El dólar, Macri, el FMI y lo mismo de siempre
Por Lucía Sánchez para La tinta
Devaluación en los principios de Macri
A fines de 2015, asumió Mauricio Macri. Una de sus primeras medidas fue levantar el mal llamado “cepo cambiario”. Las fuentes oficiales determinaron los siguientes valores con diez días de diferencia, el peso argentino cotizó en la bolsa un 30% menos: el 5 de diciembre, un dólar equivalía a 9,65 pesos y el 17 de diciembre, a 13,95. Es decir, para conseguir el mismo dólar ahora se necesitaban más pesos argentinos; lo que es lo mismo que exponer que la moneda argentina perdió valor en referencia a la divisa.
En el caso de la producción sojera, un productor, al 5 de diciembre de 2015, vendía una tonelada de soja en alrededor de 330 dólares, según datos del Ministerio de Agroindustria, y la venta de una tonelada de soja sería de 3185,5 pesos. Unos días después, el productor vendería la misma tonelada al mismo valor en dólares, pero, al efectuar el cambio dólar-peso en el Banco Central, obtendrá aproximadamente 4603,5 pesos.
Hoy, la tonelada de soja se encuentra aproximadamente alrededor de 320 dólares que, si bien significa una disminución en relación al dólar (330 vs 320 la tonelada), con un tipo de cambio de 1usd = $39, lo obtenido en la venta de una tonelada de soja, trasladado a moneda local, será de 12.480 pesos.
Frente a una devaluación, lxs productorxs de bienes agroexportables decidirán aumentar los precios internos para “equipararlos” con los precios internacionales. El problema reside en que los productos que exportamos son bienes primarios, parte fundamental de la canasta básica. A diferencia de Chile, cuyo principal producto de exportación es el cobre, por ejemplo, los bienes que exportamos también son parte de los bienes básicos.Para el sector sojero de la Argentina, desde diciembre del 2015 a agosto del 2018 (y pecando de solo analizar la variable tipo de cambio dólar-peso), se aumentaron las ganancias en pesos un casi 300%. Esta ganancia extraordinaria debería estar regulada estatalmente. Hasta uno de los ministros de Economía de Onganía, Krieger Vassena, realizó una maniobra que, ante la devaluación de aproximadamente el 40% que se dio durante su gestión, colocó una elevada tasa de retención a las exportaciones. Esto generó, por un lado, mayores ingresos al Estado y, por otro, redujo las ganancias extraordinarias del agro.
Corrida del dólar
“¿Por qué corre el dólar?” podría, tranquilamente, tratarse de una película de terror en la que los y las argentinxs nos vemos como protagonistas en repetidas situaciones. Para responder dicha pregunta, podemos comenzar mencionando la cuestión política. La economía es política. La política, a su vez, es credibilidad:
A – La incertidumbre que genera cada anuncio del Gobierno no permite los desembolsos de los organismos prestadores.
B – Asimismo, el riesgo país en Argentina supera los 700 puntos. El riesgo país es una medición que permite visualizar “el riesgo” al que se enfrenta un organismo al prestar (o mejor dicho, endeudar) a un país. En este sentido, cuanto mayor sea el riesgo país, por un lado, mayor será la tasa de interés de la deuda y, por el otro, menor será el número de organismos que se propongan al préstamo.
C – En relación a la tasa de interés, en el caso de Argentina, por tratarse de una economía “emergente”, la tasa de interés interna está determinada exógenamente por el tipo de interés global. Por ejemplificar, frente a la suba inicial de la tasa de interés de EE.UU. más particularmente, la compra de bonos extranjeros (estadounidenses) resultará más atractiva y los capitales locales, o extranjeros radicados en el país, fluirán al exterior, provocando una baja en la inversión.
D – La cuestión actual parece agravarse frente al Decreto 893/2017. Que se repite cuantas veces sea necesario: en Argentina, el ingreso de la moneda dólar es vía deuda o exportaciones de materia prima. Previo a dicho decreto, lxs exportadorxs tenían la obligación de venderles los dólares al BCRA, generando, de alguna manera, el ingreso “genuino de dólares”.
Es decir, en primer lugar, (1) hay menos dólares en el mercado. Y acá la cuestión recae en la Ley de Oferta y Demanda: si existe un bien deseado por el conjunto de la sociedad –léase dólar- y dicho bien se encuentra en reducidas cantidades, su precio aumentará. Pero, en segundo lugar, Argentina está incurriendo en deudas y he aquí otra cuestión: (2) los dólares que ingresan no están destinados a mantener el tipo de cambio.
La cotidianeidad económica se complejiza ante el aumento del dólar también por el aumento de los precios de los bienes importados que se utilizan para la re-venta (electrodomésticos, ropa, etc.) y en los bienes importados destinados a la producción (lo cual agrega “valor agregado”, por ejemplo, a los alimentos).
El Fondo Monetario Internacional es el mismo de siempre, los sectores que hoy se benefician de la devaluación son históricamente beneficiados por dicho tipo de medidas. Permitir la libertad de mercado, de un mercado no regularizado, es una decisión política y tendrá un efecto negativo inmediato y futuro en la economía argentina. La quita de retenciones e impuestos al sector agroexportador es desfinanciar al Estado y va en contra de todo principio de redistribución de la riqueza. La historia vuelve a poner en jaque una discusión: es momento de pensar en otros modelos económicos que sean viables y que sean sociales.
* Por Lucía Sánchez para La tinta