Germinó la revuelta

Germinó la revuelta
18 abril, 2018 por Redacción La tinta

La revuelta necesita de todo, diarios y libros, armas y explosivos, reflexiones y blasfemias, venenos, puñales e incendios.
El único problema interesante es cómo mezclarlos.

(…)

Por un lado está lo existente, con sus costumbres y sus certezas. Y de certezas, este veneno social, se muere.
Por el otro lado está la insurrección, lo desconocido que interrumpe en la vida de todxs. El posible inicio de una práctica exagerada de la libertad.

Anónimo, “Ai ferri corti”

 

Por Gato Negro

La solidaridad no se mendigaba. Se ejercía con la misma intensidad tanto con compañerxs de lucha como con compañerxs desconocidxs. Limones, piedras, agua y diferentes elementos para hacerle frente a la represión se repartían entre los presentes. Las bases estuvieron, y estarán. Las cúpulas no brillaron ni brillarán jamás. La plaza grita: “El pueblo unido, jamás será vencido” mientras se expulsa a los mercenarios uniformados. La plaza exige: “Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo”. Una compañera vocifera “muerte al Estado, que viva la Anarquía”, otro compañero sentencia que “esto es poesía” y estrechamos nuestros cuerpos llenos de rabia en un abrazo fraterno. Rabia que se contagia, rabia inmersa en el caos que crece a cada instante. Se organizan barricadas, se organiza la rabia. Acción directa y solidaridad: Anarquía.


¿Algún día el buen ciudadano tratará de comprender el por qué de esos actos? ¿Intentará hacer el ejercicio intelectual de cuestionarse cuál es la causa de esas acciones? ¿Algún día cuestionará y desnaturalizará la realidad en la que vivimos? ¿Algún día sentirá?


Sin dudas es una tarea ardua para quienes recopilan “información” de los medios hegemónicos del Capital. Estos criminalizarán la espontaneidad de los hechos insurreccionales, situarán su lupa mediática y su martillo de juez fascista sobre la violencia del pueblo, sobre las piedras y los destrozos, e ignorarán la violencia del aparato represivo del Estado. Ignorarán el disfrute de la represión de los uniformados hacia los jubilados, hacia gente que no formaba parte de la manifestación y hacia un pibe que fue baleado y pisoteado por un policía del Grupo de Operaciones Motorizadas. La represión no dejó un muerto de casualidad. Gases lacrimógenos lanzados al medio de la gente desde terrazas produjeron avalanchas, caídas y asfixias. Además de la violencia del aparato represivo, quizás la más visible, también se ignorará la violencia cotidiana del Estado que, en este caso, a través de su aparato legal, ajusta a uno de los sectores más vulnerables:

«En la actualidad el haber mínimo es de $7.246. En el primer caso, el aumento sería de unos $870, a $8.116. Pero con el nuevo esquema, sería de $413, a $7.659. Con la fórmula hoy vigente (que también es miserable), en marzo de 2018 se debería otorgar un aumento cercano a 14% (actualización semestral de julio-diciembre). Pero de aplicarse el cambio en el cálculo según la iniciativa oficial, el aumento sería de 5,7% «(Infobae).

Compañerxs de medios alternativos expresaban el deleite de presenciar una revuelta popular inusitada para nuestro territorio. Una resistencia callejera similar a la que vemos en países del “primer mundo” como Francia o Grecia, o en nuestro país vecino Chile:

«Hacerlos retroceder durante toda la tarde hasta su propia desesperación, cambiarles esa sonrisa siniestra de la semana en muecas de preocupación ante cada arremetida rebelde, suple cualquier balazo de goma, todo el gas tragado y las piernas agotadas de tanto resistir. Santiago y Rafa, presentes en nuestro ceño fruncido…»

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Sí estuvieron presentes Santiago y Rafael, pero las acciones realizadas no son solo por ellos dos. Sino que también son para demostrar que se puede cuestionar desde la acción al monopolio legítimo de la fuerza represiva estatal. Que somos capaces de hacerlos retroceder, que somos muchos más y que la miseria humana que se escuda bajo uniformes execrables también es capaz de sentir miedo e inseguridad. No son nada más que temerosos parásitos represores subsidiados por el Estado. Su vocación es cuidar los intereses de las lacras sociales que promueven ajustes en detrimento del pueblo, su vocación es ser miserables.

La ley, el orden y la democracia

Un “periodista” de Infobae comienza su lamentable nota “¿Nace la nueva guerrilla urbana?” con una cita de la Constitución Nacional, artículo 22. 1853 y 1994: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”. Utiliza esta cita a favor de su discurso sin ver que la misma le está imponiendo ser un subordinado, un oprimido. ¿No le gustaría a este “periodista” decidir y deliberar por sí mismo en beneficio de la sociedad en su conjunto? Por otra parte, la “reunión de personas que se atribuye los derechos del pueblo” es precisamente la parasitaria casta política que se turna para administrar y saquear los bienes de la población.

Postulados inverosímiles como los del fiscal Germán Moldes nos recuerdan al discurso conservador y fascista de la década del 20 o del 30. Su oratoria parece extraída de la de un miembro de la Liga Patriótica Argentina, aquella violenta organización paramilitar de ultraderecha utilizada por la democracia de Yrigoyen:

«Esta caravana delictiva que pretenden vendernos como una simple marcha para oponerse a ideas o decisiones políticas es ni más ni menos que lo que ya demasiadas veces vimos, una hueste violenta y peligrosa de sujetos pendencieros y agresivos organizados, encapuchados y blandiendo armas caseras o palos que se desplazan a voluntad por zonas aledañas a edificios públicos emblemáticos, agrediendo a todo lo que se les oponga, especialmente si se trata de agentes de las fuerzas de seguridad».


El rancio discurso de defender ley, el orden y la democracia no se puede creer más, no se soporta más. El 14 y 18 de diciembre las inmediaciones del Congreso estuvieron militarizadas. Las políticas de este gobierno neoliberal solo cierran con la militarización del territorio. Macri no es la dictadura, Macri es la democracia: una forma de gobierno que mantiene los privilegios de las clases opresoras; una forma de gobierno en la que el pueblo no decide, ni se organiza, sino que delega la organización de la sociedad a castas políticas que hacen sus negociados con los dueños de la tierra.


Por otra parte, para mantener la desigualdad social se necesita de una aliada fundamental: la represión. Los nuevos datos recopilados por CORREPI nos sitúan en un escenario cada vez más hostil de la asesina democracia:

«5462 personas asesinadas por el aparato represivo del estado desde 1983. 725 corresponden al gobierno de Cambiemos. 725 asesinatos del estado en 721 días de gobierno. Cambiemos rompe records represivos. Un muerto cada 23hs. Caminar por el barrio o estar preso es la primera causa de muerte a manos del Estado. Para el Estado, ser joven y pobre es delito (y motivo de fusilamiento). 329 femicidios de uniforme desde 1992. El 20% del total de los femicidios son cometidos por miembros varones de las fuerzas de seguridad. Desde 1995 hay 73 asesinados por luchar».

La plaza y la calle son nuestras

A raíz de la desaparición seguida de muerte de nuestro compañero anarquista Santiago Maldonado se ha intentado estar a la altura de las circunstancias respondiendo a diferentes estructuras del Estado-Capital. Como hemos mencionado en números anteriores, el microfascismo que delata a todo aquello que no cuadre con la fulgurante manifestación del placebo democrático y con procesiones pacíficas proselitistas que se agendan en un horario estricto, ha estado presente sobre compañerxs que han intentado ir más allá de lo establecido por el Poder. La estigmatización no solo estuvo por parte de los medios hegemónicos de desinformación y por los funcionarios estatales, sino también por manifestantes y organizaciones progresistas o de izquierda.

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Foto: Pablo Piovano

Entre otros ejemplos, tenemos a militantes de izquierda custodiando la valla policial de la Catedral o a la “jefa” pidiendo que el buen ciudadano entregue a los encapuchados a la policía ya que eran “servicios” por gritar “anarquía”. La ex mandataria se ridiculiza y muestra su ignorancia al desconocer la ideología de la persona por la que se estaba manifestando.

¿Qué dirá ahora luego del 18 de diciembre todo esa parte de la militancia que se horrorizaba por alguna acción directa? ¿Seguirá pensando lo mismo? No somos ejemplo de nada. Solo queremos hacer un llamado a la reflexión sobre la condena a los hechos sucedidos en las manifestaciones por la desaparición y muerte de Santiago en manos del Estado. Celebramos la acción en conjunto con compañerxs de base que a pesar de las diferencias ideológicas o de tácticas nos mantuvimos firmes y resistimos el atropello violento de un parlamento que ajustó sobre los sectores más vulnerables. En la insurrección se respira solidaridad y fraternidad. Lo efectivo está en percibir el contagio de una rabia que no es difícil de expresar. Eso es a lo que apuntamos. Cualquiera es capaz de expresarla si se lo propone. Solo hay que sentir la injusticia de este sistema, sentir empatía por lxs desposeídxs, lxs desaparecidxs y lxs asesinadxs y contestar. Dentro de la derrota en lo legal, existió y existe una victoria simbólica y moral. La plaza y la calle fueron nuestras y lo volverán a ser. Ninguna valla, ninguna ley, ningún Congreso, ningún uniforme detendrán la Revuelta.

*Por Gato Negro

Palabras claves: anarquismo, diciembre, Reforma previsional

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