«No puedo parar de llorar de la alegría”
Victoria Aguirre, de 24 años, estudiante de Magisterio, estaba presa desde hace casi tres años en Oberá, Misiones. El tribunal la absolvió por el beneficio de la duda y condenó a 19 años de prisión a su pareja Rolando Lovera. Desde enero de 2015, ambos estaban detenidos por el crimen Selene, la hija de Aguirre, de dos años y medio, quien falleció como consecuencia de un golpe que le fracturó el cráneo.
Por Mariana Carbajal para Página/12
Victoria Aguirre fue absuelta. La joven, de 24 años, estudiante de magisterio, presa hace casi tres años en Misiones, recuperó su libertad. El Tribunal Penal de Oberá, especialmente conformado para este juicio, la absolvió -por el beneficio de la duda- y condenó a su ex pareja, Rolando Lovera, a 19 años de prisión, por considerarlo autor material del homicidio de Selene, la hija de Aguirre, de dos años y medio, quien falleció como consecuencia de un golpe que le fracturó el cráneo, a fines de enero de 2015. Desde entonces, ambos estaban presos, acusados del crimen de la niña.
“Siento que estoy en un sueño nuevamente. Estoy feliz, no puedo parar de llorar de la alegría”, dijo a Página/12 la muchacha, minutos después de escuchar el veredicto, entre cánticos que celebraban la sentencia, en la puerta del edificio donde se llevó adelante el juicio y la esperaban integrantes de organizaciones de mujeres, sindicales y de derechos humanos, que la acompañaron a lo largo del proceso judicial.
“Este fallo es muy importante porque marca un antecedente bisagra en la justicia de Misiones que tiene una trayectoria histórica en juzgar sin perspectiva de género. Teniendo en cuenta el contexto de violencia de género que vivió Victoria junto a Lovera, el camino era la absolución. Celebramos esta sentencia”, dijo a este diario la abogada Indiana Guereño, directora del Observatorio de Prácticas Penales de la Asociación Pensamiento Penal, organismo que fue veedor del juicio y además, analizó transdisciplinarmente el expediente –con una psicóloga forense, una socióloga especializada en género y dos abogadas—y llegó a la conclusión de que la joven no tenía responsabilidad alguna en el hecho por el cual fue juzgada junto a Lovera.
La sentencia “tiene que ser un mensaje para todos los tribunales: no se la puede tener a una persona presa por tres años sin pruebas suficientes para después absolverla. Desde el primer día no había ninguna prueba en su contra. ¿Por qué no la excarcelaron? Es un modus operandi de la provincia. Mantienen a la persona privada de la libertad para después resolver en juicio. No se puede hacer eso”, objetó la abogada.
“Fue una jornada agónica hasta que escuchamos la sentencia absolutoria”, contó a Página/12 Claudia Aguirre, hermana de Victoria, y quien logró armar una articulación feminista que permitió visibilizar el caso en todo el país. La emoción le brotaba en la voz. La madre, el padre y los demás hermanos de la joven, estuvieron también en la sala de audiencias esperando la lectura del veredicto. En el juicio, se presentó como amicus curiae el Instituto Nacional de las Mujeres, quien consideró que se trató de un “femicidio vinculado” y pidió la absolución de Aguirre.
Para Guereño, el fallo demuestra que la acusación contra la madre de Selene era “forzada, basada en prejuicios de género, en rumores, que es un problema que venimos notando a lo largo y ancho del país, cuando se juzga a mujeres, pero en esta causa era más patente, porque no había pruebas”. La fiscal siempre quiso construir la idea de “mala madre”, de que la joven descuidaba a su hija y la acusó de no haber pedido ayuda para protegerla. “Varias de las causas que estuvimos trabajando en Misiones, donde se juzgan mujeres, ponen el foco en sus modos de vida y no en los hechos por los que llegan a juicio. En el caso de Victoria, la fiscal le recriminaba no haberse escapado, sin tener en cuenta el contexto de violencia de género que estaba viviendo esos días de enero con Lovera”, agregó la abogada.
Los fundamentos del fallo se conocerán después de la feria judicial, probablemente a mediados de febrero. El juicio estuvo a cargo de un tribunal especial compuesto por los camaristas Jorge Villalba, Graciela Heppner y Azucena García de González. En julio el debate fue suspendido porque la defensa de Aguirre objetó a los jueces del Tribunal Penal N° 1 de Oberá, que estaban a cargo, de no ser imparciales y luego se inhibieron. La fiscal Estela Maris Salguero de Alarcón, en su alegato, pidió una pena de prisión perpetua para ambos acusados, y de esa forma, agravó la imputación al considerar que actuaron con “alevosía”.
Aguirre llegó a juicio imputada de “homicidio agravado por el vínculo” y Lovera, de “homicidio simple”. La joven, que no declaró en este juicio, siempre sostuvo que vivió una semana de terror junto a Lovera, en el marco de los cuales su hija terminó muerta. Aguirre había declarado que Lovera la despertó en la madrugada del 29 de enero de 2015 y le entregó a la niña: posiblemente ya sin vida. Esa madrugada –según su relato— fue el final de una sucesión de ocho días en los que estuvieron secuestradas, y ambas, madre e hija, sufrieron numerosas escenas de violencia de parte de Lovera, que incluyeron humillaciones, descalificaciones y violaciones a ella y zamarreos, golpes, empujones, cachetadas y quemaduras con cigarrillos, a la niña.
Los aspectos resolutivos de la sentencia se leyeron luego de un cuarto intermedio, al finalizar los alegatos de la defensa de Lovera, a cargo del abogado Raúl Martín Moreira, y de Aguirre, en la voz de Eduardo Paredes, referente en Misiones de la ONG Proyecto Inocencia, una organización creada en Estados Unidos que actúa en casos de condenas injustas. Paredes se hizo cargo de la defensa de Aguirre junto a Roxana Rivas, de la CTA Autónoma de Misiones, luego de que se suspendiera en julio el debate oral. Ambos ya intervinieron juntos en la defensa de María Ovando, una mujer muy pobre, absuelta hace 5 años en la misma provincia, tras estar presa 20 meses, acusada de haber dejado morir a uno de sus 12 hijos, una niñita de 3 años.
Selene tenía una enfermedad congénita que le causaba discapacidad. Aguirre y Lovera hacía un año que se conocían y seis que habían formalizado la relación como novios. El 31 de diciembre de 2014 decidieron irse a vivir juntos a una casita que alquilaron y el terror comenzó a partir del 21 de enero de 2015. Una semana después, Selene terminaría muerta.
*Por Mariana Carbajal para Página/12.