Caños, paredes y gambetas en el ENM
En el 33° Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans de Trelew, tuvo lugar el primer taller de fútbol en la historia de los encuentros. Una de las conclusiones del taller fue la propuesta de crear la Coordinadora Federal de Fútbol Feminista y llenar el Estadio Ciudad de Vicente López para acompañar a las jugadoras de la Selección que jugarán el partido de ida del repechaje al Mundial de Francia 2019, frente a Panamá el 8 de noviembre a las 19 horas.
Analía Fernández Fuks para La tinta
Caños, paredes, gambetas y reflexión en la Plaza Centenario
Son poco más de las dos de la tarde del sábado, las pibas de Abriendo La Cancha de Córdoba y de Las Martas de Santa Fe armaron, desde el mediodía, la cancha en la Plaza Centenario, donde se va a desarrollar el 5° Encuentro Nacional de Mujeres que organizan los dos colectivos junto a La Nuestra de Buenos Aires. Un pitbull marrón se mete en la cancha y pincha la segunda pelota del día. No hay nada que hacer, es rápido para detectar dónde está el juego y sus dientes no perdonan. Hay que buscar otra. Se miran unas a otras. No hay más dando vuelta. Nati se ofrece a traer una de la casa rodante en la que viajó hasta el Encuentro. Jose le da la suya naranja, que Tina lleva hasta la plaza para que el partido se reanude. Mientras, otras mantienen alejado al perro. En equipo, esquivan la mordida amenazante del perro. En equipo, construyen la cancha que desean. En equipo, caño, gambeta y gol al patriarcado.
Las novedades del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans habían llegado por medio de la comisión organizadora con una sorpresa: primer taller de fútbol. La escuela asignada quedaba lejos de la Plaza Centenario. La idea de que la práctica y la reflexión sobre la misma se encuentren en un mismo lugar hizo que un grupo se movilizara para pedirle a las compañeras de Trelew que trasladaran el taller a los alrededores de la cancha. Entonces, mientras Pato de Abriendo La Cancha bailaba al son de la música cordobesa y llamaba a los equipos que se habían anotado para jugar, la ronda se iba armando al aire libre.
“Esto es histórico. Por primera vez, un taller de fútbol. Mujeres jugando, mujeres reflexionando. Es un logro de todas”, dice la ex jugadora y actual entrenadora de La Nuestra, Mónica Santino. Así, da el puntapié inicial para que la pelota circule. “Al principio, no nos llamábamos fútbol feminista, ahora sí” -cuenta Emilia de Las Martas- “No podemos parar de estar juntas. Es una asamblea permanente”. Y la ronda sigue creciendo, mientras Flor de Abriendo La Cancha cuenta sobre la experiencia en Córdoba.
Hay pibas militantes del Evita, de Nuevo Encuentro, de Ciudad Futura, de organizaciones sociales y barriales, de sindicatos, de colectivos de fútbol feminista, hay pibas de agrupaciones de hinchas de Boca, de Racing, de San Lorenzo, de Ferro, de Belgrano, de Rosario Central. Hay futbolistas de la Patagonia, entrenadoras, periodistas deportivas, ex jugadoras de clubes de AFA. Hay mate que gira. Una pelota cae en mitad de la ronda. La práctica atraviesa la reflexión. Y así será durante los dos días que se extienda el taller.
Los clubes, el barrio, las hinchadas
“Nuestra militancia es desde el lugar de hinchas. Somos de Boca, pero el club no nos representa”, dicen las pibas de Boca es Pueblo, que están todas vestidas con la camiseta y el pantalón azul con la insignia del equipo CABJ. “Cumplimos la función que nos gustaría que el club tuviera. En Boca, el fútbol es un negocio. Queremos reivindicar su función social. Hoy, es un club elitista como quiso Mauricio Macri en el ’95. Pero para nosotras, Boca es Pueblo”, sentencian. “No somos reconocidas ni como hinchas ni como jugadoras ni como dirigentes. En Boca, no hay mujeres en las comisiones ni en la asamblea de representantes”, explican. Al lado de las xeneixes, las cuervas de la agrupación La Soriano también están vestidas con los colores del club azulgrana. Y apuntan en el mismo sentido que sus compañeras: “El cupo es necesario, las socias tenemos que estar representadas en el club”. Una misma idea se repite en el taller: reivindicar los clubes como promotores culturales y actores sociales en los barrios. Para Victoria de la comisión de Cultura del Club Belgrano, “las mujeres la corremos por detrás. Sobre todo en una cancha de fútbol, porque es ahí donde se refuerzan las masculinidades hegemónicas”. Las pibas que son parte de agrupaciones de clubes de AFA coinciden también en otro punto: el fútbol femenino está invisibilizado en sus instituciones deportivas. A la hora de hablar de las políticas adoptadas por lo clubes, muchas apuntan a Vélez y Rosario Central. “Hay que replicar sus iniciativas porque están creando secretarías de violencia de género dentro de los clubes”, dicen desde La Soriano.
Varias de las militantes de organizaciones en barrios cuentan que, para convocar a las pibas, organizaron partidos y torneos de fútbol. Así lo cuenta Diana del Movimiento Evita de San Martín y Almira de Nuevo Encuentro, que además comparte que ahora están formalizando un club de fútbol mixto. “Arrancamos hace cuatro años a militar una escuela de fútbol mixta, a pedido de padres y madres de los barrios. Arrancamos con diez pibes, hoy vamos por el club”, dice. Una militante del Movimiento Evita cruza la ronda hasta llegar al micrófono. Se queda parada. Su voz suena fuerte y repica: “Con mi familia, vamos todas las semanas a la cancha. Yo me pregunto cómo activamos en ese lugar que es la cuna del machismo. Tengo 17 años, los espacios son los mismos, pero yo no. Hay que pensar cómo cambiamos el discurso en la cancha, hay que repensar el cancionero, a mí no me cabe cantar esas canciones que canta la hinchada”. Tan contundente como el remate de una de las pibas que está jugando en la cancha y el bochazo hace temblar el arco. Los aplausos son acá y allá.
El fútbol callejero también tiene su momento. Sol de Lago Puelo, que integra el Movimiento de Fútbol Callejero de la Comarca Andina, habla sobre la experiencia donde la consigna es construir las reglas entre los equipos, cobrar las faltas según lo que fue planteado al comienzo, recuperar el aspecto recreativo y juntarse en un tercer tiempo a compartir la experiencia. Lo mismo relata Carla de Puerto Madryn, donde lo llaman “fútbol valorado”. Y el futsal llega de la mano de Caty de Comodoro Rivadavia que cuenta que participaba de una asociación que hoy cuenta con setenta equipos de pibas de fútbol sala.
El fútbol es…
“¿Sabés qué es el fútbol? –pregunta Micaela de la CTEP y hace silencio– El fútbol es amor”.
Deseo, pasión, identidad, amor, encuentro, trinchera, liberación, memoria, militancia, refugio, colectivo, disidencia, nosotrxs, territorio, juego, redes, espacios, disputas, potreros, feminismos, cuerpos, cuerpas. Los términos resuenan en el micrófono, las voces que los enuncian tienen texturas y volúmenes diversos. En el comienzo del segundo día del taller, durante la mañana del domingo, Florencia y Mónica preguntan: ¿qué es el fútbol para nosotras? Y el micrófono empieza a girar. Unos metros más allá, la cancha sigue en movimiento. Juliana, Pato y Emilia agitan para que los equipos se anoten para jugar y llevan el tiempo de los partidos. Se juega un fútbol de pasto y tierra, un fútbol que abraza, que ríe, sin arquera, sin edad. Al final de la jornada, habrán pasado por la canchita 109 equipos.
Mirar a dónde está la compañera le gusta a usté, le gusta a usté, para meter pase en profundidad, encarar y armar una pared.
“El fútbol feminista está en construcción, es un proceso, donde hay que respetar los tiempos de cada grupo o compañera”, dice Mónica Santino cuando el debate deviene sobre la forma en que construimos el fútbol feminista y desde dónde lo pensamos. La entrenadora de La Nuestra habla de los distintos espacios que ocupamos: “Nos tenemos que dar estrategias. Somos muy pocas las entrenadoras, la mayoría son hombres aún en clubes de fútbol femenino. Y tenemos que ir a la cancha a ver a las pibas jugar”, alienta. Malena, hincha del ciclón, recupera la idea del espacio: “Nos quisieron flacas, teníamos que ocupar poco lugar, ahora pensemos cómo vamos a ocupar esos espacios; no queremos reproducir las lógicas patriarcales, no nos tienen que enseñar los chongos cómo jugar a la pelota, nosotras estamos armando un fútbol nuevo”. Cintia, ex jugadora de River e integrante de APUBA, sueña en voz alta con ser la presidenta de Vélez, club del cual es hincha y dice: “Los sindicatos militamos los feminismos y este nuevo fútbol”. Laura, de Rosario Central, afirma: “El fútbol es un deseo que nos arrebataron, les dieron las pelotas a nuestros hermanos varones. En los mixtos, nos ponían al lado del arco. Pensemos qué estamos haciendo y qué deseamos hacer también”. Ayelén es periodista y forma parte del equipo La Norita FC, y abre el juego para ver de qué manera se instala el debate del fútbol feminista en clubes de AFA. “Cómo unificamos la dimensión deportiva y la política, entendiendo que el fútbol como forma de transformación”, plantea.
“Acá hay algo muy poderoso. Disputemos la práctica deportiva, las tribunas, las trasmisiones”, dice Daniela de Memoria Racinguista. “Hagamos una trasmisión feminista, armemos un equipo”, sube la apuesta una compañera periodista desde el otro lado de la ronda. Armemos una Coordinadora Federal de Fútbol Feminista. Esa es una de las conclusiones que anota Flor de Abriendo La Cancha en su cuaderno. Llenemos el estadio donde juegue la Selección de Fútbol el partido repechaje para ir al Mundial de Francia. Esa es otra. Los aplausos dan cierre al taller, que puso a rodar una red enorme. Y ya hay cita: jueves 8 de noviembre a las 18 hs en el estadio Ciudad de Vicente López para acompañar al equipo argentino contra Panamá. “Copemos las canchas, las tribunas, las trasmisiones, las dirigencias, los clubes. Que los feminismos copen todo”, había dicho Lucía de San Lorenzo un rato antes. Deseos en movimiento. El taller termina. Hay foto colectiva. La música sigue sonando. Rebeca Lane estalla el parlante. Al compás de la cantante feminista, los partidos se siguen jugando toda la tarde del domingo.
*Analía Fernández Fuks para La tinta