«¿De dónde saco yo para pagar una cobertura?»

«¿De dónde saco yo para pagar una cobertura?»
9 febrero, 2018 por Redacción La tinta

Los tres hermanos Paredes han sido despedidos del ingenio Tabacal. El mayor, Carlos, añade a las penas de todo despedido, una infinitamente mayor: corre el riesgo de perder la cobertura social para su hija, que necesita de diálisis diarias y un trasplante de riñón.

Por Vove

Uno de los despedidos del ingenio Tabacal, en Hipólito Yrigoyen (Salta), tiene, además de las cargas que todos los despedidos comparten, una carga extra: su hija, de 15 años, tiene que ser sometida a una cirugía de trasplante de riñón. Mientras que Carlos Paredes tenía trabajo, la obra social cubría todo, pero ahora donde antes había posibilidades hay solo interrogantes.

“¿Cómo vamos a hacer? ¿de dónde vamos a sacar (la plata para solventar el tratamiento)?”. “Ahora, dígame usted ¿de dónde voy a sacar yo para pagar una cobertura?”.

Carlos tiene 44 años, es el mayor de los tres hermanos que trabajaban en Tabacal y fueron despedidos recientemente. Los tres nacieron y se criaron en Hipólito Yrigoyen, pueblo nacido a expensas del ingenio y cuya asfixia sufre, constreñido sin tierra donde crecer. Los tres hermanos son hijos de Juan Carlos Paredes, trabajador del ingenio por 35 años, y que falleció a los 67 años, a solo dos años de haberse jubilado.


Carlos participa activamente de las protestas y movilizaciones de los trabajadores y ex trabajadores del ingenio. Pero no se hace ilusiones: “Ellos (la empresa) no tienen intenciones de negociar. No quieren saber nada con reincorporar a todos los compañeros”.


Pero Carlos no se preocupa tanto por la pérdida del trabajo (quizás acostumbrado a buscarse la vida con mil oficios) como por la suerte de su hija. Hace dos años saltó lo de su enfermedad. Primero les decían que podía ser apendicitis, pero a la familia le llamó la atención que el dolor se ubicaba en la parte de atrás, insistió con los médicos hasta que alguien descubrió que era una deficiencia renal. En esas idas y venidas la salud de la nena “se complicó” y tuvieron que trasladarla de urgencia a la ciudad de Salta, fue el 26 de enero de 2016, justo el día en que fallecía el padre de Carlos.

En el Hospital Materno Infantil se determinó que efectivamente la nena había nacido con quistes en ambos riñones. Para entonces tenía 13 años y para los médicos era inexplicable que no hubiera tenido síntomas antes. Se dispuso que debía realizar diálisis cuatro veces al día y la operaron para ponerle un catéter.

Dos meses se quedaron en Salta capital, hasta que a principios de abril le dieron el alta. Carlos y la madre de la nena, de la que está separado, tuvieron que acondicionar una habitación para su hija, con un baño de uso exclusivo. “Hasta hoy en día va bien, va respondiendo bien”. Pero la casa no era suya y después de mucho tratar de conseguir una vivienda por vía del IPV, un concejal les regaló un terreno con una casita prefabricada en el barrio 62 hectáreas, y ahí comenzó Carlos a valerse de su oficio de albañil para acondicionar otra vez una habitación y hacer un baño para la nena.

Asamblea-el-tabacal
Asamblea trabajadores del Ingenio El Tabacal

En marzo del año pasado Carlos, la madre y la nena fueron a Buenos Aires, para ver la posibilidad de un trasplante de riñón. Se determinó que la madre será la donante.

Entonces se había previsto que la intervención quirúrgica se iba a hacer el 14 de mayo de 2017, pero debió suspenderse por un virus hospitalario. En agosto hubo otro contratiempo. Luego, la madre debía bajar 16 kilos para ser operada. Ya bajó 13,500 y según la médica de Salta está en condiciones de ser intervenida, sin embargo, el hospital de Buenos Aires no fijó una nueva fecha todavía. Y “ahora nos damos con la noticia de los despidos estos y ahí ya se nos complicó un montón (…). Mi hija estaba destrozada, la madre peor (…). Yo renegaba, por qué, si mi hija ya tendría que haber sido operada, ahora cómo vamos a hacer, de dónde vamos a sacar”.

Además, la nena necesita medicamentos, los insumos para la diálisis y los estudios que se hace mes a mes. El tratamiento solamente, demanda unos 50 mil pesos mensuales que ahora cubre la obra social.


“La obra social desde que yo he caído con mi hija enferma, siempre se ha portado bien. Nunca nos ha dejado solos, al contrario”. Con los despidos, lo tranquilizaron que iba a seguir teniendo la obra social y se llegó a un acuerdo para ello. Sin embargo, Carlos destaca que el ingenio no tuvo contemplación, “y eso que yo fui a golpearle las puertas”, habló con directivos, y aun así “no han tenido consideración por lo menos por mi hija, porque ella es la que necesita que yo trabaje para tener su cobertura social”.


Carlos contó a Vove que cuando se enteró del despido se “quería morir”, increpó a su jefe directo: “Ahora, dígame usted ¿de dónde voy a sacar yo para pagar una cobertura?”.

*Por Vove

Palabras claves: desempleo, despidos, economia

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