¿Todo sobre ruedas?

¿Todo sobre ruedas?
12 marzo, 2018 por Redacción La tinta

Avanzan las negociaciones para que la Fórmula 1 regrese a la Argentina en 2019 y permanezca en el calendario por cinco años. La llegada del máximo circo de la velocidad costará no menos de u$s 205 millones, que saldrán de las arcas del erario público.

Por Ernesto Rodríguez para Olímpicos Argentinos

Desde hace unas semanas se está ventilando discretamente desde los canales de comunicación de la Ciudad de Buenos Aires la posibilidad que la Fórmula 1 regrese al país en 2019, luego de que su última competencia oficial fuera hace casi dos décadas, en abril de 1998. “Estamos negociando con Liberty Media (el conglomerado que en 2016 le compró la Fórmula 1 al fondo de inversión CVC Capital Partners y eyectó al octogenario inglés Bernie Ecclestone) para convertirnos en promotores del Gran Premio en Argentina en 2019”, reconoció Arturo Rubinstein, presidente de la empresa de servicios financieros Blue Capital que maneja la productora Fénix Entertainment Group.

Justamente sería Fénix la cara visible de la organización general de la carrera en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez como apertura del Mundial 2019 o, a lo sumo, la segunda, después del GP de Australia. El plan B habla de ubicarlo en noviembre, cuando la F-1 llega a Sudamérica para el GP de Brasil. En cualquier caso, las obras deberían comenzar de inmediato y obligarían a cancelar toda la actividad de las categorías locales ya programada para 2018 en el Autódromo.

Las declaraciones de Rubinstein –un financista vinculado a Antonio y Aíto De la Rúa en empresas offshore con base en Bahamas– señalan confianza en las negociaciones que ya llevan más de un año. De hecho, el 16 de agosto último, Charlie Whiting (director de carreras de la F-1), pasó por Buenos Aires y estimó que podría utilizarse el actual circuito N° 12 del trazado porteño. El inglés estimó que el circuito podría tener un dibujo presentable si se hacía una completa repavimentación y se levantaban algunos muros de contención, obra que tardaría unos ocho meses. Esa faena fue evaluada por Rubinstein en u$s 30 millones para tener una sede que cumpla mínimamente con los parámetros de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). El financista aseveró a medios ingleses que la suma sería aportada por la administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta y cuyo vice, Diego Santilli, es un fierrero de ley que fogonea las actividades automovilísticas.


«El gobierno de la ciudad de Buenos Aires se ha comprometido a financiar los trabajos requeridos para obtener una mayor actualización del circuito de acuerdo con los estándares de F1 y FIA», dice Rubinstein. «Las obras para reparar y mejorar el circuito comenzarán tan pronto como firmemos el acuerdo para celebrar la carrera en Buenos Aires por un período de cinco años y la cantidad estimada está en el rango de los $ 30 millones. En opinión de un experto, los trabajos pueden finalizar seis meses después de que comiencen». (Independent / 21-2-2018)


¿Sólo eso costará traer al máximo circo motor a la Argentina? Liberty Media establece acuerdos a largo plazo con las ciudades sede, cobrándoles un derecho de realización que se va encareciendo levemente a medida que se avanza en el tiempo. Si bien las cifras son negociables, el piso de acuerdo se establece en un monto inicial de u$s 30 millones que, indexación mediante, ronda los u$s 175 millones por un lustro, cifra que pretende negociar Buenos Aires. Si bien las autoridades locales se han cuidado mucho de ventilar cifras, la información puede conseguirse al observar los gastos que se realizan en otros lares. Por caso, la Reina del Plata tendría que vérselas en la pulseada con plazas emergentes como Vietnam, que ofreció u$s 390 millones para que Ho Chi Minh City tenga una fecha durante una década desde 2019.

Ese costo por los derechos habitualmente no lo asumen los organizadores –ningún negocio podría ser redituable para un inversor privado con esos números– sino los gobiernos locales; de hecho, con excepción de la competencia en Mónaco, el resto de las actuales 21 fechas se sustentan con fondos públicos. La justificación usual para dispensar dineros públicos en un fin de semana de alta velocidad se justifica en el alto nivel de exposición global, pese a que la F-1 ha aceptado que han bajado su audiencia casi un 10% en el último año. Así las cosas, la administración de Cambiemos estaría de acuerdo con prodigar u$s 205 millones en cinco años sin ninguna compensación directa para sus ciudadanos más que publicidad planetaria sobre las virtudes de la capital argentina.

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Un dato permite entender el nivel de exceso del proyecto: la Subsecretaría de Deportes de la Ciudad, a cargo de Luis Lobo, dispondrá para sus actividades de 2018 unos u$s 17 millones. Si se suma lo que se estima que se gastará en deporte social y renovación en infraestructura deportiva, la cifra sube a u$s 40 millones. Prorrateando los gastos, es la misma cantidad que la Ciudad pretende gastar por cada fin de semana de alto octanaje hasta 2023. Por esto, es probable que el Estado nacional aporte una buena parte del presupuesto necesario.

Fénix debería hacerse cargo de los gastos de gestión de cada carrera, que entre personal, seguros y misceláneas, no baja de u$s 25 millones por año. Para recuperar lo gastado, Fénix sabe bien que no tendrá un dólar de lo que se genera por televisación, publicidad y derechos de imagen ya que eso es propiedad exclusiva de la F-1. La única entrada real de dinero para quien organiza la carrera es la venta de tickets.

Un circuito como el porteño ha albergado en los años de pasión de la F-1 (la década del 70 y las cuatro carreras en la época Menemista) no más de 70.000 espectadores. Aun pensando en un aforo ideal de 100.000 entradas vendidas, el precio promedio de los tickets debería ser de $ 5.000 para que las cuentas de la organización queden empatadas. Un poco de historia cercana puede ayudar a delinear el panorama: para la minoritaria Fórmula E –una categoría de autos ecológicos reconocida por FIA que maneja Alejandro Taric Agag, el yerno de José María Aznar, y que paseó entre 2015 y 2017 por las calles de Puerto Madero–, Fénix no pudo cubrir las expectativas de congregar a 25.000 espectadores por carrera para juntar los u$s 5 millones que le permitirían recuperar los costos. Fue el Estado porteño encabezado primero por un tal Mauricio Macri y luego por su sucesor Rodríguez Larreta, quien como un socio comprensivo contribuyó con publicidad adicional para que los números no quedaran en rojo. La historia amenaza repetirse, amplificada.

*Por Ernesto Rodríguez para Olímpicos Argentinos

Palabras claves: automovilismo, Formula 1, Horacio Rodríguez Larreta

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