Bases militares de Estados Unidos: el Plan Sudamérica

Bases militares de Estados Unidos: el Plan Sudamérica
14 agosto, 2018 por Tercer Mundo

El Comando Sur norteamericano hizo pública una información sobre su estrategia para la región en los próximos diez años.

Por Raúl Capote Fernández para Granma

Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, de ellas más de 76 en América Latina. Entre las más conocidas resaltan: 12 en Panamá, 12 en Puerto Rico, 9 en Colombia y 8 en Perú, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe.

El Comando Sur norteamericano, en marzo del 2018, hizo pública una información sobre su estrategia para nuestra región en los próximos diez años, los principales “peligros” o “amenazas” identificadas y el modo de enfrentarlas. Así mencionó a Cuba, Venezuela, Bolivia, “la lucha contra el narcotráfico”, redes ilícitas regionales y transnacionales, mayor presencia de China, Rusia e Irán en América Latina y el Caribe, auxilio ante desastres -recordemos la “ayuda” brindada a Haití cuando el terremoto- así como el papel asignado a las fuerzas de seguridad de cada país en diferentes rubros vinculados a la seguridad interna, regional e internacional.

El actual Comandante del Comando Sur, el almirante Kurt Tidd, en febrero del 2018 expuso ante el Congreso los escenarios planeados para el continente, objetivos, medios y estrategias acordes con la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018).

“En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe”, afirmó.

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Los desafíos para la hegemonía, plantea el almirante estadounidense, se enfrentarán por medio de una “Red de Redes”, operada por el Comando Sur en conjunto con las agencias estadounidenses y los aliados. Tres Fuerzas de Tarea Conjunta actuarán en este plan: la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo (Base Aérea de Soto Cano, Honduras), la Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo y la Fuerza de Tarea Interagencial y Conjunta-Sur (Cayo Hueso, Florida).

La respuesta en casos de contingencias incluye: defensa del Canal de Panamá y el área del Canal de Panamá; operaciones de control de migración; asistencia humanitaria y respuesta ante desastres; operaciones militares unilaterales, bilaterales o multilaterales llevadas a cabo por las fuerzas en respuesta a cualquier crisis.


Según el informe del almirante Tidd, Cuba sigue amenazando los intereses de Estados Unidos en la región, por medio de actividades de vigilancia y contrainteligencia en varios países. El ejemplo más claro es su influencia en Venezuela (servicio de inteligencia y fuerzas armadas).


Colombia es el actor clave en la región, en tanto su nueva relación con la OTAN. Colombia invirtió en el 2017 el 3,1 % de su PIB en gasto militar, equivalentes a 9.713 millones de dólares. La inversión de este país es la segunda más alta de la región sudamericana, según el total de su gasto militar, solo por debajo de Brasil. El tercer país con más dinero destinado a sus ejércitos es Argentina, con 5.680 millones de dólares, equivalentes solo al 0,9 % de su PIB.

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En México el gasto militar tuvo un incremento considerable en los últimos 10 años llegando a 47,5 % (6.000 millones de dólares), lo que representa poco más del 2,5 % del PIB. Este aumento se da en paralelo a sustantivos recortes en ciencia y tecnología, salud y educación.

La instalación de una base militar estadounidense en Neuquén, Argentina, nos aporta un dato interesante: la empresa YPF encontró en el 2011 en Neuquén un mega yacimiento de petróleo y en el 2018 Estados Unidos anunció que construirá una base de ayuda humanitaria en ese lugar.


Estados Unidos divide al mundo en nueve comandos. El Comando Sur, con su red de bases militares, incluida la Cuarta Flota, que es en sí misma un conjunto de bases muy operativas y con gran capacidad de desplazamiento, constituye una seria amenaza.


Estas bases no son solo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y ciberguerra. El Comando Sur trabaja de conjunto con la NASA, la Agencia de Inteligencia Geoespacial y las Fuerzas Armadas brasileñas -y de otros países- en un proyecto para la creación de un satélite para la “South Cyber-Container Initiative”: análisis de redes para detectar actividades maliciosas en la red, iniciativa desarrollada en conjunto con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el Departamento de Defensa y el Buró Federal de Investigaciones (FBI).

A la visita reciente del almirante Tidd a Colombia, se suma la reunión multinacional de seguridad marítima en Miami. En esta segunda reunión -la primera fue en diciembre del 2017- se firmó una carta de intención entre Estados Unidos, Colombia y México, para “proteger la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas de cada nación”. Esta “seguridad marítima” cubriría el Golfo de México, parte de Centroamérica y el Caribe colombiano.

En los últimos años, también Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región con la instalación de bases en la selva peruana y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (COER).

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Mientras el almirante Tidd visitaba Colombia, el ministro de Defensa, Oscar Aguad y la ministra de Defensa, Patricia Bullrich, del gobierno argentino, se reunieron en Estados Unidos con funcionarios del Departamento de Estado, el FBI, la DEA y con directivos del Comando Sur. Argentina autorizó a Estados Unidos a instalar una base militar en la Triple Frontera, entre su territorio, Paraguay y Brasil, mientras Bullrich firmó un acuerdo para crear un Centro de Inteligencia Regional en Usuhaia (Patagonia argentina).

A principios de enero del 2018 trascendió la llegada de personal militar estadounidense a territorio panameño, fuerza militar que debía permanecer hasta después de las elecciones realizadas en abril en Venezuela. La excusa: “la defensa del Canal de Panamá”.

El cerco se cierra: la guerra que Estados Unidos lleva a cabo contra Venezuela necesita de una fuerza regional que intervenga no solo en lo económico y político, sino también en lo militar.

La renovada injerencia directa e indirecta sobre las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y la soberanía nacional de Ecuador, facilitada por el gobierno de Lenin Moreno, que incluye brindar capacitación, inteligencia, intercambio de información y acceso a colegios militares, donde oficiales del Ecuador podrán “formarse”, presencia de militares estadounidenses en suelo ecuatoriano, con el pretexto de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, constituye un serio peligro. El subcomandante del Comando Sur, Joseph P. DiSalvo, de visita en Ecuador, se reunió con las máximas autoridades para “coordinar acciones”.

“Debemos pensar en una estrategia nueva, que más que un Plan Colombia sea un plan Sudamérica, donde todo el mundo pueda combinar sus esfuerzos y así luchar contra esto”, expresó DiSalvo en una entrevista ofrecida a medios ecuatorianos.

El renacimiento de la Doctrina Monroe, evocada por Rex Tillerson cuando advirtió sobre la amenaza que representa para “nuestros valores democráticos” la presencia comercial de China y de Rusia en la región, muestra un reverdecer de la peor línea de acción del pensamiento imperial.

El objetivo del imperio es incrementar la presencia militar en la región con el fin de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, consolidar un frente contra Venezuela y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe.

La frase de Simón Bolívar parece adquirir hoy más valor que nunca: “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.

*Por Raúl Capote Fernández para Granma

Palabras claves: América Latina, base militar, Estados Unidos

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