Feministas de Brasil: “Nuestro nombre es resistencia y nuestro lugar es la calle”
La activista feminista Analba Brazão Teixeira analiza el triunfo de Bolsonaro en Brasil y alerta sobre los riesgos a los que se enfrenta la población.
Por Carla Perelló para Nodal
El domingo por la noche el Tribunal Supremo Electoral dio a conocer una noticia, no querida por muchos, pero esperada: la dupla de militares retirados Jair Bolsonaro – Hamilton Mourão asumirán el próximo 1 de enero la presidencia y vicepresidencia del Brasil. Los candidatos del Partido Social Liberal (PSL) se impusieron con el 55,13 por ciento de los votos, contra el 44,87 que supieron cosechar sus contrincantes del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad y Manuela Dávila.
A las pocas horas de conocido el triunfo, se difundieron vía redes sociales videos de personas celebrando con armas en las calles, militares de fajina aplaudidos y ataques a militantes de izquierda.
Analba Brazão Teixeira, educadora del SOS Corpo-Instituto Feminista para la Democracia y militante de la Articulación de Mujeres Brasileñas, cuenta en entrevista con Nodal cuáles son las sensaciones y las lecturas ante este nuevo panorama para los feminismos y los movimientos sociales.
—Tras el triunfo de Bolsonaro se registraron varios hechos de violencia e incluso se difundió un video de una caravana de militares celebrando en las calles. ¿Ese es el clima que se vive por estas horas en Brasil?
—El clima estaba ya bastante tenso en las últimas semanas. Hubo muchas denuncias de situaciones de violencia contra militantes que apostaban por la candidatura de Haddad. El sábado, antes de la elección, el hijo de una militante, la secretaria de la Mujer de la Central Única de los Trabajadores, en la ciudad del Estado de Ceará, fue asesinado por un seguidor de Bolsonaro.
El clima es de mucho miedo, porque ellos están propagando el terror. Por otro lado, los movimientos sociales estamos firmes en la resistencia, no vamos a salir de las calles. El miedo no nos va a paralizar. La lucha será ardua, pero más vamos a salir adelante.
Ahora es el momento de repensar estrategias de seguridad. Estamos aconsejando no salir solos con camisetas o prendedores que los identifiquen como de izquierda, de estar juntos, reunidos, abrazándonos, cuidándonos para fortalecernos. No vamos a desistir de la lucha, permaneceremos en la calle.
Ya había un genocidio de los jóvenes negros, ahora puede aumentar bastante la barbarie. La misoginia, el racismo, la legtfobia fue también contenido del discurso del Bolsonaro. Los movimientos de mujeres negras, el movimiento feminista, el movimiento de la colectividad LGBTs, el Movimiento sin Tierra, el Movimiento de Trabajadores Sin Techo que estuvieron al frente en esta lucha, van a continuar juntos para combatir el fascismo que se está extendiendo. No nos vamos a contener.
—Bolsonaro tomó un discurso más “conciliador” desde la campaña para el segundo turno y el domingo por la noche cuando dio su mensaje. ¿Cuál fue la clave para su triunfo? ¿Podrá contener la violencia cuando asuma como presidente?
—Será muy difícil contener la violencia, ya que toda su campaña se basó en la violencia. Toda su campaña estuvo basada en una falsa noción de seguridad, prometiendo armar a la población, prometiendo condecorar a los policías que maten durante su servicio a los llamados bandidos, prometiendo prohibir en Brasil los activismos y los movimientos sociales. Se instaló un clima de violencia enorme. Sus partidarios ya iniciaron una campaña en las universidades para denunciar a los profesores que hablen mal del presidente electo. Será necesario y urgente que los ministros del Supremo Tribunal Federal se posicionen.
—En el norte el PT tuvo una buena elección, ¿por qué, qué diferencias hay con el sur?
—El Nordeste de Brasil fue el que logró llevar a Haddad a la segunda vuelta, donde la votación fue más ampliada. El Nordeste es la región más pobre de Brasil y durante el período del PT en el gobierno Brasil logró salir de la línea de pobreza. Es la región que tiene la mayor población negra y las políticas de inclusión para estas poblaciones han sido reales. Como la creación de las universidades en ciudades del interior. Muchos jóvenes que no tenían acceso entraron en la universidad. Programas como Bolsa Familiar o Luz para Todos benefició al pueblo nordestino. También la población del Sur y Sudeste se han beneficiado, pero no le dan reconocimiento.
—Los movimientos feministas, de mujeres y LGBTI+ han tenido un rol muy importante en esta elección. ¿Cuál es su lectura al respecto? ¿Cómo será su organización de ahora en adelante?
—El movimiento feminista brasileño demostró que nuestra fuerza política crece. Salimos miles de mujeres a las calles de Brasil en lucha contra el “coso” (N de R: forma en la que llaman a Bolsonaro) durante el #Elenão. Y fue en ese momento que conseguimos desenmascarar el carácter fascista de Bolsonaro y de sus seguidores. Fuimos las mujeres las que impulsamos la segunda vuelta. Siempre en las calles, desde el golpe misógino que recibió la ex presidenta Dilma Rousseff. En ese momento, fue a favor de la democracia, y en estos últimos meses contra el fascismo, que sólo ha crecido. Somos las mujeres las que estamos al frente de estas luchas, llevando nuestra manera de hacer y ser feminista. Y es junto con los movimientos de mujeres negras, indígenas, quilombolas, LGBTs, entre otros. Nuestra fuerza es nuestra resistencia. Y en estas tres semanas de campaña para la segunda vuelta nuestra fuerza y creatividad sumaron a la resistencia. Tomamos libros para votar en lugar de armas, por ejemplo. Ese es el mensaje de amor que continuaremos emanando.
Ahora tenemos que pensar mucho sobre nuestra seguridad. El riesgo es real, para unas más que para otras. Las mujeres negras, los jóvenes negros, los LGBTs, la población de la periferia está en riesgo. Lo importante ahora es protegernos, organizarnos con seguridad y no desistir de la lucha. Es hora de calmar el corazón, reunirnos, estar juntos y juntar todo lo que acumulamos en este período para ampliar, para traer a más gente a la lucha. Nosotras, las feministas, continuaremos apostando. Nuestro nombre es resistencia y nuestro lugar está en la calle.
*Por Carla Perelló para Nodal