El triunfo de las pibas y el fin de la hipocresía
Tras casi un día entero de debate, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó por 129 votos a favor y 125 en contra, el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Miles de personas se manifestaron en todo el país para exigir que el aborto legal, seguro y gratuito obtenga media sanción de la Cámara Baja. Ahora llega el turno del Senado. Una jornada histórica.
Por Redacción La tinta
Aproximadamente mil personas, en su mayoría mujeres jóvenes, participaron este miércoles de una extensa jornada de vigilia en Córdoba para acompañar la votación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que se llevaba a cabo en simultáneo en la Cámara de Diputados de la Nación.
La gente siguió a través de pantallas gigantes -una instalada dentro del Museo de Antropología y otra en la calle frente al edificio- las exposiciones de las y los legisladores. Vitoreaban como un gol cada posición que respaldaba la iniciativa de aborto legal, seguro y gratuito; cantaban contra los diputados que repetían una y otra vez que querían «salvar las dos vidas».
Pero no fueron sólo espectadoras. Mientras los legisladores pasaban uno por uno por las cámaras de Diputados TV, en la calle se realizaban pañuelazos, intervenciones, partidos de fútbol femenino e incluso tocaraban bandas. Incluso hacia la medianoche se realizó un homenaje a Maite Amaya, compañera feminista, anarquista y militante de la Federación de Organizaciones de Base (FOB), a un año de su muerte.
Al caer la noche, la temperatura empezó a bajar hasta llegar a 3 grados bajo cero. Para colmo de males, las noticias que llegaban desde el Congreso no eran esperanzadoras. Varios legisladores que no habían dado a conocer su posición, votarían por la negativa, por lo que el sueño de dar media sanción al proyecto se hacía cada vez más cuesta arriba.
Entre la gélida madrugada y la ansiedad no durmió prácticamente nadie y las pibas se las ingeniaron para pasar la noche. Guiso y vino, fogatas improvisadas en diferentes puntos de la calle, colchas colectivas y combinaciones exóticas de todo el abrigo posible que cupiera en el cuerpo.
Cuando salió el sol, la eterna sesión que duró casi 23 horas ya estaba en la recta final. El poroteo en las redes sociales apuntaban a que el «Sí» perdía por dos votos. Pero minutos antes de que se llevara a cabo la votación, se movieron las fichas: que este y aquel cambiaron de opinión, que aquella que iba a votar en contra se abstuvo, y que a fulanito lo llamó su hija y lo convenció de que vote por la positiva.
De repente, el panorama era otro, y el ambiente, aunque helado, estaba electrificado.
A las 09:51, el presidente de la Cámara Emilio Monzó anunció que se realizaría la votación. Silencio total. Y súbitamente, alaridos al fondo de la muchedumbre, lejos de la pantalla. Después más gritos de felicidad en otro grupo. La pantalla gigante tenía delay. Un centenar de personas con el grito atragantado. Hasta que lo dijeron (o lo entendimos): el aborto se había aprobado en Diputados, estábamos presenciando la Historia.
Poco nos importó el revuelo que había en la pantalla, algo respecto a diputados antiderechos que no habían podido contabilizar su voto. En lugar de 131 votos a favor y 123 en contra que se difundió en primera instancia, el resultado final fue 129 a 125. Sólo un detalle de color. Las pibas ya eran un mar de lágrimas, risas y abrazos, una marea verde.
Ahora, queda que el senado lo apruebe. Las perspectivas sobre el próximo debate son muy positivas. Por un lado, Miguel Ángel Pichetto y Luis Naidenoff, los jefes de los dos bloques mayoritarios, adelantaron que los votos a favor serían suficientes para la sanción completa.
Por otro lado, el bloque del Frente para la Victoria-PJ anunció que en su totalidad votará a favor de la norma.
El tratamiento en la Cámara alta podría ser antes del receso invernal. Más allá de lo que suceda en el Congreso, las mujeres volvieron a hacer Historia y generaron y sostienen un proceso del que no hay vuelta atrás.
*Por Redacción La tinta.