El origen de fútbol
Como el fútbol, los futbolistas son un derivado del contexto social, político y económico de cada país o región. Mbappe, Gabriel Jesús y Lukaku, son tres goleadores que sueñan con ser campeones del mundo. También son hijos de la pobreza y la xenofobia de un sistema que, una vez exitosos, les exige ser ejemplo de la sociedad que los marginó.
Por Gonzalo Reyes para La tinta
En una reciente entrevista, Fernando Signorini, preparador físico de Maradona durante la época dorada del 10, contó que pudo entender lo que es un jugador de fútbol durante los años que acompañó al crack. Cuando Sebastián Tafuro le preguntó sobre las contradicciones que envuelven al Diego, fue tajante: «Muchos dicen “¿por qué no se calla la boca?” y afirman “si como persona fuera lo que fue como jugador, qué grande sería”. Lo que hay que decirles es que si no hubiera sido lo que es como persona, no hubiera sido lo que es como jugador».
El desconocimiento de los orígenes de un jugador son acompañados por lo general de la incomprensión del fútbol como fenómeno social y cultural. Al deportista se lo quiere deportista en todo, una vez que se presenta en sociedad como tal. El Fair Play debe ser su religión y el ser un ejemplo de la meritocracia, su sacerdocio. Debe limitarse a hacer su gracia en público y luego volver a ocultarse en barrios cerrados rellenos de lujos.
Signorini invierte la ecuación. En lugar de pedirle al jugador que sea en todos sus otros aspectos de la vida como es cuando está dentro de la cancha, por qué no nos preguntamos cuál fue el origen de ese jugador. Es que, como dice el PF, un futbolista no es ni un rugbier ni un polista: «Salen de otras realidades sociales, emergen desde abajo de cuatro chapas y tres cartones, casi desde una cueva, nadie se preocupa ni se ocupa de educarlos, de ayudarlos, salvo que lleguen a los máximos niveles de fama o de significado social».
Como el fútbol, los futbolistas son un derivado del contexto social, político y económico de cada país o región, que tiene como factor común la siguiente premisa: ser el mejor es lo único que importa, es lo único que te salva.
A continuación, tres delanteros, tres nueves goleadores, tres futbolistas jóvenes que hoy sueñan con ser campeones del mundo. Tres ejemplos para recordar que el origen del fútbol deriva de la pobreza, la marginalidad y todos aquellos desterrados del sistema, a quienes se les exige ser el ejemplo de los valores que las clases altas y blancas imponen.
Francia de África
Kylian Mbappé se crió en uno de los tantos monoblock de la comuna de Bondy, localidad ubicada en los suburbios de París. Uno de los tantos Banlieues. Esta palabra francesa se utiliza desde hace siglos para referirse a las zonas marginales que eran ocupadas por aquellos condenados al «destierro» por la nobleza parisina. Con el tiempo, esos barrios se convirtieron en refugios para numerosos migrantes africanos provenientes de antiguas colonias.
De los Banlieues surgieron varios jugadores que hoy posicionaron a Le Blue entre las ocho mejores selecciones de Rusia 2018. Paul Pogba creció en Lagny-Sur-Marne, N’Golo Kanté en Suresnes, Blaise Matuidi en Fontenay-sous-Bois, Benjamin Mendy en Longjumeau. También Alphonse Areola, Presnel Kimpembe y Steven Nzonzi tuvieron sus orígenes futbolísticos en estos márgenes parisinos.
Hoy Mbappe es la joven promesa hecha realidad en Francia. Con apenas 19 años derrotó a Messi y su pase se cotiza por encima de los 250 millones de euros. Su madre, Fayza Lamari, es argelina y ex jugadora de handball. Su padre, Wilfried Mbappé, es de origen camerunés y se dedicó gran parte de su vida a ser futbolista y entrenador de menores en la Asociación Deportiva de Bondy. Desde aquellas canchas y con una gran influencia de los valores deportivos que sus padres le inculcaron, surgió quien hoy hace festejar a la Francia blanca.
El 12 de julio de 1998, día en el que Francia se coronó por única vez como campeona del mundo, Kylian aún no había nacido. Aquella selección intentó unir a una nación atravesada por el racismo. El equipo de los “black-blanc-beur» (negros, blancos y árabes), no logró extirpar el mal. Algunas encuestas señalan que actualmente cuatro de cada cinco empresas discriminan a los postulantes negros o árabes. «Si te llamás Mohamed o Kamel tenés cuatro veces más probabilidades de estar desocupado que si te llamás Alain o Pierre», afirma Lucho Aguilar en La Izquierda Diario. Difícil imaginar que de concretarse su pase a Real Madrid, alguna empresa en el mundo se niegue a tener su firma al lado del nombre Kylian Mbappe.
Hola mãe
Cada vez que convierte un gol, Gabriel Jesús, de 21 años, busca una cámara de televisión y con una de sus manos hace un gesto. Habla por teléfono a su madre: Oi mãe, todo bien por acá, haciendo goles como te prometí, parece decir.
Vera Lucía fue madre y padre del actual 9 de la selección de Brasil. Luego de separarse del progenitor de Gabriel, Vera enfrentó una realidad de lo más adversa para garantizar la crianza del pequeño goleador. Según el diario El País de España, actualmente el 40 por ciento de los hogares brasileños dependen principalmente de los ingresos que genera una mujer y cerca de 12 millones de familias carecen de cónyuges que aporten a la crianza de los hijos. A este panorama, hay que sumarle otro dato: los ingresos medios de las mujeres son mucho menores a los de los hombres. Si hablamos de una mujer negra, el salario es más bajo aún.
La mamá de Gabriel Jesús no es una excepción en Brasil como no lo es dentro de la selección nacional. Entre los jugadores que llegaron a Rusia como candidatos al título, también se esconden las historias de otras familias de padres ausentes, como la de Miranda, Thiago Silva, Marcelo, Casemiro y Paulinho.
Un gigante a base de leche mezclada con agua
Romelu Lukaku es la mayor arma ofensiva que llevó Bélgica a Rusia. El gigante de 25 años y 1.91 metros nació en la localidad de Amberes luego de que Roger y Adolphine, sus padres, llegaran desde la vieja colonia: Congo.
Roger Lukaku arribó a Bélgica como jugador profesional con experiencia de selección. Sin embargo, su talento alcanzaría solo para deambular por algunos clubes de segunda división. Su fracaso deportivo llevó a toda la familia a la ruina. En una carta que el propio Romelu escribió para el portal The Players Tribune, cuenta cómo comenzó a notar las carencias con apenas seis años. El día que vio a su madre mezclar la leche con agua para poder alimentar a él y su hermano, le preguntó a su padre: ¿Cuándo se puede comenzar a ser futbolista profesional?
A continuación un fragmento del escrito autobiográfico de Lukaku:
Había ocasiones en las que mi mamá tenía que ‘pedir prestado’ pan de la panadería de la calle. Los panaderos me conocían a mí y a mi hermano pequeño, así que dejaban que mi madre tomara mucho pan el lunes y les pagara hasta el viernes.
Sabía que estábamos sufriendo. Pero cuando vi a mi mamá mezclando agua con leche me di cuenta de la realidad. Me di cuenta que así era nuestra vida.
No dije nada (sobre la leche) porque no quería estresar más a mi mamá. Solo comí. Pero juro que ese día me hice una promesa a mí mismo. Fue como si alguien chasqueara sus dedos y me despertara. Sabía exactamente lo que tenía que hacer, y lo que iba a hacer.
No podía ver a mi mamá viviendo así. Nah, nah, nah. No podía tener eso.
A las personas en el fútbol les encanta hablar sobre la fortaleza mental. Bueno, yo soy el tipo más fuerte que conocerás. Porque recuerdo estar sentado en la oscuridad con mi hermano y con mi madre diciendo nuestras oraciones, y pensando, y creyendo, y sabiendo… va a suceder.
*Por Gonzalo Reyes para La tinta
