Brasil: «Lula y Dilma son responsables del Estado Policial que hoy se vuelve en su contra»
Luego de la confirmación de la sentencia al ex presidente de Brasil, Lula da Silva, se oyeron muchas voces cuestionando el juicio y reclamando la posibilidad de que el líder petista pueda ser candidato en las próximas elecciones. No solo Lula sufre las consecuencias de la injusticia brasilera, que desde el gobierno, él y su partido no han alterado.
Por Cecília Olliveira / Traducido por Sebastián Sánchez para ZUR
“El Juez Moro actuó injustamente. No respeto la ley al ejecutar una sentencia contra un hombre inocente. Como cuando se extermina a un joven negro. Y éste es juzgado, condenado y ejecutado no por hacer algo ilegal, (…) simplemente por ser negro”.
Hmmm. ¿Sera verdad?
Ésta frase fue dicha por la diputada federal petista Maria do Rosário en un acto en defensa de Lula el pasado martes en Porto Alegre -y cayó mal entre quienes conocen algo sobre el tema.
“No tengo palabras para definir ese tipo de comparación. Es algo descabellado y extremadamente oportunista”, retruca, indignada, Fabiana*, que vio el vídeo de donde vive hace 29 años: Cidade de Deus, la Zona Oeste de Rio de Janeiro. Me desperté oyendo tiros de armas pesadas, y mi preocupación era por mi madre que vive en la otra parte del barrio y estaba saliendo para el trabajo. Cuando hable ella había salido. Yo tuve que salir mas tarde de casa”. Hasta el momento, los vecinos de Fabiana informan de cinco muertos durante la operación policial en curso.
El discurso de la diputada es apenas uso político de los dolores ajenos. Algo que pasa con frecuencia sobre todo entre políticos cuando quieren defender sus banderas. Pero Rosario no está sola en esto – es una falacia retorica que se hace cada vez mas popular entre ciertos segmentos de la izquierda, y que subió un escalón más en el juicio de Lula.
Un ejemplo es éste post del PSOL
El post fue tan criticado que el partido hizo un mea culpa diciendo que “la idea de la imagen no fue afirmar que el juicio y la condena sin prueba comienzan con el caso Lula. Por el contrario: esto existe y produce injusticias en Brasil desde hace mucho tiempo, basta ver el absurdo caso de Rafael Braga”.
Las comparaciones ente la prisión de Lula y la de Rafael Braga, que inundaron las redes sociales, son otro fuerte ejemplo de esa equivocada asimetría. Detenido durante las manifestaciones de junio del 2013 con dos botellas de pinho sol (marca del limpiador de piso), el ex-clasificador de latas terminó condenado a cinco años de prisión. Fue liberado, pero acabo preso nuevamente por tráfico de estupefacientes. A pesar de las denuncias levantadas por la defensa de lo flagrante que fue el montaje realizado por la policía, el fue condenado a 11 años de prisión.
Los Rafael son muchos. En 2006, cuando fue aprobada la nueva ley de Drogas, 401.236 personas estaban en la cárcel y Brasil era el 4º país que mas gente presa tenía. Pasados 11 años el numero de presos se duplicó. Uno de cada tres presos es por trafico de drogas. De 726 mil detenidos, 40% no fueron juzgados – o sea están ilegalmente presos sin haber sido condenados. ¿Cuántos de ellos usted cree que tienen abogado?
El número de muertos por la policía de Rio de Janeiro, la misma que encarceló a Rafael Braga, siguió la lógica, solo en 2017 fueron más de 1000 asesinados, la mayor cifra en estos 10 años.
De inmediato es difícil hacer una comparación con el caso de Lula, que aún condenado continua libre mientras aguarda la apelación. La próxima semana él incluso viajará al exterior.
Partidarios de Lula lo comparaban con Rafael Braga, único preso y condenado durante las manifestaciones del 2013 -que fueron contra los aumentos de tarifas de ómnibus, por más derechos sociales y contra los partidos políticos entre ellos el PT.
Este paralelo queda aun mas absurdo cuando uno compara las condiciones de vida de los jóvenes negros y pobres, como Rafael, que fueron severamente impactadas por situaciones especificas donde el PT es atormentador y no aliado. Ley de Drogas es una de ellas.
Aprobada en 2006 durante el gobierno petista, fue factor clave para el drástico aumento de la población carcelaria de Brasil, especialmente contra los jóvenes negros y pobres como Rafael. Fue también en la gestión petista que hubo un recrudecimiento penal que nos dejó como legado la ley de Organización Criminales, la Ley Antiterrorismo y la indicación de ministros no siempre ligados al campo jurídico progresista para el Supremo Tribunal Federal y de Justicia. Y también tenemos una gestión penitenciaria precaria y la creación de la Fuerza Nacional de Seguridad.
Y para quien ya olvidó, la manifestación en que Rafael Braga fue arrestado fue una respuesta del gobierno petista de Dilma Rousseff, que a pesar de decir oír las calles, echó mano de la autoritaria Garantia da Lei e da Ordem (GLO). Que hace uso de las Fuerzas Armadas en situaciones para “mantener la seguridad pública”. Dilma abrió la puerta para el uso de las Fuerzas Armadas en las favelas y peor: para la ley que restituyó el juzgamiento en tribunales militares para aquellos que atentaran contra la vida de civiles durante operaciones de (GLO). El precio alto ya comenzó a ser pago por siete jóvenes asesinados durante la operación del ejercito en el Complejo do Salgueiro, en São Gonçalo a poco más de dos meses.
Ésta respuesta bélica contra las manifestaciones fue ignorada o hasta apoyada por sus partidarios. “Fueron las manifestaciones de junio que produjeron la primera purga de una presidenta de la República hasta entonce muy popular”, dijeran.
“Todo eso contribuyó de manera decisiva para lo que el PT está sufriendo hoy”, dice Lucas Sada uno de los abogados de Rafael Braga. “Lula sufre persecución política, de la cual es responsable junto a Dilma por haber incrementado el estado policial que hoy se vuelve contra él mismo”, comentó. “Condenado sin prueba es una regla. Lo que no es normal es que cuando el sistema penal decide actuar contra él (Lula)– hoy de otro estrato social, a pesar del origen – Tal como actúa contra los pobres en general, por un carácter ideológico y político”, enfatizó Sada. Para el abogado el absurdo jurídico es similar pero la diferencia está en “los ríos de tinta que se gasta con Lula y no se gasta con nadie más”.
El juicio de Lula – que concuerdo, tiene dos pesos y dos medida en relación a los demás caciques de la clase política – Comenzó el miércoles a las 8:30 am. La Cidade de Deus ya estaba bajo los tiros hace exactamente 1 hora y 39 minutos. El juicio acabó. Los tiroteos no.
Fabiana llegó al trabajo tarde, pero llegó. Viva. Esquivando las balas de una operación policial que cerro la Linha Amarela una de las calles de mayor circulación del estado. Pobladores se quejaron de que los soldados entraron a la casas sin orden ni autorización. Cosa normal para quien vive donde el CEP no da aval de ciudadanía.
De acuerdo con datos del mapa colaborativo Fogo Cruzado, la Cidade de Deus fue campeona en tiroteos/disparos de arma en 2017: 175, con 19 muertes y 45 heridos. Pasaron a penas 25 días desde el inicio del año, y ya hoy se registraron al menos 32 tiroteos en la región. Solo ayer se registraron tiros en 11 lugares diferentes del barrio – que tienen Unidad de Policía Pacificadora desde el 2009. Es la continuación de la ocupación militar travestida de paz que Dilma uso como moneda de campaña y que Lula apoyó.
“Ahora la policía golpea a quien tiene que golpear”, Lula llegó a decir. Aún así que ese plan falló. Tal vez por eso los grupos de vecinos de las favelas (de los grupos de los cuales soy parte) ni siquiera hablaron sobre “el juicio del siglo” ocurrido ayer en Porto Alegre.
La democracia que parece estar siendo sacudida para unos ni siquiera llegó para otros.
*Por Cecília Olliveira / Traducido por Sebastián Sánchez para ZUR. / Publicado originalmente en The intercept.
* Fabiana es un nombre ficticio de una habitante que prefirió no ser identificada por cuestiones de seguridad.