El Mundial de los «no-países»
Sin que mucho lo sepan, antes del Mundial ya comenzó «el otro mundial». La Copa de la Confederación de Asociaciones de Fútbol Independiente (ConIFA) es el torneo que reúne a estados, minorías y demás organizaciones que no están afiliadas a la FIFA. Algunas poderosas como Kurdistán o Sahara Occidental no clasificaron esta vez, pero hay debutante: Tibet. Casualmente, a esta región asiática le tocó el «grupo de la muerte», junto a Abjasia, Karpatalya y Chipre del Norte. Esta última, peléa por su independencia al norte de la isla, es campeona de Europa y hasta le vendió sus partidos en exclusiva a un canal de TV.
Santiago Mayor para Notas
Heredera de la VIVA World Cup, el Mundial organizado por la Confederación de Asociaciones de Fútbol Independiente (ConIFA) comenzó el pasado jueves 31 en Londres, Inglaterra, y reúne mayoritariamente a selecciones de Estados no reconocidos internacionalmente y regiones autónomas. En este tercera edición Abjasia irá por la defensa del título obtenido hace dos años de local.
La primera Copa Mundial ConIFA se hizo en Laponia, Suecia, en 2014, y la selección campeona fue Niza, una región de Francia. La siguiente edición en 2016 fue en el territorio de la república de Abjasia, independiente de facto desde 1992, que resultó ganadora.
La Confederación que reúne actualmente a todas aquellas asociaciones no afiliadas a la FIFA se fundó hace apenas cinco años, en 2013 con sede en Luleå, Suecia. La decisión de crear esta entidad se tomó cuando denuncias de corrupción afectaron a la Nouvelle Fédération-Board (NF Board), que hasta entonces organizaba una competición similar llamada VIVA World Cup.
Esta predecesora la Copa Mundial ConIFA se disputó cinco veces entre 2006 y 2012 teniendo como máxima ganadora a la selección de Padania (una región formada por las ocho provincias del norte de Italia, las del valle del Po, creada por la organización ultraderechista y secesionista La Lega). Las otras dos competiciones la ganaron Kurdistán y Laponia.
El Mundial de Londres
La competición de este año se jugará entre el 30 de mayo y el 10 de julio en la capital británica. Sin embargo, formalmente la sede es Barawe, una ciudad portuaria de Somalía pero cuyo nombre representa a la diáspora somalí en Inglaterra.
Si bien la ConIFA tiene 47 federaciones afiliadas, del torneo participarán por primera vez 16 equipos (las ediciones anteriores fueron 12). Esta es, además, la segunda vez que la clasificación a la Copa del Mundo no se da por invitación sino que existe un proceso de clasificación y eliminación previo.
Además de un sistema de torneos, también se establecieron cupos continentales lo que permitió que por primera vez participen selecciones de América del Norte y Oceanía.
El partido inaugural estuvo a cargo de Abjasia y Tibet (3-0), que integran el Grupo B que ha sido denominado como el de la “muerte”. Es que también forman parte Chipre del Norte, que representa a la minoría turca de la isla de Chipre, que está peleando su independencia de la parte griega, quedó tercero el torneo anterior y es el campeón vigente de Europa. Y cierra la zona Karpatalya, -que ingresó en lugar de Felvidek que no pudo viajar- una región conformada por la minoría húngara de Ucrania.
En el Grupo A está el combinado “local”, los somalíes de Barawe junto a Ellan Vannin, representante de la Isla de Man y subcampeón en 2014. Completan el cuarteto Tamil Eelam, un seleccionado de la colectividad Tamil de Sri Lanka que durante años luchó por su independencia y Cascadia, una región del oeste de EE.UU. y Canadá que lucha por ser reconocida como una identidad territorial específica aunque sin reclamar la independencia. Sus jugadores son nativos de los Estados estadounidenses de Oregón y Washington y la provincia canadiense de Columbia Británica.
La Zona C muestra a la siempre poderosa selección de Padania, líder indiscutida de la antigua VIVA World Cup y que obtuvo el cuarto lugar en la ConIFA 2016. Además integrará el grupo Tuvalu, único Estado independiente que participa, ya que está afiliado a la Confederación de Fútbol de Oceanía pero no a la FIFA. Los otros equipos son País Szekely (minoría húngara de Transilvania, Rumania) y Matabelelandia, una región que incluye a dos provincias del oeste de Zimbabwe.
Finalmente el Grupo D cuenta con los Coreanos Unidos en Japón, que tienen una particularidad: su equipo lo compone la comunidad coreana japonesa que tiene un estatus especial y mantiene sus tradiciones, lenguaje y cultura dentro de la isla. Entre ellos hay un ex mundialista, se trata de An Yong-Hak que jugó para la selección norcoreana en Sudáfrica 2010 y ahora estará en la ConIFA 2018.
Además está el combinado de Cabilia, representante de los bereberes del norte de Argelia; Armenia Occidental (Turquía); y Panjab conformado por la diáspora punjabi, originaria de la zona que hoy componen Afganistán, Pakistán y la India.
Todo el torneo se podrá ver online a través de la web de mycujoo, excepto los partidos del Norte de Chipre que serán transmitidos en exclusiva por Euro Genc TV.
WATCH: Watch Szekely Land take the lead against Matabeleland from the penalty spot from among the home fans #WFC2018 pic.twitter.com/htu17fT1QE
— CONIFA (@CONIFAOfficial) 2 de junio de 2018
Los que no llegaron
Si bien hay varias regiones, países o cuasi Estados poco conocidos, la ConIFA nuclea también territorios que tienen una historia mucho más reconocida a nivel mundial pero sin embargo no llegaron a esta copa.
Uno de los casos es el del mencionado Kurdistán, repartido entre Turquía, Siria, Irak e Irán. También Sahara Occidental, ocupado por Marruecos desde 1975 y que, a diferencia de Palestina (incluida desde 1998), no cuenta con el respaldo de la FIFA.
Vale mencionar al Pueblo Gitano que se debió retirar de la competencia de 2016 por problemas con los pasaportes. O las regiones rusoparlantes de Ucrania, Lugansk y Donetsk, que proclamaron su autonomía en 2014 tras el golpe de Estado pro-europeo en el país de Europa oriental. Lo mismo para Somalilandia, declarada independiente de Somalía desde 1991 y Darfur, en guerra hace años con el gobierno central de Sudán.
El salto
Aunque esta competencia tiene un carácter objetivamente contestatario, sus participantes -o muchos de ellos- no reniegan de la FIFA y esperan algún día poder competir como Estados independientes o aunque sea reconocidos en el máximo nivel del fútbol mundial. De hecho la vieja NF Board señalaba en su página web que buscaba “complementar” a la entidad madre del fútbol mundial, cumpliendo la función de “sala de espera”.
Hasta el momento existe un único caso de estas características: Gibraltar. En 2013 el peñón se convirtió en la primera selección proveniente de la NF-Board en lograr afiliarse a la FIFA. Luego de apelar al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), logró ser aceptado en la UEFA y por consiguiente a nivel mundial.
La única condición: no jugar nunca contra España, país que reclama su soberanía sobre el territorio actualmente controlado por el Reino Unido.
*Santiago Mayor para Notas