos sino internamente por estos negocios. Por este motivo resulta ineficiente, además de vergonzosa, la decisión de jugar los partidos sin hinchada visitante. Juancho Fútbol dejó de operar luego de unos allanamientos a Boca hace unos años, y sus cuentas desaparecieron de las redes sociales, pero sigue en una página en internet desactualizada.
Poco tiempo después, una nueva empresa, mas formal empezó a ofrecer entradas a hoteles y agencias de turismo. Travel Passión es actualmente la empresa que ofrece entradas a distintas empresas de turismo y protocolo. No sólo consigue (a precios elevadísimos) entradas para los partidos de fútbol, el negocio se extiende a conciertos y distintos espectáculos, incluida la ópera.
La fachada elegante y empresarial de Travel Passion refuta, aún mas, la idea de la violencia del fútbol causada por “un grupo de inadaptados”. Nada más errado. El director de Travel Passión, Nazareno Luján, tiene perfil en Linkedin, donde además cuenta haber estudiado en la Universidad de El Salvador. Un perfil “muy PRO”. “Es un barra de saco y corbata”, es la caracterización que se tiene de él en empresas vinculadas al turismo.
Estos datos dan cuenta de algo no muy analizado: la presencia de las barras en el negocio privado. Si bien siguen siendo amparadas por el poder político ya son parte de la “burguesía nacional”. Las barras tienen negocios no muy distintos al de muchas otras grandes empresas privadas, que reciben subsidios o prevendas del Estado. Para el primer partido de la Superfinal en la Bombonera, Travel Passión ofrecía plateas con precios que oscilaban entre los 40 mil y los 70 mil pesos según la ubicación.
Mientras, hay periodistas de prestigio y alcance mediático que buscan desligar al “fanático que paga 20 mil pesos una entrada” de las barras. Resulta pertinente señalar que pagando ese precio (o más) una entrada, están financiando, de manera privada, un accionar mafioso que si bien actúa en connivencia con el Estado, puede contar con recursos para autogestionarse.
En tiempos de ataque a lo público buscando otorgarle al Estado un “monopolio de la corrupción” que no tiene, resulta pertinente señalar la corrupción en el sector privado y el empresariado.
*Por ANRed