Comienza el juicio a los presuntos autores materiales del asesinato de Berta Cáceres
A partir del 10 y hasta el 28 de septiembre se llevara adelante el juicio oral y público a los presuntos autores materiales del asesinato de Berta Cáceres. En una entrevista a Laura Zúñiga (hija de Berta Cáceres) reflexionamos sobre la lucha histórica de los pueblos y comunidades en defensa de los bienes comunes y los territorios ancestrales y tratamos de sumar algunos elementos para entender qué es lo que se juega en este juicio y cuáles son las expectativas y reclamos del Concejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) en esta etapa política y judicial.
Por María Etchevers para Marcha
Berta Cáceres fue una histórica luchadora y defensora de los pueblos indígenas y de los bienes comunes de las comunidades hondureñas. Coordinaba el COPINH, -fue una de sus fundadoras-, y por esto se enfrentaba de manera directa a las empresas trasnacionales que, una y otra vez, pretendían –y aun pretenden- arrebatarles sus territorios ancestrales, sus ríos y montañas para beneficiarse económicamente con estos saqueos. Mientras se garantizan sus negocios privados, lo único que dejan en las comunidades es muerte, destrucción y despojo.
Berta fue amenazada en reiteradas oportunidades y el Estado hondureño debía proteger su integridad, puesto que diversos organismos internacionales de derechos humanos así lo habían exigido y dispuesto. Sin embargo, el 3 de marzo de 2016 la defensora del Río Gualcarque fue asesinada en su propia casa. Según la investigación independiente realizada por el Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE), el asesinato de Berta es resultado de un plan estructurado por la empresa hidroeléctrica DESA, en complicidad con funcionarios públicos y aparatos de seguridad del Estado.
A más de dos años de su asesinato, el COPINH, junto a decenas de organizaciones y colectivos nacionales e internacionales, sigue reclamando Justicia Integral para Berta Cáceres y el pueblo hondureño.
En “La Utopía”, un espacio del COPINH en La Esperanza, municipio de Intibucá, Honduras su hija, Laura Zúñiga, nos cuenta:
«El COPINH nació en 1992-1993. Era un momento de excepción del movimiento social en general, de derrota también, en la época de los 90. En Centroamérica habían sido los acuerdos de paz, se venía de mucha violencia y nace, en principio, como una organización que defendía los bosques de este lugar y cuando se hace el llamado a la defensa, las personas que salen, que empiezan a movilizarse son las personas indígenas, de las comunidades. Entonces ahí el COPINH toma su nombre, que es el Concejo Cívico (y cívico ahí tiene que ver con diferenciarse de las guerrillas, pues estaba esa realidad también en ese momento). Y en principio intentaba organizar a muchos pueblos, entonces por eso es ‘Concejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras: COPINH’. Ahí se empieza a ver no sólo el tema de, por ahí, un bosque, sino de cómo el Capitalismo y el Racismo han afectado, violentado a las comunidades, marginado y robado los territorios de las comunidades indígenas. Y más adelante, con mucha discusión y con mucha lucha de las mujeres del COPINH también se toma el tema del Patriarcado y empezar a luchar por el AntiPatriarcado».
—¿Qué lugar tiene la lucha de las mujeres dentro del COPINH?
—Yo creo que un lugar muy importante, también porque es una lucha que una de las personas que más la llevo adelante fue Berta Cáceres, nuestra coordinadora general. Y ahora se toma con mucha decisión porque también es ser fiel a esa lucha que dio mi mami. Es un reto también siempre en el COPINH, porque nos estamos enfrentando a configuraciones super patriarcales que tienen las comunidades. Entonces una de las cosas que el COPINH hace constantemente es ir trabajando sobre generar formas en las que las mujeres puedan también asumir la vida política, puedan salir de sus comunidades y empezar a tener más liderazgos.
—¿Qué mundo sueñan desde el COPINH?
—Una de las cosas que se habla mucho dentro del COPINH es la Autonomía de las Comunidades. Que significa que las comunidades puedan decidir sobre sus territorios sin estar constantemente siendo amenazadas por proyectos extractivos, por la militarización, o que estén siendo desplazados de sus territorios y criminalizados por sembrar en lugares donde “no son de siembra” según la ley, pero que son los únicos lugares que las comunidades donde pueden hacer subsistir sus sembrados. Entonces una de las cosas que se exige y que desde el COPINH se trabaja mucho es la Autonomía de las Comunidades.
La otra cosa que también siempre se piensa es en las formas propias de las comunidades de desarrollarnos, que no tienen que ver con la imposición que hacen hasta ahora desde los discursos de desarrollo: Cemento, Represa y Mina. Sino que tiene que ver con cómo a partir de las comunidades se logra: desde tener energía eléctrica, o como trabajar en la concepción de otras formas de producción de energía, hasta la producción de Comunicación Popular, de poder comunicar los saberes ancestrales de la comunidad con todos los avances de la modernidad. Entonces, por ejemplo, la Escuelita de Salud es un poco eso, es rescatar lo que sabemos. Y además comunicarlo con esta otra salud que es inalcanzable en este momento para los pueblos. Entonces yo creo que es un poco eso, es vivir en paz, que es algo que se ha perdido en las comunidades, porque están militarizadas, con sicarios activos, que es lo que han hecho las empresas para romper los tejidos sociales. Y después yo creo que desde el COPINH la propuesta ha sido la Refundación de Honduras, que tiene que ver con cambiar este país. Y volver a fundarlo en otra paz. Y eso es algo que mi mami, Berta Cáceres, trabajó mucho. Trabajó dentro de las comunidades también. Que es la planificación del futuro, desde nuestra visión, con relación y con armonía con las otras formas de vida: con la tierra, con los ríos.
—¿En que está el caso de Justicia para Berta?
—Actualmente hay 8 personas detenidas vinculadas a la autoría material e intermedia y hay una persona detenida vinculada a la autoría intelectual. Estos avances, cada una de las capturas que se han realizado tienen que ver con mucha lucha y mucha presión social. A más de dos años del asesinato de Berta Cáceres, hemos tenido que luchar y hemos tenido que sostener en el tiempo la visibilidad de este caso, y sólo así hemos logrado esto, que es poco en realidad, porque aún faltan autorías intelectuales y porque aún está el río concesionado a una empresa criminal que estructuró el crimen, no sólo para atacar a mi mami, sino para romper una comunidad que dijo NO a un proyecto. Por eso falta gente, falta la gente que pagó y se benefició con el asesinato de Berta Cáceres, falta la gente que planificó el asesinato. Falta también que el Río Gualcarque deje de estar concesionado como parte de la justicia elemental.
Y también estamos viviendo en un régimen dictatorial que profundiza la militarización del país y la persecución. Hoy día tenemos presos políticos, estamos muchas luchadoras y luchadores amenazadas, y hay muchas personas que estamos viviendo en esta situación. Y todo esto es parte de una justicia integral para una compañera que fue líder de las comunidades pero también líder a nivel nacional e internacional, y que propuso pensamiento a los movimientos sociales y dio estrategias de lucha para los movimientos sociales en momentos tan necesarios en América Latina y en el mundo en general.
—Comienza el juicio…
—Es la etapa oral y pública que se va a dar del 10 al 28 de septiembre en el que empieza un juicio sin las autoridades intelectuales. O sea que se va a juzgar a los estratos más bajos de esto, es decir, a los pobres. Incluso hay una persona de la que nosotros hemos dicho que no hay pruebas de que haya participado en el asesinato e igual está arbitrariamente detenido, porque en este caso, al Estado hondureño le interesa dar los mínimos resultados. Entonces siempre decimos eso. Para que se entienda que es lo que comprende este juicio.
—¿Qué significa para vos ser la hija de Berta Cáceres, símbolo mundial de lucha y dignidad para miles en todo el mundo?
—Primero es un honor. Pues mi mami ha sido bien importante para mí, que ella me haya guiado en mi proceso formativo fue un honor. Después, es un reto. Porque yo asumo a mi madre, pero no desde el lado biológico, o desde lo maternal, sino de que ella fue mi compañera de lucha. Y que esta lucha no se vea como algo sanguíneo sino que se vea por esas relaciones que se construyen por compañerismo y por encontrarse en la ética y en las aspiraciones hacia la justicia. Para mi es mi referente político, continua estando. Y es una necesidad para mí y para todas y todos los que somos compañeros de ella, la justicia integral, para poder rendirle ese homenaje que se merece.
A modo de conclusión podemos pensar la relevancia histórica del inicio del juicio oral y público a los presuntos autores materiales del asesinato a Berta Cáceres, pero sobretodo debemos comprender la importancia que implica la búsqueda de justicia integral para las comunidades lencas, pueblo hondureño y centroamericano, en general. Las empresas multinacionales, en este caso DESA (Desarrollos Energéticos S.A.), poseen concesiones sobre territorios y bienes comunes de los pueblos indígenas, gracias a su vínculo directo, tanto económico y político, como también mediático con quienes gobiernan, puesto que los altos mandos de estas empresas se benefician con las medidas legislativas que desde el Estado se sancionan, así como los funcionarios estatales se benefician con los negocios económicos de estas empresas, y así es que fomentan la persecución política, judicial y paramilitar, tanto como la difamación mediática de líderes y lideresas comunitarias que defienden y resisten en los territorios.
En este caso, como en muchos otros de persecuciones políticas en todo el continente, lo que se juega no es solamente la concesión de un río a un megaproyecto hidroeléctrico. Lo que esta en juego es más profundo y peligroso. Las comunidades indígenas y campesinas que defienden sus territorios y bienes comunes están cuidando y sosteniendo un modo y proyecto de vida integral, armónico y comunitario. Mientras que, sus adversarios, fomentan un modelo de destrucción de la naturaleza y de las comunidades en pos de ganancias económicas empresariales, imposiciones de formas de vivir según un paradigma capitalista, colonial, neoliberal, y neodesarrollista. Lo que desean estas empresas extractivistas es mano de obra barata, obediencia y sumisión completa a las jerarquías industriales y entrega (“negociación”) de los bienes comunes que sólo conciben como recursos económicos “destinados” a la explotación irrestricta.
Según una nota publicada por el periodista Giorgio Trucchi: “El mismo año en que asesinaron a Berta Cáceres, Honduras fue señalado por la organización británica Global Witness como el país más peligroso del mundo para las personas defensoras de la tierra y los bienes comunes. Dos años después, el nuevo informe de la organización británica “¿A qué precio?” señala que en 2017 fueron 207 las personas asesinadas por defender la tierra y los bienes comunes. Se trata de la cantidad más alta jamás registrada. Cifras escalofriantes que, incluso, ocultan un considerable subregistro de casos debido a la dificultad de detectar, identificar y denunciar asesinatos”.
A pocos días de empezar el juicio oral y público son muchas las denuncias de irregularidades que esgrimen desde el COPINH sobre cómo la justicia estuvo llevando el caso, y al mismo tiempo, se multiplican los ataques al COPINH y hacia la misma figura de Berta Cáceres, por parte de abogados aliados a estas empresas y funcionarios públicos, que sólo buscan desprestigiar la histórica lucha del pueblo lenca y confundir a la opinión pública en beneficio de sus intereses: continuar con el megaproyecto hidroeléctrico, seguir otorgando concesiones, mientras perpetúan la militarización de las comunidades, la represión y criminalización de quienes se resisten. De manera que, exigir sin descanso: ‘Justicia Integral para Berta Cáceres y el pueblo hondureño’, es posicionarnos en defensa de otro modo de vivir y de habitar el mundo, donde no quepan proyectos de muerte y lucro desenfrenado, ni empresarios o políticos inescrupulosos y cínicos, sino pueblos y comunidades de pie, organizados y conscientes, defensores y creadores de vida, resistencia y lucha por un mundo libre de injusticias y violencias patriarcales, coloniales y capitalistas.
*Por María Etchevers para Marcha.