Una despedida al fútbol como lo conocemos

Una despedida al fútbol como lo conocemos
22 agosto, 2018 por Redacción La tinta

Adiós, fútbol como lo conocemos. Es hora de que le des lugar al futuro que se viene: a las pibas, a los equipos diversos, a un fútbol del goce y del deseo, a un fútbol disidente y feminista. Quien avisa, no traiciona: si no nos das el lugar, nos lo apropiaremos. Estamos dispuestxs a dar la lucha necesaria para resignificar este deporte que tanto amamos. Y, creenos, es por tu propio bien: cuando finalmente derribemos el patriarcado, no queremos que vos también vueles por los aires.

Por Stephanie Simonetta para La tinta

No quiero caer en excusas, no quiero repetir el “no sos vos, soy yo” que tantas veces hemos escuchado; lo que menos quiero es reproducir los lugares comunes del amor romántico. La realidad es que sos vos.

Sos vos con tu norma que excluye todo lo diverso, sos vos y tu constante imposición de la hombría y la virilidad como únicas reglas del juego. Sos vos y tus cantos de aliento que buscan humillar al rival mediante el racismo y la homofobia. Sos vos y el resultado fácil por sobre el juego. Sos vos, que por años me convenciste de que el fútbol femenino no era divertido ni para ver ni para jugar. Sos vos y tu entramado oscuro de negociados y mafias, de abusos y prostitución, de mediatización irresponsable, de silenciamiento.

Sos vos, sí. Sos vos, pero también soy yo. Soy yo, que, desde que fui a mi primera marcha feminista, no pude volver a la cancha. Soy yo, que ahora me siento más cómoda con mi pañuelo verde que con la camiseta del equipo que vengo alentando desde la infancia. Soy yo, que cambié el ritual fanático-religioso de los domingos por los martes verdes. Soy yo, que me cansé de las permanentes contradicciones que me generás, que me pudrí de justificar en vos lo que no le dejo pasar a nadie. Soy yo, que ya no quiero seguir alojando hasta en lo más íntimo de mi cuerpo a la dominación. Soy yo, que cuando dejé de ser espectadora para convertirme en jugadora, comprendí el poder de lo erótico en el fútbol. Que entendí a lo erótico como una semilla que llevamos dentro, lista para ser derramada para que fluya y coloree la cancha con una energía que intensifique toda experiencia en el campo de juego y fuera de él. Soy yo, que ya no puedo desentenderme de todo eso.

futbol-feminista-latinta

Lxs jugadorxs más queridxs y reconocidxs son lxs que se retiran a tiempo para darles lugar a lxs que vienen luego. Lo mismo deberías hacer vos, fútbol como lo conocemos. Es hora de que le des lugar al futuro que se viene: a las pibas, a los equipos diversos, a un fútbol del goce y del deseo, a un fútbol disidente y feminista. Quien avisa, no traiciona: si no nos das el lugar, nos lo apropiaremos. Estamos cansadxs de negociar, regalar o abandonar espacios. Estamos dispuestxs a dar la lucha necesaria para resignificar este deporte que tanto amamos. Y, creenos, es por tu propio bien: cuando finalmente derribemos el patriarcado, no queremos que vos también vueles por los aires.

Queremos romper con el fútbol pornográfico, que pone el énfasis en la sensación sin sentimiento, en el triunfo sin el proceso, que formatea el juego, que promueve la violencia. No queremos tampoco un fútbol moralista donde solo gane el fair play. Queremos diversión, queremos picardía, queremos goce. Hace poco, en un partido mixto, me enojé con un rival porque tiró desde afuera del área un chumbazo que recibí en la boca del estómago. Él no entendió que mi bronca no tenía nada que ver con la fuerza de su patada. Mi furia se debía a que, frente a la desesperación por estar perdiendo, él decidió rematar desde afuera -incluso cuando éramos varixs entre él y el arco, y por ende las posibilidades de gol casi nulas- en vez de jugar con sus compañerxs. Una patada patriarcal que privilegió el resultado efectista por sobre el juego, lo individual por sobre lo colectivo. Un guiño de complicidad con la masculinidad hegemónica que terminó por depositarse en mi cuerpo, doblándome en dos y obligándome a alzar la voz para gritar basta. Basta de este fútbol colonizador que me exige hacer propios valores que aborrezco.

Quiero un fútbol del deseo, que reafirme mi fuerza vital, mi energía creativa, mi intensidad y plenitud al jugar. Quiero vivir ese gozo físico y emocional con mi equipo, quiero tender un puente para compartirlo también con mis rivales. Quiero un fútbol que no baile a nadie, sino que nos invite a bailar entre todxs. Quiero tirar unos pasos en la cancha y después tomarme una birra con mis contrincantes, hablar del partido, analizarlo, volver a jugarlo y disfrutarlo en nuestra imaginación. Quiero un fútbol contrahegemónico donde, en vez de poner huevo, pongamos todo el cuerpo, la cuerpa y les cuerpes; que privilegie la construcción colectiva por sobre el talento individual; que nos anime a despertar de la anestesia oscura en la que vivimos. Quiero un fútbol que nos reconfigure y nos acompañe en este replanteo de lo instituido, en esta transición que nos estamos dando, en este repensarnos a nosotrxs mismxs. Quiero un fútbol que cuestione, que rompa con las estructuras que conocemos.

No sos vos, somos nosotrxs que venimos a cambiarlo todo.

*Por Stephanie Simonetta para La tinta / Taller de escritura y lectura sobre fútbol “La música de los Domingos”

*Foto de tapa: Mafalda Fútbol Femenino

Palabras claves: Fútbol Femenino, literatura

Compartir: