Pancho Villa: para el campo lo que es del campo

Pancho Villa: para el campo lo que es del campo
6 junio, 2018 por Tercer Mundo

Ayer se cumplieron 140 años del nacimiento de Pancho Villa, el mexicano que se enfrentó a los terratenientes y fue uno de los principales líderes campesinos.

Por Telesur

Hace 140 años llegó al mundo Francisco Villa. Siendo pobre, huérfano y campesino, supo doblarle la mano no sólo al destino, sino también a la historia de su país.

Cuando nació lo llamaron José Doroteo Arango Arámbula, pero México, Latinoamérica y el mundo lo conocieron como Pancho Villa, uno de los líderes de la Revolución Mexicana.

Francisco “Pancho” Villa creció como un niño huérfano y campesino. Tal vez por eso dedicó su lucha al mundo rural, entrega valorada por el campesinado, que hasta el día de hoy lo alza como uno de sus más grandes referentes.

Luego de una juventud siendo cuatrero, en 1910, a los 32 años, se unió al Movimiento Revolucionario de Francisco Madero. Allí conoció a Abraham González, de quien recibió las enseñanzas de la educación básica, cambiándole la vida. A partir de ese momento, comenzó a nutrir sus ideas políticas y a teorizar en torno a ellas.

Sobresalió como jefe de varias batallas, destacó por su rebeldía, inteligencia y audacia, convirtiéndose en gobernador de Chihuahua en 1914.

En ese cargo, Villa embargó tiendas y sustituyó a los comerciantes inescrupulosos por administradores honorables, bajó los precios del maíz, el frijol y la carne, y expulsó del estado a muchos españoles acusados de conspirar contra México. Además reabrió el Instituto Científico y Literario y fundó más de treinta escuelas, donde él continuó su enseñanza básica.

En diciembre de ese mismo año se unió al guerrillero Emiliano Zapata, quien se volvería su gran compañero, y juntos tomaron la Ciudad de México.

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Para 1916, Pancho Villa contaba con un gran ejército de hombres llamado “los villistas”. Con ellos atacó el pueblo de Columbus, en Estados Unidos, erigiéndose como la única invasión extranjera en tierras norteamericanas.

“¡Viva México! ¡Mueran los gringos!”, fue el grito de guerra de Pancho Villa al entrar a la nación vecina.


En represalia, el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, envió tropas a México con la orden de capturar al revolucionario. Durante 11 meses, diez mil soldados recorrieron los desiertos de Chihuahua en su búsqueda, pero Villa logró burlarlos sin ser nunca capturado por manos extranjeras.


Así pasaron años de triunfos y derrotas, hasta que bajó las armas, aunque sin dejar de trabajar y luchar por los más pobres. Fue en ese tiempo cuando fundó y organizó un pueblo de organización comunal-cooperativa, en el que vivió hasta el día de su muerte.

Cuando Álvaro Obregón llegó a la presidencia de México decidió a matar a Villa ante el temor de que este nuevamente se levantara en armas.

Fue el 20 de julio de 1923, cuando el revolucionario fue emboscado y asesinado tras un complot entre generales mexicanos y el gobierno de Estados Unidos.

Su cabeza tenía el precio de cinco mil dólares de esa época, mandato realizado por el periodista estadounidense William Randolph Hearst, por lo que su cadáver fue decapitado por sus homicidas, para cobrarse dicha suma de dinero.

Villa y los campesinos

En su época de gobernador y, posteriormente, cuando dejó las armas, fue donde sus ideas revolucionarias en favor de la población rural lograron establecerse en acciones concretas que cambiaron la vida del pueblo campesino.

Allí frenó el abuso que ejercían los hacendados sobre el pueblo labrador y derrocó a los grupos aferrados desde años en el poder público. Recuperó las tierras de los hacendados y la distribuyó entre campesinos y soldados mexicanos. Igualmente, arrebató los ferrocarriles a la burguesía, y los dispuso para el pueblo. Fueron los años más prósperos para los mexicanos rurales.

Asimismo, cuando Villa ya había bajado las armas, se hizo cargo de un enorme terreno rural de más de 83 mil hectáreas. Allí fundó un pueblo al que llegó a vivir con casi 900 de sus hombres y sus familias.

En el lugar organizó el trabajo comunal, convirtió la iglesia en un depósito de productos agrícolas, compró maquinaria para trabajar la tierra, instaló talleres y construyó escuelas para los niños y los soldados.

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Era un proyecto de tipo comunal cooperativo, ejemplo de lo que quería para su país: erradicar el hambre, fomentar la educación y la solidaridad mutua y vivir un lugar sin explotadores ni explotados. Tres años después de fundar el pueblo, fue asesinado, y el proyecto acabó con su homicidio.

El campesinado hoy

Muy lejos está esa época en donde los campesinos fueron actores políticos de primera fila y tuvieron un papel preponderante en la construcción del Estado mexicano de las áreas no urbanas.

Para el México de hoy, el sector rural ya no es considerado como relevante para los actuales intereses del Estado. Los distintos gobiernos de las últimas décadas priorizan alianzas políticos-económicas nacionales y trasnacionales, y no apuestan por el capital social y político de los sectores populares rurales.

Esto se refleja, por ejemplo, en las administraciones de De la Madrid y Salinas, quienes quitaron gran parte de los subsidios oficiales a la producción agrícola, así como también los diversos apoyos gubernamentales para la infraestructura productiva, con el argumento de que el campo sólo generaba un pequeño aporte económico al Producto Interno Bruto (PIB), a fines de 1980 y comienzos de 1990.

Así desaparecieron varios programas estatales de apoyo y subvención para los campesinos y otros productores agropecuarios, como Conasupo, Banrural e Imcafe, entre otros.

También se reformó el artículo 27 de la Constitución, que dio por terminado el reparto agrario y fomentó la privatización de las tierras comunales.


A raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el campo en México ha experimentado un visible deterioro de los niveles de productividad y rentabilidad de las actividades agropecuarias. Los alimentos que antes se cosechaban en tierras locales ahora se traen de Estados Unidos y Canadá.


La Universidad de Autónoma de Zacatecas apuntó que en 2012, poco más de un tercio del maíz consumido en el país fue importado. Y en cuanto al frijol, más del 90 por ciento provino de afuera.

Este escenario acrecentó y agudizó la pobreza, ampliando la brecha de la desigualdad entre campo y ciudad, lo que ha causado una constante y masiva migración hacia las urbanizaciones, despoblándose los campos y desatendiéndose los servicios sociales en él.

Ejemplos de esto son los casos de las zonas rurales de los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero (con gran población rural e indígena-campesina), lugares que tienen la menor esperanza de vida del país, así como también la mayor mortalidad infantil y materna, además de los niveles de ingreso más bajo de México y los menores niveles de escolaridad a nivel nacional.

*Por Telesur

Palabras claves: Campesinos, México, Pancho Villa

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