Gustavo Pecoraro: “La vida es el aroma de las flores pero también el hedor de la mierda”

Gustavo Pecoraro: “La vida es el aroma de las flores pero también el hedor de la mierda”
23 marzo, 2018 por Redacción La tinta

Irreverente, amoroso y sin tapujos, Gustavo Pecoraro llega a Córdoba para presentar su último libro: “Amor Marica”. Antes, este autor de varios libros, co-guionista del documental “El puto inolvidable” -sobre la vida de Carlos Jáuregui- y activista por los derechos LGBTI desde 1984, nos cuenta cómo la poesía transparenta sus devenires. “Mi forma de escribir es desde el romanticismo del triunfo pero también desde el abandono, desde la decepción”.

Por Maximiliano Romero para La tinta

¿Qué hay de político en la narrativa de amor marica?

—En principio mi cuerpo, campo de batalla del amor, del desamor y del deseo. Un cuerpo maduro, gordo, seropositivo, aventurero. Un cuerpo cansado y que trata permanentemente de sostener una comunicación intergeneracional. Un cuerpo con errores que sintomatiza autocríticas y un cuerpo con aciertos que -confieso- siempre me son difíciles de aceptar, ya que soy una persona muy dura conmigo misma.

Luego está lo político de la desesperación de la escritura que derriba -o lo intenta- reglas o cualquier encasillamiento donde nos meten los demás. No lo político desde el panfleto, sino lo político a través de las herramientas, la poesía: metáforas, imágenes y emociones.

Mi forma de escribir es desde el romanticismo del triunfo, pero también desde el abandono, desde la decepción. Y desde ahí, la creación. Mi psicóloga dice que debo cortar con el romanticismo alemán y corporizar más mis emociones, y en este libro hay mucho de eso y de ahí esa dedicatoria que abre el poemario: «Estos poemas tienen destinatarios. Ellos lo saben. Incluso aquel que no reciba el mensaje». La vida es el aroma de las flores pero también el hedor de la mierda. Escribo con ambos.

¿Qué historias, proyectos y redes dan origen al libro?


—Aunque no lo creas -y no es por querer caer simpático- de los doce poemas que componen Amor marica, 10 están escritos a cordobeses (nativos o por opción como dicen los formularios), y dos a un rosarino.


Escribí enamorando y tocando ese cuerpo al que le pude leer los poemas. Escribí platónicamente, y escribí dolido y quebrado.

Mi idea inicial era publicarlo otra vez con Hipólita Ediciones, que habían editado mi anterior poemario: 12 poemas crudos, pero no pudo ser porque estaban tomándose un descanso del proyecto editorial. Entonces hablé y coordinamos con la gente de Ícara Poesía que es el sello de poesía de Oficios Terrestres, quienes finalmente armaron una hermosa edición. Con el aporte de las ilustraciones de Rubén Gauna que dan la idea de un libro de cuentos, incluso como cuentos infantiles por lo colorido de la tapa.

Amor marica ¿no se entrampa en el amor romántico y sus lógicas?

—No sé qué es «amor romántico» y que no es «amor romántico». Yo sé de mi deseo y lo que yo identifico como mi amor. ¿Es romántico? ¿no lo es? ¿para quién? Demasiado se bastardean la palabra amor con tanta tesis y proclamas.


Por suerte mi sentimiento es lo único que me importa cuando escribo. Y en Amor marica quiero sentar una idea de marica que no necesita ni ser originaria, ni usar glitter, ni pretender el poliamor, ni nada de esas cosas que me son tan ajenas por generación y mucho más por ininteligibles.


El otro día leí algo que me puso los pelos de punta, decía: «Las maricas no morimos, nos convertimos en glitter». No puedo creer que estemos llegando a ese extremo de la modernidad donde lo superfluo de la coyuntura nos lleve a olvidar el dolor de toda una generación de la que soy parte, donde nuestros novios, amantes y amigos se morían, y precisamente no se convertían en glitter.

En otro de mis libros escribí de lo intransferible de besar la frente fría de tu novio muerto de sida. Y leer estas cosas me produce una profunda tristeza. La modernidad se convierte en absurda cuando niega absolutamente el pasado. Me decepciona mucho.

Por eso, si mi poesía es o no «amor romántico» no es algo que ponga en consideración de nadie. Es lo que yo siento, duelo, disfruto. ¡Mirá si lo voy a poner en consideración de otra persona que ni siquiera sabe cómo huele mi cuerpo, o saben mis besos, o tocan mis dedos!

Mi Amor marica es simple y complejamente eso, un grito poético de dolor y de disfrute, sin muchas certezas, con miles de angustias, con infinidad de orgasmos, pero todo mío. Testimonio de una loca, si querés. Loca de amor, también. De lógicas, poco y nada.

Has publicado ya varios libros: poemas, textos políticos, editoriales y ensayos diversos ¿qué exploración particular haces en la poesía?

—La poesía me es necesaria. Me recorre. Escribo, analizo y editorializo sobre cuestiones de la realidad social, política y cultural, sobre el colectivo LGTBI y sobre la respuesta al VIH. Pero la poesía es casi el género que mejor me muestra. Yo, la Peco, soy así.

Ojalá, aquellos que piensan que tengo todas las respuestas me imaginen al borde del precipicio, como quedo tantas veces cuando eso del «amor romántico» me pega una patada en el culo y quedo sin aire, detenido en la melancolía más dolorosa. Pienso mucho en la muerte, escribo sobre la muerte. El amor es como morir. Creo que morir de amor no es sólo una frase en un poema.

¿Qué significado tiene la participación de A. Modarelli en tu libro?

—Bueno, es mi amigo hace tanto que indudablemente su presencia dota de veracidad al libro. No va a regalar un elogio si no lo siente, no va a ser condescendiente porque no es necesario serlo.

Él escribió en el prólogo: «(…) Pecoraro es insaciable, y en su catálogo caben monopatines y hortensias, hasta un arnés de cuero y ‘tu pija, tu culo, tus pezones’. Pero toda ‘metida’ se queda en promesa, en (pro)meter, porque en el abismo del culo no se inaugura ningún llenado. Insaciable, queda insaciado. Pero lo cierto es que, más allá de ese inicio exultante que abre el libro y promete lo que en definitiva no sucederá, el acto sexual en la era del sé libre como imperativo de autogestión subjetiva empresarial resulta incapaz de tejer un mundo en común con el otro, narrado en la comedia sexual de hoy como un objeto. Un objeto que no es alteridad sino reflejo. Toda una narsicística acompaña al sujeto actual en la sociedad del rendimiento. Del consumo de un cuerpo a la decepción por el amor frustrado. Todo un tránsito entre la cama y la puerta de salida, en que lo que queda, al darle la espalda a quien se fue, es lo igual, lo mismo, porque ninguno de los concursantes por el premio ha visto nunca mucho más allá de su propio interior desolado. Una vez, digo, será necesaria la Caída».

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Y ese concepto de «la Caída» que Alejandro esgrime, me ayuda a meditar mucho estos últimos tiempos donde mi vida se complica por múltiples factores donde la soledad y el paso del tiempo piden su protagonismo. Ya no soy el joven impetuoso de los 80′, ni el cuarentón recién vuelto a la Argentina luego de más de una década fuera del país. Ya cargo otras mochilas, Ale las conoce. Su pluma las transforma de pena a metáfora. Es muy maravillosa la experiencia de ese escaneo que es su prólogo.

Córdoba fue el escenario de la presentación de varios de tus libros, y también de la película «El puto inolvidable» de la que sos co-guionista, ¿se convirtió en tradición arrancar por Córdoba tus presentaciones?

—Me gusta Córdoba por su miel y su té del burro. Me gusta por mis afectos en esa ciudad. Me gusta tener tribu y que esa tribu me reciba. Me gusta su cañada y la tonada de la gente. Me gusta el Mercado Viejo.

Tuve varias relaciones sexo-afectivas de Córdoba. Adhiero a una frase de Moria Casán: «Los cordobeses son los mejores garchadores del mundo».

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Carlos Jáuregui y Gustavo Pecoraro

*Por Maximiliano Romero para La tinta.

Amor Marica se presentara en la librería Volcán Azul (Achával Rodríguez 244 loc.15) con una ronda de poesía a cargo de Maru Stern, Ezequiel Aguilera y Maxi Suarez. La presentación contará con la presencia de Gustavo Pecoraro, Alejandro Modarelli y Maximiliano Romero. Al cierre Checha Merchán interpretará unas canciones. El libro estará disponible para la venta. 

Palabras claves: Carlos Jáuregui, CHA, Gustavo Pecoraro, LGBT

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