Haití y el valor de un logro
¿Cómo pudieron las mujeres haitianas querer jugar al fútbol cuando sus casas habían sido plegadas como origami no logrado, habiendo perdido familiares y amigos y cuando a ninguna otra persona en su país le interesaba su juego? Si a nosotras nos parece difícil acceder al fútbol profesional, imaginen las posibilidades en uno de los países con menos recursos del mundo, en el que los fenómenos climáticos, dios, la pobreza y los hombres ya tienen planes para las mujeres antes de que nazcan. Pero el golazo de Sherly Jeudy a Canadá hizo historia y Haití clasificó por primera vez al Mundial Sub-20 de Francia 2018.
Por Noelia Pistoia para La tinta
La mayoría de las butacas del estadio Ato Boldon estaban vacías, pero cuando Sherly Jeudy metió un golazo en el minuto 18 del primer tiempo, el lugar se vino abajo por los gritos y las lágrimas. Así, la escena parece salida de un cuento fantástico. Con ese punto, la selección haitiana aseguraba su lugar en la en la Copa Mundial Femenina sub-20 y dejaba afuera a Canadá.
Entre ellas no hizo falta decirlo en voz alta, sino que cerraron los ojos un segundo para dedicarle el triunfo a la selección nacional de Haití. Si a nosotras nos parece difícil acceder al fútbol profesional, imaginen las posibilidades en uno de los países con menos recursos, en el que los fenómenos climáticos, dios, la pobreza y los hombres ya tienen planes para las mujeres antes de que nazcan. Cuando la selección nacional femenina de Haití comenzó a entrenar para el Mundial de Fútbol que en el 2015 se realizó en Canadá, su sueño era simplemente clasificar, ser la primera nación caribeña en estar adentro y como para esa edición se había ampliado el número de equipos participantes, que pasó de 16 a 24, se permitieron soñar. Las favoritas mundiales eran las estadounidenses, que tenían su lugar asegurado como el país anfitrión, Canadá. El barro estaba en el Caribe, en donde Guatemala, Costa Rica, Jamaica, Haití y Trinidad y Tobago luchaban por alcanzar el mismo hito. Entre todas las islas se podía sentir la energía que emanaba el fuego de la pasión.
El caso de Haití, sin embargo, era particular. A las 16:53 del 12 de marzo de 2010 un terremoto destruyó gran parte de la capital de Haití, Puerto Príncipe. Su magnitud sólo se puede asimilar a un terremoto registrado en 1770. Los estadios de fútbol fueron destrozados o habitados por refugiados sin techo y apenas se veía el césped de tanta carpa. Así vivió, por ejemplo, la mediocampista de la selección haitiana los dos años previos a ser convocada para cumplir el sueño caribeño. Utilizar el agua potable de las donaciones para el entrenamiento del equipo resultaba irracional. Borkowski, el director técnico, sabía que su equipo era débil no solo tácticamente, si no también física y mentalmente. Imaginemos por un segundo el nivel de vida de Messi, Neymar o Cristiano Ronaldo; la cantidad de tiempo destinada al confort de estos jugadores y al cuidado de su cuerpo, la comodidad de sus casas, los recursos destinados para su entrenamiento. ¿Cómo pudieron las mujeres haitianas querer jugar al fútbol cuando sus casas habían sido plegadas como origami no logrado, habiendo perdido familiares y amigos y cuando a ninguna otra persona en su país le interesaba su juego?
Tal vez, esas razones sean la respuesta, o porque sabían que por su edad y realidad, esa era la única posibilidad de demostrar que sus destinos no están marcados. Sin salario para ellas ni para el cuerpo técnico, buscando como nómades un lugar para entrenar, las fotos las muestran a todas juntas viviendo en un departamento completamente despojado de comodidades. La diáspora haitiana no logró cumplir su sueño, Costa Rica fue la primera nación caribeña en clasificar para un mundial de fútbol femenino.
Haiti 1 – 0 Canada Highlights | @CanadaSoccerEN @fhfhaiti @GatoradeTT #CU20W pic.twitter.com/LA8tT0T94U
— Concacaf (@Concacaf) 28 de enero de 2018
El gol de Sherly Jeudy seguramente no cerró la herida de las jugadoras de la selección nacional, pero ojalá las haya ayudado a comprender que el principio de la historia no se escribe con éxitos solamente y que el valor de un logro no se mide por el orden de llegada. Por eso hoy escribimos sobre ellas y nos preguntamos: ¿dónde y cómo mirarán a la selección sub-20 jugar el mundial de Francia este año?
*Por Noelia Pistoia para La tinta / Taller de escritura y lectura sobre fútbol “La música de los domingos”