Actos de fe en el FIFV 2017
En una ciudad icónica para la fotografía chilena, desde 2010, un grupo de productores culturales realiza el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV). Gastón Bailo, fotógrafo radicado en Córdoba, participó de su octava edición y nos contó sobre su experiencia en uno de los festivales más importantes de Latinoamérica.
Por Redacción La tinta
Valparaíso es la ciudad en la que se realizaron los primeros daguerrotipos de Chile y donde se instalaron los primeros estudios fotográficos a mediados del siglo XIX. Además, el reconocido fotógrafo Sergio Larrain realizó uno de los trabajos más importantes de la historia de la fotografía chilena, mostrando la vida de la ciudad-puerto en las décadas del 50′ y 60′ del siglo pasado: «Valparaiso».
Desde 2010, y gracias a un gran equipo de trabajo, la cautivante ciudad alberga el FIFV. Con el propósito de ser una instancia no sólo de exhibición, sino de producción, intervención, formación y debate, el festival se convirtió rápidamente en una referencia ineludible para la fotografía de estas latitudes. Muestras, debates, talleres, conferencias y diálogos abiertos son algunas de las propuestas que diferencian la oferta del festival.
Entre esas propuestas se encuentran las Brigadas Fotográficas: una invitación a abordar la ciudad –su patrimonio, sus problemáticas– desde la fotografía pensada y realizada en colectivo. Este año, Gastón Bailo formó parte de uan de las brigadas que trabajó la idea de «Actos de fe».
Compartimos su experiencia y algunas imágenes que resultaron de este trabajo colectivo:
Antes de decidir ir al Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso (FIFV, según sus siglas) sucedieron dos hechos que hicieron posible mi experiencia.
Lo primero que sucedió fue que venía desarrollando un trabajo personal y necesitaba la mirada de alguien que pudiera ayudarme a seguir adelante. Así acudí a la curadora Romina Resuche. Nos conocimos en un bar de Tigre donde trabajamos varias horas en el proyecto y, al finalizar, ella comenzó a contarme sobre Valparaíso y principalmente sobre el FIFV. El entusiasmo despegó cuando me propuso que llevase mi trabajo para mostrarlo entre los compañeros y así seguir avanzando. En ese momento decidí ir. Sin embargo faltaba la llegada de un mail que haría que el viaje sea un hecho en si mismo. Unos días más tarde recibo un correo de Diego Briseño, fotógrafo y tallerista de Valparaíso, quien me contaba que estaba utilizando un material de educación popular en fotografía que diseñamos junto a Victoria Díaz: “Nuestro Flash”. Así fue como me puse en contacto con Diego quien me dio hospedaje y con quien terminamos trabajando juntos.
Llegué al FIFV con muchas ganas pero sin muchas actividades, así fue que Diego me invitó a participar en la Brigada Fotográfica llamada “Pan con Cloro”. El objetivo era realizar un trabajo colectivo poniendo la mirada en “actos de fe”. Entonces junto a Rocío Toledo, Joaquín Hernández, Armando Vega y Joaquín Rodríguez salimos a buscar la fe por las calles de Valpo durante los días del festival. Trabajamos en equipos e individualmente a la hora de realizar las tomas. La primera selección fue realizada de manera grupal al igual que la edición de las imágenes. Finalmente, la última colección de imágenes, así como las fotografías para la muestra fueron escogidas por los editores de las Brigadas.
Más allá de la experiencia fotográfica, llena de aprendizaje y motivación que contagia el festival, considero que es la parte humana, los amigos, los vínculos, la cercanía, lo más importante que traje del FIFIV.
*Por Redacción La tinta