Más cerca de encontrar a Daniel Solano
Daniel Solano era un joven guaraní de 24 años, oriundo de Tartagal (Salta) y en noviembre del 2011 desapareció en Choele Choel (Río Negro). En esta desaparición hay implicación policial, empresarial y judicial y el caso tiene 25 causas conexas por otras desapariciones y muertes de trabajadores norteños, trata de personas, narcotráfico, estafa laboral y corrupción empresarial, entre otras.
Por Eugenia De Rossi y Jessica Visotsky para ANRed
Entre junio y octubre en la zona del Alto Valle y Valle Medio del Río Negro, los trabajadores de la fruta (conocidos como trabajadores golondrinas) hacen raleo, cosecha y poda en la actividad frutícola. Son miles que año a año migran temporalmente allí para realizar estas tareas; en su mayoría pertenecen a comunidades indígenas y muchos de ellos son analfabetos o hablan en sus lenguas originarias.
Daniel Solano tenía estudios secundarios y percibió que los estaban estafando con la paga, a él y a sus compañeros de Agrocosecha, la empresa que tercerizaba trabajadores a la trasnacional Expofrut Univeg Argentina (uno de sus directivos es el actual embajador argentino en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa). Daniel comenzó a reclamar, a exigir y organizarse con sus compañeros y fue desaparecido en la madrugada del 5 de noviembre de 2011.
En estos años se han realizado numerosas búsquedas, nunca se descartó ninguna posibilidad, pero desde diciembre de 2014 se está solicitando una pericia en un jagüel, un pozo de 80 mts. de profundidad. Esta pericia contó con una resistencia judicial por supuestas razones de seguridad por parte del anterior Juez Martínez Vivot y el fiscal Guillermo Bodratto.
El sitio ubicado en el campo La Manuela, a 27 km de Choele Choel (Ruta Nacional 22, km. 977), fue denunciado por un testigo de identidad reservada en el año 2014, quien relató que en este jagüel fue arrojado el cuerpo de Daniel después de que policías de Choele Choel y Lamarque lo sacaran de un boliche bailable (Macuba) y lo asesinaran.
La familia Solano acompañada por la querella, apeló la decisión de no inspeccionar el jagüel, reiteradas veces denegada hasta octubre de 2017 cuando el actual juez Roberto Gaviña resolvió que se lleve adelante la medida de exploración con un protocolo de descenso con máquinas, no con personas.
El jagüel fue adulterado
En medio de esta pericia se pudo comprobar algo que los abogados querellantes Sergio Heredia y Leandro Aparicio, habían denunciado en 2015: el jagüel fue adulterado. En ocho días de trabajo de la empresa petrolera salteña que se encuentra operando allí, es muy poco lo que ha podido extraerse hasta el momento, pese a las largas y calurosas jornadas de trabajo. En su momento, la inspección de 2015 con descenso de una cámara infrarroja, sumado a lo que declararon los testigos respecto a los elementos arrojados en el pozo (basura, una heladera, restos de animales) no se condice con lo que se ve ahora. Luego de tres años de la primera inspección, estamos ante una base de cemento.
Ante las dificultades que presentaba el trabajo con máquinas, el juez Gaviña autorizó el descenso humano. Con la pericia que se llevó a cabo quedó claro que se podía descender, razón de seguridad que frenaba la medida. En esto fue clave el rol de un trabajador norteño, oriundo también de la provincia de Salta, Guillermo Rafael Tufiño, quien fue minero en la provincia de Santa Cruz, y que en el quinto día de la pericia descendió nueve veces (incluso con una moladora) y extrajo materiales de muestra. Esto deja al desnudo que impedir el descenso contribuyó estos años a mantener bajo un manto de impunidad a los responsables del asesinato y desaparición de Daniel.
El séptimo día fue clave en el descenso, tras traspasar el primer bloque de dureza se bajó con una cámara infrarroja y se logró comprobar que hay cemento en el fondo. Esto conmovió al padre de Daniel, Gualberto Solano que le manifestó al abogado: “Me lo envolvieron en cemento”. Gualberto Solano viajó a encontrar a su hijo en 2011 y hace 6 años está en un acampe en Choele Choel.
Trabajadores norteños buscando
Durante el octavo día se trabajó hasta tarde, alentando a los trabajadores mientras anochecía en el campo La Manuela. Se probó una nueva herramienta y otra será usada en estos días, pues tal como manifestaron los trabajadores petroleros «en los pozos se usa la creatividad».
En este caso se suma la solidaridad de talleres mecánicos particulares, poniendo tiempo y recursos para fabricar y reformar herramientas para la búsqueda de Daniel, vecinos, jóvenes y mujeres de la parroquia que, junto al Padre Cristian Bonin, tienen un rol central en el cobijo a la familia y abogados durante estos seis años. También militantes de organizaciones políticas que se acercan, vecinos que quieren saber qué esta pasando y que incluso comparten sus conocimientos sobre pozos y construcción. Todos quienes se acercan lo hacen con agua, hielo, mate, tereré y tortas fritas para los trabajadores y para quienes acompañan día a día la pericia en el jagüel.
Una decena de trabajadores norteños, empleados de la empresa de perforaciones salteña que vino al Valle Medio a realizar la medida, buscando a otro trabajador norteño, y que a pesar de los obstáculos que se presentan se han involucrado más allá de su labor. «Esta búsqueda nos tocó el corazón”, dijo uno de ellos. Esta causa puso al desnudo la explotación y muerte a la que se enfrentan los norteños al salir de su tierra para trabajar en el sur.
«Vamos a encontrar a Daniel»
Tampoco es habitual la fuerza y el compromiso de los abogados querellantes, Sergio Heredia y Leandro Aparicio, quienes desde hace 6 años vienen batallando en esta causa junto a la familia de Daniel. Uno salteño, de Tartagal, abogado de comunidades indígenas, el otro del sur, de Bahía Blanca, comprometido en causas que desnudan crímenes del poder y delitos socio-ambientales. Ambos han trabajado dando lugar a una mega-causa, empleando y buscando otros medios y lenguajes cuando percibieron que las herramientas que provee el derecho no alcanzaban. Realizaron una película documental en 2013 y se encargaron de difundirla y proyectarla en distintos pueblos y ciudades, ante comunidades y trabajadores. El film se llama «Dónde está Daniel Solano. Diario de una causa» y puede verse en YouTube.
Si no fuera por abogados particulares, comprometidos con los derechos de estos jóvenes trabajadores, estas causas quedarían en la más absoluta impunidad y silencio. Heredia denuncia estar ante una justicia privatizada porque con el nuevo código penal de Río Negro son los propios querellantes quienes tienen que garantizar la realización de las pericias. Eso es lo que está en curso: tuvo que ser la querella y la familia quienes gestionen los fondos para garantizar una medida millonaria.
El juicio oral será a partir del 20 de febrero en Fiske Menuco, General Roca (Río Negro) y contará con dos audiencias semanales. La medida de peritaje del jagüel continuará estos días hasta lograr extraer el contenido. El cemento es duro pero «nosotros somos más duros y resistentes y vamos a encontrar a Daniel», dice Marcela, una compañera de la causa.
El premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel y el Serpaj están acompañando la causa con su presentación como Amicus Curiae que fue rechazado por el juzgado de General Roca, fallo que fue apelado hace unos días.
*Por Eugenia De Rossi y Jessica Visotsky para ANRed.