¿Sobrevivirá Cuba al final de la era Castro?

¿Sobrevivirá Cuba al final de la era Castro?
19 abril, 2018 por Redacción La tinta

Hoy, 19 de abril se eligió a un nuevo presidente en Cuba. La generación histórica cede entonces el sitio a una nueva joven guardia. ¿Debemos viajar a Cuba antes de que todo cambie? El especialista en Cuba Marc Vandepitte ofrece un panorama y una mirada retrospectiva de lo que pronto serán sesenta años de Revolución.

Por Marc Vandepitte para Rebelión

Hace casi sesenta años Fidel y Raúl Castro hacían historia derrotando con unos cuantos centenares de rebeldes al ejército del dictador Batista, en aquel momento el mejor equipado de toda América Latina. Tras expulsar a los yanquis de su isla lograron construir a las puertas de Estados Unidos una sociedad socialista. Contra todo pronóstico, iban a resistir frente a las agresiones tanto militares como económicas y diplomáticas de la primera superpotencia del mundo. La Revolución cubana hizo tabula rasa de la teoría pesimista según la cual era imposible una reorientación progresiva en el “patio trasero” del Tío Sam.

Los cubanos han resistido al embargo económico más largo de la historia de la humanidad. En treinta años han perdido hasta dos veces a sus principales socios económicos. Este golpe habría resultado fatal para la mayoría de los sistemas económicos, pero sobrevivieron incluso a esta prueba sin explosiones sociales. En 1961 todavía infligieron una humillante derrota al imperialismo estadounidense en la Bahía de Cochinos. Ningún país de América Latina ha humillado tanto a la Casa Blanca. Un cuarto de siglo después los soldados cubanos, a quienes Angola había pedido ayuda, daban (a miles de kilómetros de sus fronteras) el golpe de gracia al ejército de apartheid, a pesar de que estaba mucho mejor equipado. Así fue como una pequeña isla insignificante participó en la liberación de Mandela y en la historia de África.


Debido a su pasado colonial, al embargo económico, a la falta de riquezas naturales importantes y a la caída de la Unión Soviética el país siguió siendo un país del tercer mundo en el plano económico. A pesar de ello, lograron alcanzar uno de los mejores niveles social, intelectual y cultural del mundo. A escala mundial Cuba envía, ella sola, más médicos que la Organización Mundial de la Salud. Cuba es, además, el único país del mundo que logra combinar un desarrollo social importante con un impacto ecológico débil.


Junto con Venezuela, Cuba ha sido el motor de la integración de los países de América Latina (ALBA, CELAC, UNASUR)(1), a costa del dominio de Washington en la región.

Debido tanto a los logros sociales conseguidos en el país como al papel desempeñado en el extranjero los responsables cubanos gozan de un prestigio particular en los países del Sur. En dos ocasiones, de 1979 a 1983 y de 2006 a 2009, la pequeña Cuba pudo asumir la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (MPNA), un movimiento que reúne a dos tercios de todos los países del mundo.

En 2014 Raúl Castro presidió la segunda cumbre de CELAC. Se desplazaron a La Habana 30 de los 33 jefes de Estado de los países de América Latina para asistir a esta reunión.

Un dúo indisociable

La historia nos enseña que en la primera fase de un proceso revolucionario desempeñan un papel importante unas figuras fuertes y carismáticas. Ese fue, sin duda, el caso de Fidel, figura imponente dotada de una personalidad particularmente fuerte y de un poder de convicción magnético. Era un visionario dotado de elocuencia y de la capacidad de anticiparse a los desacuerdos. Tenía el don de entusiasmar a la población en circunstancias difíciles, además de ser un excelente “mánager” en tiempos de crisis (2).

Fidel era sin lugar a dudas el número uno. En su condición de motor del proceso revolucionario estaba siempre en el centro de atención. También fue objeto de cientos de intentos de asesinato. Se han escrito decenas de biografías del Comandante en Jefe. Pronunció cientos de discursos y concedió entrevistas regularmente. Hay un fuerte contraste con Raúl. Hasta la grave enfermedad de Fidel en 2006 Raúl aparecía raramente en primer plano, lo que, además, no le agradaba. Por esa razón a menudo se ha subestimado el papel que desempeñó en la Revolución cubana.

Ambos hermanos eran las dos partes de un dúo indisociable. Se completaban perfectamente y se reforzaban mutuamente. Fidel era el visionario y quien preparaba los hitos importantes, mientras que Raúl representa la parte más práctica del dúo, con mucho sentido común y talento de organizador. La situación se resumiría afirmando que Fidel era el arquitecto y Raúl el emprendedor.

El factor Raúl

El talento de organizador y las cualidades de líder de Raúl aparecen en el momento de la lucha de guerrilla. A principios de 1958, con apenas 26 años, Raúl es nombrado comandante del segundo frente. Va acumulando éxitos militares y controla con bastante rapidez un territorio un poco más pequeño que Flandes. Crea toda una administración paralela en la que se incluyen escuelas y pequeños centros hospitalarios. Organiza a los campesinos, celebra un Congreso Campesino y lleva a cabo una reforma agrícola en todo el territorio liberado. Se acondicionan las carreteras y las comunicaciones telefónicas, e incluso se crea una pequeña fuerza aérea que consta en total de 13 aviones pequeños.

En octubre de 1959 Raúl está al frente de las Fuerzas Armadas Cubanas y permanecerá en ese puesto hasta el momento de su elección como presidente en 2006, lo que le convierte en el ministro de Defensa que más tiempo ha permanecido en el cargo. En determinados momentos su papel como comandante de las fuerzas armadas o como dirigente del gobierno será crucial para la supervivencia de la Revolución.

Comandante de las Fuerzas Armadas

La supervivencia de la incipiente Revolución dependerá de la capacidad de resistir a una intervención militar de Estados Unidos. Durante los primeros meses el nuevo ejército cubano no se parece a nada. Gran parte del material es inutilizable o insuficiente y gran parte de los oficiales ha abandonado el país y se ha marchado a Estados Unidos. El tiempo apremia.

En marzo de 1960 un atentado contra un barco cargado de munición en el puerto de La Habana causa más de cien muertos. Dos meses después las multinacionales estadounidenses se niegan a seguir refinando el petróleo. Queda claro que una intervención militar proveniente de Estados Unidos no es sino cuestión de meses.

En junio de 1960 Raúl viaja a Praga y a Moscú para obtener equipamiento y municiones suficientes para poder contrarrestar esta invasión. Decenas de pilotos siguen un entrenamiento acelerado y secreto en Checoslovaquia. En Cuba se organizan programas de adiestramiento intensivos, 25.000 soldados y cientos de miles de civiles reciben una formación de combate elemental. Agentes secretos cubanos se infiltran en el ejército de mercenarios que se prepara en Estados Unidos. En la propia Cuba se desenmascara y se detiene a diversos grupos contrarrevolucionarios que planean secretamente apoyar la invasión. Todas estas disposiciones hacen que la invasión que empieza el 17 de abril de 1961 sea aplastada en menos de 72 horas.

Es una derrota histórica para Estados Unidos, en su propio patio trasero.

Sin embargo, no se descarta la amenaza. Cuba no pertenece al Pacto de Varsovia, lo que significa que después de la crisis de los misiles de 1962 (3), el país solo podrá contar con sus propias fuerzas en caso de una intervención en el futuro. En unos años Raúl crea un nuevo ejército con tropas bien adiestradas y material de alta tecnología. A principios de la década de 1970 la fuerza aérea, las tropas blindadas y las unidades de defensa aérea son de las mejores de América Latina. Mientras el ejército soviético se empantana en Afganistán el ejército cubano obtiene algunas victorias asombrosas en tierras lejanas como, por ejemplo, contra el ejército del apartheid, a pesar de que este último es mucho más fuerte.

Además de las tropas del ejército regular se crea un verdadero ejército popular. Así, en el plazo de 24 horas se puede movilizar a dos millones de cubanos. Al igual que en Vietnam las tropas invasoras podrían verse atrapadas en un avispero, llevadas a trampas, pozos, minas, túneles, etc. Para “conquistar” la isla el Pentágono debería enviar millones de soldados y, por supuesto, pagar un fuerte precio en términos de pérdidas. Esto hace que la pequeña isla sea, por así decirlo, invencible de facto. En ese sentido, para las generaciones actuales y futuras tanto Cuba como Vietnam son un ejemplo de éxito contra la política agresiva de Estados Unidos.

Tras la caída de la Unión Soviética en 1991 y el endurecimiento del embargo la economía de Cuba se desmorona totalmente. Las condiciones de vida se deterioran extremadamente y el hambre acecha. La mayoría de los observadores predicen el rápido final de la Revolución. Se engañan. Para salir de la crisis se deben tomar medidas radicales y el ejército es quien desempeña aquí el papel de locomotora. Se reducen y se reforman profundamente las propias tropas. Los militares serán los primeros en experimentar tanto las nuevas técnicas de gestión como unas estrategias de producción más flexibles y eficientes. El ejército no solo se vuelve autosuficiente sino que en el futuro va a ejercer cada vez más actividades económicas, entre otros ámbitos en el turismo y la agricultura. Los excedentes de la producción alimentaria se llevan a los mercados agrícolas para hacer bajar los precios.

Ya en 1996 un tercio de lo que produce el ejército se podrá entregar a la economía civil. Este enfoque sirve de modelo para el resto de la economía y será decisivo para lograr sobrevivir sin demasiados daños a este periodo denominado “Periodo Especial”.

Hombre de Estado

En estas circunstancias difíciles tanto el aparato de Estado como el Partido Comunista necesitan una remodelación seria. Raúl se pone manos a la obra. Junto con los cuadros superiores del país organiza en 1994 una serie de conferencias cuyo objetivo es discutir acerca de la crisis y buscar nuevas salidas. Exige que tanto los líderes del gobierno como los del partido fortalezcan sus vínculos con la población para dar prioridad a la búsqueda de soluciones concernientes a las necesidades vitales de los ciudadanos ordinarios. Se despide a una cantidad importante de cuadros dirigentes y son sustituidos esencialmente por personas más jóvenes.

En verano de aquel año la crisis llega a su culmen. Las condiciones de vida se vuelven precarias y el salario mensual en el mercado negro apenas llega a un dólar y medio. Sobre todo en La Habana la situación se vuelve crítica. Raúl es nombrado al frente de una comisión que debe abordar los problemas más agudos en la capital. La comisión mejora el aprovisionamiento de comida y los servicios para la población, de modo que disminuyen las tensiones y no se llega a situaciones de lucha por la comida y de saqueos generalizados.

La crisis económica deja profundas secuelas. El poder adquisitivo ha disminuido considerablemente y se crea un abismo entre dos grupos de cubanos: quienes deben arreglárselas con un salario en pesos y quienes tienen familiares en el extranjero o trabajan en un sector pagado en CUC, una moneda cuyo valor es mucho más elevado que el del peso (4). Desde hacía prácticamente veinte años no se había invertido prácticamente nada en la economía. Estos problemas y desafíos se deben abordar desde el punto de vista estructural o, en otras palabras, el modelo económico necesita un lifting.

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Desde 2003 también a este nivel se pueden apreciar unos reajustes prudentes. Pero en agosto de 2006 Fidel cae gravemente enfermo. Raúl se convierte en presidente suplente hasta enero de 2008, cuando Fidel se retira y Raúl es elegido presidente. Retoma el hilo de las reformas económicas y acelera la velocidad. Crea una comisión económica en el seno del Comité Central con la tarea de preparar una reactualización de la economía centrada en las carencias del sistema. A lo largo de dos años se consulta a la población para hacer emerger las líneas directrices, los lineamientos, que a continuación se discutirán y enmendarán en el sexto congreso del Partido que tendrá lugar en 2011. Raúl quiere que se reactualice la economía antes de pasar el relevo a la generación joven.

El congreso lanza toda una batería de medidas. Las más evidentes conciernen a la supresión de medio millón de empleos en el sector público y al fuerte desarrollo de un sistema de trabajo a título privado. Aunque las medidas no producen el efecto de un gran salto adelante, los resultados están lejos de ser malos en el contexto de un embargo.

Desde 2006 Cuba ha registrado una tasa media de crecimiento anual del 3,6 %, frente al 2,7 % del resto de América Latina.

Con todo, el país se sigue enfrentando a unos graves desafíos económicos, como la falta de divisas extranjeras, unas herramientas de producción y unas infraestructuras anticuadas, una productividad demasiado baja, fuertes importaciones de productos alimentarios, la persistencia de la doble moneda…

Al margen de la economía, también el funcionamiento del partido exige una necesaria revisión del sistema. En 2012 el Partido Comunista celebraba una primera Conferencia Nacional. Raúl es perspicaz en lo que concierne a sus compañeros de partido y critica los métodos de trabajo anticuados, el formalismo, la jerga arcaica del partido y la multiplicación de reuniones de partido que ya no son acordes con la realidad de los problemas de la vida diaria. Advierte contra una corrupción muy extendida, que considera uno de los principales enemigos de la Revolución, más peligroso incluso que la posibilidad de injerencias extranjeras.

Raúl trabaja muy intensamente en la búsqueda de un acercamiento a su enemigo jurado, Estados Unidos. Esté acercamiento se hará a finales de 2014 con el establecimiento de relaciones diplomáticas y un intercambio de prisioneros. El deshielo de las relaciones entre ambos países lleva a la visita histórica de Obama a Cuba.

El reto

Durante su reelección a la presidencia en 2013 Raúl había anunciado que solo cumpliría dos mandatos y que pasaría el relevo en 2018. Este momento ha llegado.


El contexto en el que tiene lugar este relevo de generaciones no es de los más favorables. Con Trump en la Casa Blanca las relaciones son tensas. Ya no queda nada de los prudentes avances registrados con Obama. En América Latina la ola de izquierda está en retroceso. Además, ha disminuido sensiblemente el apoyo económico de Venezuela debido tanto a la caída de los precios del petróleo como a la crisis interna que conoce el país. A todo esto hay que añadir el factor climatológico. Los periodos de sequía y los huracanes son cada vez más frecuentes.


Pero también hay acontecimientos positivos. Las relaciones con Rusia, China y la Unión Europea son mejores que nunca.

El país se enfrenta a grandes retos. La importancia de los acontecimientos sociales y económicos ha provocado fuertes expectativas en la población, pero todavía faltan las verdaderas bases, lo que provoca frustración. El turismo lo acentúa todavía más. En efecto, un turista parece poder permitirse todo, aunque no esté necesariamente más o mejor formado. Y esto está estrechamente relacionado con otro fenómeno: tras el colapso monetario en 1991 un salario ya no representa gran cosa. Por consiguiente, desaparece la relación entre el trabajo el salario y el poder adquisitivo. Evidentemente, esta situación es muy perjudicial tanto para la motivación en el trabajo como para la productividad. También genera corrupción y descontento, ya que la única respuesta a estos dos retos es una aceleración del proceso de crecimiento de la economía, lo que es más fácil de decir que de hacer. También aquí el contexto exterior es determinante. ¿Buscará Trump la confrontación o se limitará a tuitear? ¿Cómo evolucionará la situación en Venezuela y en América Latina? ¿Cómo van a evolucionar las relaciones económicas con China, Rusia y Europa? De todo esto también dependerá el éxito del vasto nuevo puerto cerca de La Habana.

En el ámbito político el reto mayor era el rejuvenecimiento de la dirección del partido. Este rejuvenecimiento no se hizo tan fácilmente e incluso se hizo esperar. No obstante, en los últimos años asistimos a un verdadero relevo de la generación histórica. La media de edad en el parlamento es de 48 años y más de un 60 % de los miembros del Consejo de Estado (5) ha nacido después de la Revolución.

¿Ir a Cuba por última vez?

Miguel Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 58 años, se ha convertido en el nuevo presidente de Cuba. Durante unos años fue profesor en la universidad de Santa Clara y su carrera política empezó hace más de treinta años en las juventudes comunistas (UJC). Elegido en 1991 miembro del Comité Central del partido, en 1994 se convertirá en presidente del partido por la provincia de Villa Clara y en 2003 por la provincia de Holguín.

Ese año fue elegido miembro del Buró Político del PCC, el miembro más joven de la historia. En 2009 Díaz-Canel es nombrado ministro de Educación Superior. En 2012 se convierte en vicepresidente del Consejo de Ministros y en 2013 en primer vicepresidente del Consejo de Estado, esto es, el número dos del gobierno.


¿Debemos esperar cambios fundamentales de dirección bajo Díaz-Canel? En otras palabras, ¿hay que visitar Cuba por última vez antes de que todo cambie? Evidentemente, no tenemos una bola de cristal pero la posibilidad de que esto ocurra es verdaderamente baja. El pasado nos enseña que la sociedad cubana se caracteriza por una estabilidad y una continuidad sorprendentes, incluso en condiciones particularmente difíciles como las de la década de 1990.


Y ello por diferentes razones. Ante todo, a lo largo de los últimos sesenta años el poder político se ha mostrado extremadamente fiel a sus fundamentos. El socialismo era y sigue siendo un valor importante. Si es necesario hacer reformas (y es evidente que lo sigue siendo) se harán con prudencia y sin precipitación superflua. Además de eso, la toma de decisión es colectiva y la dirección tomada no depende del temperamento o de las preferencias políticas del número uno. Ya era el caso en tiempos de Fidel y de Raúl y hoy no será diferente. Por último, todos los cambios importantes se presentan claramente a la población. Si no tiene un apoyo suficientemente importante, no hay cambio.

Esto es lo que contribuye a prevenir cualquier cambio de dirección inesperado o imprevisible.

Así pues, no es necesario que se precipite a ir a Cuba antes de que todo cambie, lo que no quita que sea un destino maravilloso de vacaciones.

*Por Marc Vandepitte para Rebelión / Traducido por por Beatriz Morales Bastos.


Notas:

(1) El ALBA es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Esta relación de colaboración se estableció en 2004 con el fin de ofrecer una alternativa al ALCA, el tratado de libre comercio que Estados Unidos quería imponer a América Latina. Cuba y Venezuela fueron sus primeros miembros, seguidos de Bolivia, Nicaragua, la República Dominicana, Ecuador y otros países.

A iniciativa de Hugo Chávez, en diciembre de 2011 se creó la CELAC, una comunidad de Estados de América Latina y del Caribe. Por primera vez en la historia se creó un órgano regional de toda la región de América Latina (incluido el Caribe) sin Estados Unidos y Canadá.

Basándose en el modelo de la Unión Europea en 2007 se constituyó UNASUR, Unión de las Naciones Suramericanas. Independientemente de un parlamento, también se creó un banco, el Banco del Sur, que debe suponer una alternativa al FMI.

(2) Para una corta biografía y más detalles respecto al papel desempeñado por Fidel Castro en la Revolución cubana, véase http://www.dewereldmorgen.be/long-read/2016/11/26/fidel-castro-1926-2016-de-geschiedenis-zal-me-vrijspreken https://www.cubanismo.be/nl/artikels/interview-met-marc-vandepitte-over-fidel-en-zijn-nalatenschap-longread .

(3) A principios de 1962 la tensión es palpable. En enero Cuba es expulsada de la Organización de los Estados Americanos, a instancias de Washington. El 3 de enero Washington anuncia un embargo total. Estos hechos se consideran preparatorios de un ataque en toda regla. Fidel Castro busca el apoyo de la Unión Soviética para rechazar una invasión militar y trabaja para crear un pacto militar. [El dirigente soviético Nikita] Jrushchov elige, en cambio, instalar misiles nucleares. El gobierno cubano acepta de mala gana, pero Estados Unidos se entera. En octubre de 1962 el mundo está al borde de un conflicto nuclear mundial. Finalmente Moscú retirará los misiles (sin consultarlo con Cuba) y se evitará la crisis.

(4) Debido a la crisis económica de la década de 1990 se había desmoronado el valor de la moneda local. Para proteger el mercado interior, obtener el máximo rendimiento del turismo y recuperar un impacto en el flujo de divisas (provenientes del envío de divisas por parte de los miembros de la familia exiliados en el extranjero) se introduce además del peso una nueva moneda, el CUC, que tiene aproximadamente el valor del dólar. Al principio estaba destinada esencialmente al circuito turístico. Posteriormente también se vendieron en CUC muchos productos de lujo y de otro tipo. Este doble sistema monetario es la expresión del abismo que surgió entre los cubanos que disponían de divisas porque tenían familiares en el extranjero o porque trabajaban en el sector turístico y los cubanos que tenían que arreglárselas únicamente con un salario en pesos (y que se calcula que era entre el 30 % y el 40 % de la población). Las autoridades cubanas querían salir de esta situación lo antes posible, aunque parece que se dice más rápido que se hace.

(5) El Consejo de Estado es el órgano ejecutivo más poderoso de Cuba. Se puede considerar que es EL gobierno. Sus miembros son elegidos por el parlamento nacional. A la cabeza del Consejo de Estado está el presidente.

Palabras claves: Cuba, Fidel Castro, Miguel Díaz-Canel, Raúl Castro

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