La niña cubana

La niña cubana
6 agosto, 2018 por Redacción La tinta

La mirada está firme como el brazo que sostiene la madera que para Paula María Seijó Loaces es su juguete favorito; el punto de vista de la toma a la misma altura de los ojos de Paula la corre de cualquier golpe bajo. El autor es Alberto Korda y la tomó en 1959 en Sumidero, en la provincia cubana de Pinar del Río, cuando de casualidad al meterse en una vieja casona se encontró con la niña y su muñeco al que llamaba “mi nene”.

Por Redacción La tinta

Alberto Korda se encontraba en aquel poblado realizando una campaña publicitaria para la fábrica de perfumes Sabatés cuando entró por la parte trasera de la casona y se encontró con Paula, de casi dos años, hija del peón de la estancia.

Entró por la parte de atrás de la casa y descubrió a la chiquita con una muñequita hecha con un pedazo de palo de la casa de plantación tabaco”, recordó Nicolás Seijo padre de la niña.

Con el paso de los años la imagen se convirtió en una de las más icónicas del fotógrafo, imágenes que mostraban la Cuba previa a la revolución. Korda siempre volvía a la casa de Seijo y cuenta que aún siendo niña, Paula le mostraba su foto como si él no la hubiese visto nunca.

La Revolución expropió la finca de tabaco de capitales privados y se la entregó a Nicolás para que la trabajara. Paula creció y primero se dedicó a la recolección de tabaco pero luego se decidió a estudiar enfermería. Se casó joven y cuentan que el día de su boda se fotografió con aquel pedazo de madera vestido. Una enfermedad en la sangre se la llevó antes de que cumpliera 22 años. El golpe fue devastador para su padre y para su familia.

El fotógrafo se enteró mucho tiempo después, cuando fue a buscarla para hacer algo con ella, entonces decidió pedirle permiso para realizar un trabajo audiovisual sobre Paula. “Aquella foto para nosotros fue, pa’ qué te voy a decir, nos alegró mucho la vida. Nos la cambió”, sentencio Nicolás.

Tiempo más tarde Korda se convertiría en el fotógrafo más reconocido de la Revolución, no sólo por su registro sino que también por su militancia. Sobre esta fotografía dijo una vez: “Esta niña que abrazaba un leño al que llamaba ‘mi nene’ me convenció que debía consagrar mi trabajo a una revolución que transformara esas desigualdades”.

*Por Redacción La tinta  /  Fuente: Trabajadores

Palabras claves: Alberto Korda, Revolución Cubana

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